Durante años Mònica Terribas (Barcelona, 1968) fue una profesional con mucho peso en la radio televisión pública catalana, tanto que llegó a ser directora de TV3. Miembro de la Junta Nacional de Òmnium, piensa que al independentismo, al PSOE y a Podemos les "aúna el objetivo de no llegar a las elecciones de 2023 con argumentos que el Partido Popular o Vox puedan utilizar". Así que prevé una evolución lenta de los acontecimientos, "hasta que se consolide esta negociación y el poder en España de las fuerzas de izquierda para que no embarranque todo".

¿Qué sensación le dejó la toma de contacto entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez?

-Sentarse a hablar es un gesto de inteligencia política. Un conflicto se resuelve hablando. Siempre hemos dicho que la fuerza es un canal indeseable para lograr objetivos, sea del Estado o de cualquier movimiento emancipatorio. Por lo tanto tener una mesa en la que dialoguen representantes de los gobiernos de Catalunya y de España es una base imprescindible. Bienvenida sea, y que trabajen con toda la energía que puedan. Otra cosa es cómo va el independentismo a esa mesa, tan dividido y tan poco armado, con esa sensación de que comparten los fines, pero no la estrategia. Esto dificulta mucho más que salga con éxito de esa negociación.

'La unión hace la fuerza' y 'Divide y vencerás', dos refranes que retratan este escenario, a beneficio de Pedro Sánchez y del Estado.

-Sí, pero no han dividido Sánchez o el Estado. El Estado ha utilizado su fuerza en represión, procesos judiciales, en el Tribunal de Cuentas, en su día con la policía, y con 3.500 personas aún en procesos fruto de la judicialización. Pero el independentismo llega mal a esta mesa bajo su responsabilidad. No es que la fuerza del Estado le someta a esa división, sino que ellos son incapaces de sobreponerse a sus diferencias e ir de la mano a luchar por la amnistía y el derecho de autodeterminación, reivindicando que se desjudicialice el proceso, el exilio y mil cosas que están pasando en paralelo.

Se percibe una tensión entre las tesis 'posibilistas', más pragmáticas y autocríticas, y quienes denuncian que esas posibilidades son limitadísimas, en tanto que no se reconoce ni el derecho a decidir ni por tanto la independencia.

-Yo puedo pensar que los proyectos en los que estoy involucrada son muy difíciles, pero si realmente los quiero y creo en ellos, voy a agotar todas las vías para conseguirlos. El Estado español se defiende con uñas y dientes, porque entre otras cosas tiene comprometida casi una cuarta parte de su PIB en la independencia de Catalunya. Por lo tanto va a luchar con todos sus instrumentos como ha hecho siempre, y tiene lógica política y legítima que sea así, aparte de tener el Tribunal Constitucional y el Supremo interpretando la Constitución con una visión muy cerrada. Pero tú debes concentrarte en estar en todas las puertas para poder entrar en el momento en que se abra una pequeña grieta. A pesar de las pocas posibilidades que tiene llegar a pactar un referéndum a la escocesa o a la quebequesa, la obligación es luchar en esas mesas de negociación, me parece de lógica de un proceso de más de 10 años.

Puede que el PSOE piense que ha arriesgado con los indultos y que ahora le toca mover ficha al independentismo en sentido de renuncia. ¿Eso sería un mal punto de partida para la mesa?

-A veces olvidamos que el proceso independentista en Catalunya es grave para el Estado, un problema enorme. Que un Estado democrático de Europa, que es la cuarta economía europea en estos momentos, tenga en Catalunya, motor de una parte importante de la economía de España, un 50% del voto emitido diciendo que no quiere formar parte de su proyecto, es un problema del Estado. Los indultos no son una concesión, sino seguramente un intento del Gobierno español para empezar a solucionar el problema.

La derecha lo traduce en la demonización del independentismo.

-No soy muy fan de las encuestas, pero el último CIS recoge mejores resultados para el PSOE y Podemos. Creo que el ciudadano es inteligente, quiere concordia y que las cosas se resuelvan políticamente. Por lo tanto, creo que a los indultos no hay que darles la trascendencia que se les ha dado. Contrariamente a lo que siempre históricamente se había dicho en el Estado que se podía hablar de todo mientras no hubiese violencia, fíjese qué rápido se desmiente la historia, porque para Vox y el Partido Popular no se puede ni hablar, son contrarios a mesas de diálogo y negociación. Pedro Sánchez quiere intentar resolver un problema para el prestigio del Estado y el termómetro de calidad democrática en el marco europeo. Aunque Europa no diga nada, porque no se entromete como siempre dice en los asuntos internos, es una evidencia que esta situación en Europa incomoda, porque tienen en el Europarlamento al president Carles Puigdemont, a Clara Ponsatí y a Toni Comín trayéndoles cada vez que pueden esta cuestión, y saben que hay un problema irresuelto en los tribunales de Bélgica , que están dando la razón a los eurodiputados catalanes.

En estos procesos a veces el factor humano tiene su importancia.

-Creo que hay una ventana de oportunidad. Pere Aragonès no tiene ese factor tan erosionado, ha formado parte también de la transformación del escenario político de 2017, pero quizás unos están en el entresuelo y otros en el ático. Ese factor personal, que para algunos puede parecer anodino y más gris, puede sorprender, porque un líder se forja con la ocupación del poder. Pere Aragonès es un hombre muy prudente, no creo que su objetivo vital sea pasar a ser una cosa muy llamativa, sino intentar remar. Y además, Esquerra está en un momento dulce, en la conquista progresiva, que no cumplida, de la hegemonía.