bilbao - Nada más culminar su viaje institucional al Vaticano para presentar su propuesta Share, el lehendakari Iñigo Urkullu arrancará formalmente el curso con el tradicional Consejo de Gobierno en el Palacio Miramar de Donostia. Este comienzo intenso sirve de preludio para los próximos meses, donde el Gobierno vasco abordará una negociación muy complicada para tratar de aprobar los Presupuestos del año próximo en un contexto político desfavorable, marcado por una posible repetición de las elecciones generales en el Estado y el consiguiente clima de tensión entre los partidos propio de toda fase preelectoral.

En este momento, la inestabilidad en el Estado es la principal amenaza y ya hay voces, como la del líder de Podemos Euskadi, Lander Martínez, que anticipan que una repetición de las generales complicaría la negociación de las Cuentas vascas. Podemos ha mostrado hasta la fecha una actitud más proclive a la negociación que en anteriores ocasiones.

Aunque el Gobierno vasco ha aprobado en los últimos meses proyectos de enjundia como la modificación de la Ley de Policía y ha podido iniciar la tramitación de la reforma de la renta de garantía de ingresos (en ambos casos con los votos del PP), sobrevuela el riesgo de bloqueo por parte de la oposición, como ya sucediera con la ofensiva que provocó la prórroga presupuestaria y la caída del consejero Darpón. La repetición de las elecciones generales no haría sino enrarecer aún más el clima político.

Mientras tanto, el Gobierno español sigue en funciones y el Ejecutivo vasco carece de un interlocutor estable para abordar las transferencias y las obras del TAV. Para más señas, si hubiera una repetición electoral en el Estado, el nuevo gobierno no se conformaría como mínimo hasta enero, que era precisamente la fecha donde tenía que quedar cumplido el calendario de transferencias con las últimas remesas sobre los aeropuertos, los puertos y las prisiones, entre otras materias. Con la repetición electoral, por lo tanto, el calendario quedaría ya de manera formal y solemne reducido a papel mojado sin un solo avance desde abril y tras el acuerdo sobre la AP-68, que se sumó al de la AP-1 y dos líneas de tren. - Miriam Vázquez