- "Creo que esto va a terminar siendo socialmente tan traumático que a la salida de la pandemia muchos comportamientos sociales van a ser distintos, y eso va a afectar también a actividades económicas", afirma Longas, escéptico ante la posibilidad de que finalmente cristalice un cambio de modelo económico, aunque sí advierte un posible fortalecimiento de la socialdemocracia si "hay un cambio de enfoque efectivo" en cuestiones relacionadas con la sostenibilidad.

¿Se dibuja un cambio sobre la importancia de lo público?

-Que hay un cambio es evidente. Lo hubo en la anterior crisis, aunque se agotó pronto. Entonces ya se habló mucho de cambios del modelo económico, pero al final se quedó en nada. Esta vez ha afectado a servicios públicos esenciales, sobre todo a la sanidad. Se ha visto claramente la importancia de un sistema sanitario público e universal. Seguramente, desde el punto de vista social, esto cale más que esas elucubraciones en la crisis financiera. Por ese lado sí se valora mucho más lo público, y por otra parte no tiene nada que ver la reacción de la Unión Europea ante esta situación con la que tuvo en la crisis financiera. Esa es una diferencia fundamental para lo que pueda pasar en los próximos años.

Esas expectativas no consumadas en la anterior crisis son un aviso.

-Yo soy bastante escéptico. Creo que si hay cambios no van a ser muy drásticos, pero sí que hace falta un empuje potente para conseguir pequeños cambios. Ahora también se vuelve a a hablar de cambio de modelo económico. El Gobierno español ha diseñado un plan que al menos en algunos aspectos presupuestarios es más ambicioso que las reacciones en la anterior crisis. El Gobierno de Navarra parece que ha reaccionado rápidamente sacando adelante un plan, pero yo no termino de ver ese cambio de modelo. La otra vez se empezó hablando de la importancia de la educación, ahora se habla mucho de los servicios públicos, sobre todo la sanidad universal, pero luego habrá que ver si eso se sustancia en un cambio de modelo. Puede haber cambios graduales, pero un gran cambio yo no espero porque es muy complicado, y las élites políticas no suelen empujar decididamente en esa dirección, sino más bien aceptarlo con cierta resignación.

El propio Gobierno de Navarra marca un horizonte mucho más allá de esta legislatura.

-No es tanto lo que se haga ahora en la situación de crisis, sino lo que se empiece a hacer en cuanto se pase. En la anterior crisis, prácticamente al día siguiente ya la obsesión era conseguir crecimiento económico para que se recuperaran los ingresos, y nos olvidamos de las transformaciones estructurales. Si ahora volvemos a intentar retomar otra vez el crecimiento económico y el aumento de los ingresos, dentro de 5 años estaremos en las mismas. Con otra causa, pero en las mismas.

La estructura laboral se resiente en cuanto deja de circular el dinero.

-Las sociedades son así, todos somos interdependientes. Pero una cosa es que al pararse la hostelería hay un daño a la economía, y otra, que la conclusión que saquemos es que hay que fomentar la hostelería. En la anterior crisis el Gobierno de Navarra se dedicó a subvencionar televisores de plasma. Eso no sirve para nada. Yo no dudo de lo difícil que es la situación de la hostelería, y habrá que ver mecanismos de apoyo, pero la salida de la crisis no pasa por fomentarla. Poniendo simplemente parches es complicado que se lleguen a cambiar los modelos económicos.

¿Hay riesgo de que la indignación se decante fuera de Navarra hacia la extrema derecha?

-La extrema derecha siempre ha prosperado cuando la clase media se ha sentido amenazada. A medida que se prolonga la situación, se genera cansancio y la gente seguramente se vuelve hacia quien le da más seguridad. Curiosamente el mensaje de la extrema derecha española no tiene nada que ver con el de la extrema derecha europea tradicional, incluso la tradición española, porque Falange Española tenía una ideología fascista pero profundamente intervencionista en la economía. Sin embargo, esta es una extrema derecha más influida por el tea party y movimientos de Estados Unidos profundamente liberales, y por esa razón yo no lo tengo tan claro. Hay que tener en cuenta que el Estado del bienestar es un colchón para ese miedo, y una extrema derecha ultraliberal no sé si va a ser capaz de atraer de una manera suficiente este descontento o se puede generar un movimiento más hacia la izquierda al estilo del 15-M.