“Hace cuatro meses dije que no iba a hablar de cuestiones que no me corresponde valorar, que nada tienen que ver con mi responsabilidad como presidente del PP y mucho menos con las preocupaciones que ahora tienen los españoles y la necesidad de soluciones como las que hoy hemos venido a aportar”. Pablo Casado sigue echando balones fuera y dando la callada por respuesta. Hasta dos veces esquivó ayer una pregunta sobre la imputación de la ex secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, en el caso del espionaje a Luis Bárcenas y, es más, para no pronunciarse se refugió en los abucheos a los periodistas en un acto en Ceuta, donde acudió dos semanas después de la entrada masiva de migrantes provenientes de Marruecos.

Lejos de censurar la actitud de los simpatizantes de la fuerza conservadora hacia los profesionales de la comunicación, el presidente del PP señaló que estaba “bastante de acuerdo con esos señores”. Después de que varios medios se hicieran eco del incidente, Génova envió un comunicado donde precisaba que “en ningún caso se trataba de un mitin, por lo que el público que haya podido presenciar la rueda eran ciudadanos que se han parado espontáneamente”. “Las quejas escuchadas ante las preguntas de algunos medios no se han producido por parte de ningún militante del PP, sino por ciudadanos anónimos que se han parado a presenciar las intervenciones de ambos presidentes -en referencia también al ceutí Juan Vivas-”, justificó el partido que lidera Casado.

Interpelado sobre si los estatutos del partido obligan a abrir expediente informativo a los militantes imputados, se limitó a subrayar su “compromiso” con los valores “que representa el PP en su servicio público” y a hablar de lo que le corresponde valorar “y no de cuestiones de las que no tengo ninguna información”, insistió. Los populares siguen amparándose en el respeto a la presunción de inocencia de Cospedal, que fue uno de los grandes apoyos de Casado en el congreso extraordinario que le eligió presidente del PP, cediéndole sus votos para que se impusiera en la primarias en perjuicio de Soraya Sáenz de Santamaría. El argumentario del PP se mantiene desde que Casado anunció ante el Comité Ejecutivo que dejarían la sede de Génova y que no volvería a hablar de estos temas del pasado.

Moncloa no ha perdido la ocasión para recriminarle sus silencios. La portavoz del Gobierno español, María Jesús Montero, cree que si persiste en no decir una sola palabra es “porque tiene mucho que callar”. La dirigente socialista evocó la situación de corrupción del PP hace tres años que “fue la que llevó a presentar una moción de censura, provocada justamente por esa situación realmente inexplicable que tenía el partido de Mariano Rajoy en relación con los casos de corrupción que apuntaban directamente a esta formación política”. “Se van conociendo las imputaciones de personas tan importantes como Cospedal y lo que parece absolutamente sorprendente es que no hable el actual PP, que era contemporáneo de aquel”, cuando Casado ejercía de secretario de Comunicación. “Me llama la atención no solo que no quiera hablar, sino que Casado haga alarde de ello en un tema como la corrupción como si los políticos pudiéramos elegir qué temas nos gustan más o menos”. zanjó Montero. Palabras que corroboró la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, quien exigió al presidente popular que “dé la cara” y deje de “jugar al despiste cuando tiene problemas en su casa”. “Cospedal es un eslabón más de la cadena de corrupción del PP”, dijo.

Génova acusa al Ejecutivo de Pedro Sánchez de espolear este asunto para evitar hablar de los indultos, según declaró el portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida. “Buscan desviar la atención”. Sobre si Casado tiene “alguna responsabilidad” al haber sido nombrado por Cospedal, el alcalde de Madrid se remontó a “si María Jesús Montero, consejera en tiempos del ERE, la tiene”.