"El debate sobre los indultos se produce por un hecho muy puntual, pero debería haberse dado antes y con un carácter más general sobre si todavía en estos tiempos se puede mantener en la Constitución española el indulto como una prerrogativa real, el derecho de gracia, que se llamaba antiguamente. Y más cuando lo tenemos regulado por una ley de 1870 que por cierto, cuando se publicó se titulaba 'provisional'.

Creo que la institución del indulto ha quedado un tanto obsoleta, que necesitaría una adecuación a estos tiempos, pero que por lo visto ningún gobierno ha tenido prisa por actualizar, y de la que se ha hecho un uso a mi parecer excesivo.

Dicho esto, ahora sale el debate por el indulto anunciado a los presos catalanes del proceso de independencia. Creo que si debe mantenerse la institución en el futuro, desde luego con otra regulación, es precisamente para intentar solucionar situaciones como esta, donde la aplicación de la ley por el poder judicial a veces genera mayores perjuicios que los que se pretendían remediar.

El indulto se ha utilizado en casos como este donde hay sentencias de trascendencia política. Me parece en este caso acertado y prudente tratar de no empeorar la situación en Cataluña, con el indulto de los presos en las condiciones que el Gobierno estime oportunas.

Que se rasguen las vestiduras políticos y partidos que han concedido indultos en situaciones no diré que parecidas, pero desde luego graves y también con trascendencia política, me parece bastante hipócrita. Es un debate muy candente pero creo que de aquí a un año ya ni nos acordaremos. Es el típico todo vale contra el Gobierno, pero es un tema que se va a agotar enseguida.

Cuestión aparte: una de las cuestiones políticas principales que hay que resolver en este país es el problema del encaje de Cataluña y por extensión una reforma del Estado autonómico que lo haga más adaptado a las circunstancias de hoy, porque se ha quedado ya un poco viejo. La Constitución ya tiene 42 años y el tiempo no ha pasado en balde".