- David Bondia (Barcelona, 1969) fue uno de los intervinientes de la segunda sesión de las II Jornadas de Convivencia y Derechos Humanos organizadas por el Gobierno de Navarra. Desde el mes de octubre Bondía, doctor en Derecho, es el síndic de Greugues de Barcelona, el defensor de la ciudadanía residente en esta ciudad, y continúa como profesor de la Universidad de Barcelona, ahora en servicios especiales.

Dijo en su intervención que las políticas en derechos humanos pueden dar o no dar votos, pero hacen sociedades más justas.

-Me refería básicamente a la protección de determinados colectivos, como personas migrantes o refugiadas. Hay gente que está captando votos con el discurso del miedo, del rechazo a la diversidad, a que se vayan a llevar fondos públicos, y yo creo que hay que combatir ese discurso. Aquí el problema es de falta de fondos públicos, pero lo que no hay que hacer es enfrentar a colectivos. El discurso de los derechos humanos tiene que ser realmente efectivo y no buscar solo mensajes sin luego aplicarlos. Igual votos no dan, pero sí que sirven para corregir desigualdades y hacer sociedades más justas. Yo votaría para despolitizar el discurso de los derechos humanos.

Hizo un diagnóstico sobre el Plan de Convivencia que ahora va a lanzar el Gobierno de Navarra. Elogió el nivel participativo de la sociedad civil que ha tenido el proceso.

-Creo que es importante, porque normalmente se hacen planes desde la Administración hacia los administrados. Estando en 2021 la tendencia tiene que cambiar. Si son planes destinados a la ciudadanía, no puede ser que se hagan sin la ciudadanía y sin entidades. Si la gente participa se lo cree, si le viene dado tienes que hacer una etapa más para poder aproximar el plan a la ciudadanía, pero si hay una participación ya desde el inicio, los destinatarios se van a sentir más empoderados en la implementación de dicho plan.

Advirtió sobre la necesidad de materializarlo y de medir sus resultados concretos. Algo, parece, a lo que contribuirá el observatorio de derechos humanos creado en paralelo.

-Desde la experiencia del que hicimos en Catalunya, para poner en marcha un plan necesitas unos resultados a corto y largo plazo mediante indicadores previos para luego evaluarlo de forma constante. Es importante que quien evalúe no sea la propia Administración. Básicamente por la experiencia del plan de derechos humanos de Madrid, que era muy bueno y en el que se hizo un órgano de seguimiento que era la misma Administración. Cuando cambió esta, lo primero que se cargaron fue el órgano de seguimiento. Por tanto este plan tiene que ir más allá de quien esté en el Gobierno.

Son cuestiones a medio y largo plazo, exceden de una legislatura.

-Sí, los resultados en convivencia y derechos humanos no los podemos medir en cuatro años. Sería erróneo. Hay que pensar más a largo plazo, independientemente de quién esté en el Gobierno, tiene que ser un plan regional, ni gubernamental ni de partido.

Navarra viene de décadas de violencias, un trauma histórico que hay que ir sanando.

-Dedicarle un eje a las múltiples violencias es importante. No tengo muy claro que todas tuvieran que estar en el mismo eje, pero no puedo criticar esta opción desde fuera, porque se ha adoptado desde Navarra. Es importante no hacer borrón y cuenta nueva. Lo que tenemos que ver es cómo sanar lo que pasó, conocer el pasado, escuchar a las víctimas, algo fundamental, y también a los victimarios. Se trata de que actores que han estado enfrentados en el pasado a partir de ahora empiecen no solo a tolerarse, sino a convivir. Y para convivir tienes que observar el derecho a la memoria y el derecho a la verdad. Por tanto, no nos tiene que dar miedo rascar el pasado. No condenemos al olvido. Yo creo que eso es muy típico del Estado español, condenar al olvido y hacer borrón y cuenta nueva. Por eso destaqué la importancia de hablar de las múltiples violencias, y hacerlo de una forma serena y enfocada hacia el futuro, pero sin olvidar el pasado.

Subrayó algo que puede resultar obvio, pero tendemos a olvidarlo. Detrás de cada derecho hay una responsabilidad y una obligación.

-Ahora se ha puesto de moda hacer leyes vacías o semivacías; es decir, que reconocen derechos pero no hay ningún obligado. Una ley que reconoce un derecho obliga, y la obligación es de la Administración. Yo no quiero que me reconozcan un derecho si luego no puedo materializarlo, ejecutarlo y solicitarlo. Titulares de derechos somos todos nosotros, titular de obligaciones es la Administración, sin olvidar a los titulares de responsabilidades. Es decir, nosotros tenemos derechos pero también responsabilidades. Aunque el obligado a que eso se materialice siempre será la Administración, y eso le da sentido, ya sea local o autonómica. Ahí también yo apuntaba a la necesidad de presupuesto. El Plan es importante, pero hay que destinar presupuesto a materializarlo. Y sí, va a ser costoso, por eso decía que igual no da votos. Pero la Administración no puede actuar como una empresa. La Administración va a tener pérdidas en la implementación de ese Plan, pero lo tiene que ver más como una inversión que como un gasto.