- La gestión de la emergencia sanitaria del coronavirus por parte del Gobierno español ha provocado la primera turbulencia grave en la relación con el PNV. Los jeltzales son un socio esencial para la pervivencia de la legislatura de Pedro Sánchez, y ayer avisaron de que la confianza ha quedado “resentida” después de que el socialista haya impuesto en todo el Estado el cierre de la actividad económica no esencial. El cierre supone cortar por el mismo patrón a comunidades tan diferentes como Canarias, donde el impacto no sería tan elevado, y la CAV, donde el peso de la industria es clave y esta medida puede provocar una crisis que afecte al empleo. Tras arrimar el hombro y morderse la lengua con otras medidas que no compartía, el PNV anunció que no va a ser “cómplice” de los “errores” de Sánchez. No va a apoyar este decreto cuando se convalide en el Congreso de los Diputados. Esta decisión le permite dar un tirón de orejas a Sánchez y lanzar un aviso a navegantes, pero en ningún caso provocaría una crisis que desestabilice la legislatura o la gestión de esta emergencia sanitaria: es probable que la votación llegue con los efectos del decreto ya desplegados porque tendrá una vigencia de dos semanas, mientras que el plazo para convalidarlo es más laxo y se extiende hasta finales de abril.

Ahí es donde entra en juego la segunda parte del mensaje del PNV: dice que seguirá siendo “responsable” y no pretende hacer caer al gobierno.

“Un Gobierno en minoría debe saber, por mucho estado de alarma que esté en vigor, que sigue en minoría, y debe tener muy presente por qué está donde está y gracias a quién está donde está. Insistimos, sabemos separar el grano de la paja y no vamos a desestabilizar nada. Vamos a actuar con la seriedad y responsabilidad que la situación nos demanda, pero lo que no vamos a hacer es dar cobertura política ni mediática a los errores de Sánchez”, avisan en Sabin Etxea.