La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra confirmó la sentencia a un varón, de nacionalidad española y sin antecedentes penales, al que el Juzgado de lo Penal Nº2 de Pamplona condenó a pagar una multa de 1.080 euros y al pago de las costas procesales por haber cometido un delito de resistencia y desobediencia grave a la autoridad tras forcejear con la policía al negarse a llevarse a sus tres perros, que generaban molestias en la calle. Mientras ello se producía, el acusado almorzaba en un bar próximo y luego se negó a mostrar su documentación a los agentes.
La sentencia considera probado que el 17 de diciembre de 2022, hacia las 15.40 horas, el encausado dejó atados tres perros en una señal de tráfico de la calle Aralar de Pamplona y, seguidamente, se dispuso a almorzar en un bar próximo, mientras que sus mascotas estuvieron ladrando durante un rato. Como consecuencia, vecinos reclamaron la presencia de dos agentes de la Policía Municipal de Pamplona.
Estos se acercaron al lugar donde se encontraba el acusado para pedir que se llevase a los perros. Este, lejos de obedecer a los agentes, se negó y dijo: “Me vais a joder la comida. Tomo un café y en quince minutos me los llevo”. No obstante, los policías le comentaron que debía soltar inmediatamente a los perros, se volvió a negar, le insinuaron que iba a ser denunciado y le pidieron su identificación.
El acusado contestó que no llevaba su documentación y que iba a llevarse a los animales sin proporcionar su identificación. Por este motivo, uno de los agentes trató de sujetarlo para impedir su huida, el acusado braceó “tenazmente” para impedir la actuación policial “hasta el punto de que fuera necesaria la intervención de dos agentes para reducirlo, dada la fuerte oposición mostrada por el imputado”.
Una vez engrilletado, trató de impedir su introducción en el furgón policial, provocando su propia caída al suelo.
Se desestima el recurso de apelación
Ante esta sentencia —que cuenta con la atenuante de dilaciones indebidas por el retraso injustificado del proceso judicial—, la representación procesal del acusado interpuso un recurso de apelación alegando un error en la valoración de la prueba y señalando que, después de estar esposado, sufrió una caída de la que los policías declararon que no fue provocada por ellos.
No obstante, desde la Audiencia Provincial determinaron que no se cumple tal condición, ya que “el acusado no solo salió del lugar en el que estaba comiendo y soltó a los perros de la argolla, sino que se encontraba con dichos animales atados con una cuerda cuando fue esposado”.
Por otro lado, las declaraciones de los agentes también están “sustancialmente corroboradas” por la propia declaración del acusado, quien relató los hechos, afirmó que se intentó zafar, que se agobió y se asustó y que le pusieron las esposas, de manera que “no existen indicios que apunten a una valoración irracional, absurda o arbitraria, Hubo una actitud por parte del acusado renuente al cumplimiento de las órdenes reiteradas de los agentes. No fue un incidente momentáneo y esto generó un evidente conflicto que precisó de la intervención de refuerzo en el lugar.