PAMPLONA - El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Pamplona decretó ayer el ingreso en prisión comunicada y sin fianza del supuesto autor del robo de un bolso por el procedimiento del tirón a Luis Oliva Oliva, de 90 años, quien falleció a los dos días como consecuencia de las heridas que sufrió al ser tirada al suelo y golpearse la cabeza. El juez, que aprecia indicios “contundentes” contra el investigado, Óscar H.O., de 52 años, le imputa un delito de robo con violencia, castigado con pena de 2 a 5 años de prisión, y un delito de homicidio por dolo eventual, penado con entre 10 y 15 años de cárcel.

El hombre, que residía en las inmediaciones del domicilio de la víctima, a la que conocía y había tratado con frecuencia al coincidir en el barrio, pasó ayer a disposición judicial, después de haber sido detenido el pasado martes por la Policía Municipal como supuesto autor de los hechos. A instancias de la representantes del Ministerio Fiscal, y en contra de la defensa, el magistrado acordó el ingreso en prisión del arrestado, al entender que “de las múltiples diligencias policiales y judiciales practicadas existen indicios racionales de que el detenido en la mañana del día 26 de noviembre de 2019, sobre las 10.00 horas, tras detectar que la víctima salía de la sucursal de Laboral Kutxa situada en la calle San Cristóbal, habría comenzado a seguirla y cuando la víctima andaba por la calle Lakuntza, a la altura del número 4 de dicha calle, el detenido, de un fuerte tirón, le habría arrancado el bolso que la víctima llevaba en bandolera en su brazo izquierdo, marchándose a la carrera con el bolso”.

Como consecuencia del “fuerte tirón propinado por el detenido, persona de mucha mayor envergadura, corpulencia y fuerza que la víctima”, ésta cayó al suelo, “golpeándose la cabeza y sufriendo como consecuencia del fuerte golpe un traumatismo craneoencefálico grave con fractura y hemorragias, además de hematomas, lesiones que provocaron su fallecimiento a las 13.30 horas del día 28 de noviembre”, relata el juez en el auto.

TESTIGOS Y CÁMARAS, CLAVES Entre los indicios “contundentes” contra el detenido, el magistrado reseña la declaración de dos testigos, una de las cuales observó “a un hombre de unos 50 o 60 años de complexión fuerte y con dificultades para correr salir corriendo del lugar donde se encontraba en el suelo una señora mayor pidiendo socorro”. Esta mujer observó “cómo el hombre escondía bajo su abrigo un bolso” y salía “finalmente de la zona ajardinada para dirigirse hacia la calle Magdalena”. Otro testigo, que describió de forma similar al sospechoso y que también describió la forma de correr del varón, lo vio desde la calle Huarte Arakil “saliendo de los jardines donde la vio la anterior testigo en dirección a la calle Juan de Tarazona”.

La investigación policial de las cámaras existentes en los alrededores, prosigue el juez, “permitió localizar a un hombre de las características descritas por los testigos en las inmediaciones de la entidad bancaria de la que había salido la víctima momentos antes del robo”. En ellas se ve a ese varón “fijarse en la víctima”, indica el juez, que añade que al enseñarle los fotogramas a la testigo principal, ésta “reconoció sin dudas al ahora detenido como la persona que vio salir corriendo del lugar del robo”, algo que hizo el propio Óscar H.O., y el mismo juez de guardia.

Además, los investigadores encontraron unas imágenes obtenidas por la cámara existente en el Instituto Virgen del Camino en las que “se observa a una persona que, vestida con abrigo verde oscuro y pantalones azules oscuros, con el mismo dibujo longitudinal en la pernera, viene andando a paso rápido por la calle Juan de Tarazona con lo que parece ser un objeto de color marrón sujeto por su brazo izquierdo, girando a la izquierda por la calle Padre Adoáin, momento en el cual comienza a manipular el objeto que lleva debajo de su brazo izquierdo”.

LA ROPA, EN SU DOMICILIO Asimismo, en el registro del domicilio de Óscar H.O. “se encontraron el abrigo y los pantalones que se observan en las imágenes que llevaba el detenido el día de los hechos y que también son plenamente coincidentes con las imágenes de la cámara del Instituto Virgen del Camino”. También se hallaron 250 euros en cinco billetes de 50 y otros 200 euros en cuatro billetes de 50, guardados en diferentes lugares de la habitación del detenido, “lo que es llamativo y permite no poder descartar que ese dinero pudiera proceder del robo que se le imputa”.

uNA MUERTE QUE sería previsible

Cuidador de ancianos. La fiscal calificó ayer la muerte de Luisa Oliva como constitutiva de un homicidio por dolo eventual -hasta 15 años de cárcel- y no por imprudencia -hasta 4 años-, ya que el resultado del tirón del bolso, así como su estado físico, haría previsible el desenlace. “La evidente desproporción entre la corpulencia, peso y envergadura del detenido y de la víctima, hace que cualquier persona se representara, no sólo como posible, sino como altamente probable, que un fuerte tirón del bolso que portaba en bandolera la víctima provocara la caída de ésta y que dicha caída, producida sobre una superficie dura como es una acera, podría provocar unas graves lesiones en una anciana”, indica el juez, que añade que “si ello es previsible para cualquier persona adulta, con mayor motivo lo será para el detenido, persona que, como él mismo ha dicho y se confirma por el testimonio de su expareja, se ha dedicado habitualmente a cuidar ancianos”.