PAMPLONA - El pamplonés Francisco Javier Miranda García, que falleció el jueves a los 64 años tras estrellarse con su avioneta en las proximidades del Aeropuerto de Pamplona, no comunicó a la torre de control que tuviera que realizar un aterrizaje de emergencia, sino que únicamente transmitió que uno de los dos motores de la aeronave estaba parado y esperó su turno para tomar tierra con aparente normalidad. La comunicación se realizó más de 15 minutos antes de que se produjera el siniestro y sin que el piloto realizara ningún tipo de comunicación más con el aeropuerto, que en ningún caso activó el protocolo de emergencia a instancias del accidentado, dado que este no lo requirió.

Con la luz del día, agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil realizaron ayer la inspección ocular del lugar en el que se estrelló el jueves por la tarde la avioneta Piper PA-60-602P Aerostar, con matrícula EC-HRJ, que cayó en el paseo de la Estación de Noáin sobre las 18.20 horas, donde colisionó contra un turismo y ardió a unos metros del Aeropuerto de Pamplona, hacia donde se dirigía a aterrizar. Como resultado del accidente, falleció el piloto y único ocupante, el empresario Javier Miranda, propietario de la aeronave y que volaba procedente de Sabadell (Barcelona).

Un testigo del accidente relató ayer que vio a la avioneta volando a baja altura y que la siguió con la vista, hasta que repentinamente cayó en picado, chocando contra unos cables de alta tensión y precipitándose inmediatamente al suelo. Este testimonio, según el cual la avioneta tampoco llevaba desplegado el tren de aterrizaje, indicaría que la aeronave podría haber sufrido algún tipo de avería adicional al fallo de uno de los dos motores que el propio piloto comunicó a la torre o que el propio piloto habría sufrido algún tipo de indisposición que habría contribuido al fatal accidente, según señalaron ayer fuentes expertas en aviación civil.

ÚNICA COMUNICACIÓN CON LA TORRE Javier Miranda comunicó poco antes de las 18.00 horas a través de la radio a la torre de control del Aeropuerto de Pamplona que volaba con uno de los motores parados, pero no hizo ninguna precisión más, ni solicitó la activación del plan de emergencia, lo que habría supuesto, entre otras circunstancias, que habría tenido prioridad a la hora de intentar tomar tierra en la terminal pamplonesa. De hecho, el tráfico en el aeropuerto prosiguió con normalidad durante los siguientes quince minutos, en los cuales despegaron al menos una avioneta particular y un avión comercial que cubre la ruta Pamplona-Madrid, según la información a la que ha tenido acceso este periódico.

En este sentido, las fuentes consultadas aseguraron que el propio piloto mantuvo comunicaciones con otro piloto conocido en ese lapso y que en todo momento se mostró tranquilo, transmitiendo su intención de aterrizar en el aeropuerto pamplonés cuando fuera su turno, ya que al tratarse de un aparato bimotor es posible tomar tierra con únicamente uno de los motores. No en vano, no realizó ninguna comunicación más con la torre de control para comunicar ningún tipo de situación de emergencia, pero dada la avería que presentaba sí fueron preavisados los bomberos del propio aeropuerto y el personal de pista.

Técnicos de la CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil) se trasladaron ayer mismo a Pamplona para iniciar las investigaciones que sirvan para esclarecer las circunstancias en las que se produjo el fatal accidente registrado de Noáin. Los resultados de dichas investigaciones, a las que contribuirán las diligencias realizadas por la Guardia Civil, tardarán en conocerse varios meses.

en 2004, en sabadell

Tomó tierra con el tren plegado

Incidente sin daños personales. El 19 de octubre de 2004, Javier Miranda García sufrió un percance que se saldó sin daños personales al tomar tierra con su avioneta Piper PA-60 en el Aeropuerto de Sabadell con el tren de aterrizaje plegado. El incidente ocurrió en un vuelo entre Pamplona y Sabadell, y la aeronave recorrió 398 metros desde el primer contacto con el suelo hasta que se detuvo. Aunque presentaba daños en las hélices y en la parte inferior del fuselaje, el empresario pamplonés pudo salir por su propio pie sin resultar herido. El informe técnico sobre el incidente concluyó que la causa probable fue que el piloto accionó la palanca incorrecta.