- UPN no quiere una guerra abierta con el PP, socio histórico y aliado electoral en Navarra Suma. Las sospechas sobre la posible connivencia del partido de Pablo Casado en la insurrección de los dos diputados expresada los primeros días -en UPN sostienen que el PP y Vox sabían que Sergio Sayas y Carlos García Adanero romperían la disciplina de partido-, ha dado paso a una calma tensa. No habrá enfrentamiento directo con el PP, entre otras cuestiones, porque el acercamiento al PSOE tiene también un coste electoral para los regionalistas, que se puede ver amplificado con la expulsión de los dos diputados. Vox aguarda con la caña dispuesto a pescar votos.

Así que Esparza ha optado por rebajar la tensión y limitar la represalias a los dos diputados díscolos. No habrá, al menos por ahora, consecuencias en Navarra Suma, y las futuras alianzas se decidirán cuando toque. De hecho, y a diferencia de lo que vienen haciendo distintos dirigentes del PSOE, el líder de UPN evitar hablar de “transfuguismo” y, mucho menos, de compra de voluntades, como ayer mismo hacían todavía destacados ministros del Gobierno de España.

“Yo no les acuso de transfuguismo. Yo les acuso de lo que les acuso, de que se han saltado la disciplina de voto, lo contrario a lo que les pidió el partido. Nos han engañado con premeditación y alevosía”, argumentó Esparza en una entrevista en Antena 3. El líder de UPN lamentó así que se haya dañado la imagen del partido, que ha incumplido el pacto alcanzado con el PSOE. No obstante, destacó que cuenta con el 80% del apoyo del partido, expresado el pasado sábado en el consejo político de la formación regionalista.

Esparza se centra así en culminar la sanción a sus dos diputados lo más rápidamente posible, pese a que previsiblemente dejará a UPN sin representación en el Congreso desde 1979. “Me da pena”, admitió el dirigente regionalista, que sin embargo enfatizó que el objetivo de su partido es gobernar Navarra porque son un partido regionalista.

Sobre lo que habían pactado con el Gobierno para dar ese ‘sí’ a la reforma laboral, aseguró que apoyaron el decreto porque piensan que la reforma es “positiva para el país” y porque ese diálogo con los agentes sociales es en “esencia” lo que han defendido en Navarra.

Esparza relativiza así la importancia del acuerdo con el PSOE, que le ha generado problemas al PSN con sus socios de Gobierno. Y que ha llevado a Geroa Bai y EH Bildu, por un lado, y al propio Adanero, por otro, a denunciar que no se quiera hacer público su contenido. El líder de UPN justificó el acuerdo en que la votación de la reforma laboral coincidía con la reprobación de Enrique Maya, alcalde de Pamplona y vicepresidente de UPN. “Por tanto, todo el mundo entenderá que no podemos aprobar la reforma laboral el mismo día que se reprueba al vicepresidente de UPN”, añadió Esparza, que acto seguido consideró que esto “cae por su propio peso”.

Respecto a las modificaciones presupuestarias, que el PSN apoyó como parte del acuerdo entre el Gobierno de España y UPN, matizó que son “modificaciones dentro de lo que ya tiene Pamplona”. “Aquí no es que el PSOE dé a Pamplona 27 millones, que vengan fondos de no sé dónde. No hay nada de eso”, defendió.

Apoyo a las sanciones a Sayas y Adanero. El parlamentario de Navarra Suma Carlos Pérez-Nievas (Ciudadanos) defendió ayer las medidas disciplinarias abiertas por UPN contra de Carlos García Adanero y Sergio Sayas. “Hay un problema gravísimo de indisciplina parlamentaria, apelar a temas de conciencia es una excusa pobre. UPN ha hecho lo que tiene que hacer”, afirmó Pérez-Nievas, que negó que la crisis abierta vaya a tener consecuencias en Navarra Suma. “No hay ruptura en la confianza en la coalición y por tanto tiene fortaleza para continuar el resto de la legislatura”, defendió.