pamplona - La exhumación de las 33 personas localizadas en IIruzkun (17 en 1979 y 16 ahora) ha sido posible gracias a la información y memoria del vecino de Ollacarizqueta Félix Echalecu Lecumberri, ya fallecido que nació en mayo de 1919 y que cuando tenía 17 años fue obligado a realizar la fosa y presenció las ejecuciones. En una serie de entrevistas realizadas por la historiadora de la Universidad de Navarra Mª Amor Beguistáin, al hilo de un trabajo sobre la vida en la cuenca de Pamplona, habló con Félix Echalecu (en 2007) quien le relató lo acontecido en Iruzkun. “El alcalde, don Pedro Vidart (una buena persona) tenía orden del gobernador militar de que hiciéramos una fosa en Iruzkun, entre dos bordas que hay. En un día, entre dos viejos y yo, que tenía 17 años, hicimos una fosa de unos 100 m. de larga por 0,60 de ancha y un metro de profundidad. Terminamos, vienen los requetés de Pamplona, lo dan por bueno y dicen: mañana vamos a traer a los primeros, procura no estar aquí.”

Y continua Echalecu: “Voy a casa, les conté a mis padres. Al día siguiente, estábamos segando y aparecieron dos coches, el primero, con bandera nacional y una camioneta con toldo. Mi padre y mis hermanas se apartaron, yo me quedé, y vi los fusilamientos. Aquel día trajeron 17 esposados de dos en dos, los metieron como a corderos en la primera borda, la borda Roncal. Los sacaron ya sin atar; en la parte izquierda de la fosa, un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía; en la parte derecha el segundo pistolero le pegaba un tiro de gracia. Los echaban a la fosa medio tiesos, de pies, para que cogerían más. No lo olvidaré mientras viva. (Se sumerge en un profundo silencio)”, recoge Mª Amor Beguiristain. - L.C.H.