shincheonji, el culto cristiano que se ha convertido en principal foco del coronavirus en Corea del Sur, copa ahora la atención mediática tras décadas de silencioso crecimiento y maniobras opacas dentro y fuera del país asiático. Un 81 % de los 1.261 contagiados que hay actualmente en el país residen en torno a la ciudad de Daegu (sureste), que en su barrio de Daemyeong acoge una sede de esta secta, un edificio de diez plantas considerado la zona cero de la propagación en la región.

En este inmueble una mujer de 61 años a la que se identificó como el sujeto número 31 en contraer el virus en Corea del Sur acudió a varios servicios religiosos multitudinarios (unos mil feligreses) a principios de febrero. Tras dar positivo el día 18, la epidemia dio un vuelco -en una semana el número de contagios en el país se ha multiplicado por 42-, ya que se cree que la mujer pudo actuar como un vector "super contagiador" que habría transmitido el virus a decenas de personas en estas misas, donde por falta de espacio los fieles pasan horas apretujados.

La secta tiene aparentemente unos 200 seguidores en la ciudad china de Wuhan, donde se originó el virus, aunque aún no ha quedado establecido como el patógeno llegó hasta los fieles surcoreanos.

la mitad de los contagios Ahora mismo unos 600 miembros de Shincheonji (casi la mitad del total nacional de contagiados) han contraído el virus, de los cuales más de un centenar no reside en Daegu (gente de otras regiones acudió a esas misas) y ha podido propagarlo por otras zonas. Aparte de esta dispersión geográfica, las autoridades se han topado con otro problema: debido a la tradicional opacidad de esta secta, cuyos miembros tienden a mantener en secreto su pertenencia, se ha tardado una semana en obtener la lista completa de seguidores surcoreanos -unos 212.000- para someterlos a tests.

"Estoy intranquila; cuando veo un cliente no sé si es o no de Shincheonji ¡Aquí hay tantos de ellos!", relató recientemente la propietaria de un negocio muy cercano a la sede de Daegu que pidió explicitamente no ser identificada ni grabada. Lo acaecido esta semana en el ayuntamiento de la ciudad -uno de los responsables locales en la lucha contra el coronavirus dio positivo y confesó después ser un seguidor- ilustra igualmente esa sensación de que en Daegu "cualquiera puede pertenecer al grupo".

Se sabe más bien poco de los orígenes de Shincheonji (en coreano Nuevo Cielo y Tierra), así como de los de su fundador, Lee Man-hee, que instituyó el culto en 1984 tras haber pertenecido a dos movimientos religiosos coreanos de raíces evangélicas.

Shincheonji Iglesia de Jesús el Templo del Tabernáculo del Testimomio, que así se llama el grupo, básicamente considera a Lee, de 88 años, como segunda encarnación de Cristo, el cual dice que se le apareció en el Tabernáculo (santuario móvil que Dios ordenó construir a Moisés y que custodia el Arca del Testimonio o de la Alianza, donde reposan los restos de los diez mandamientos).

A partir de ahí Lee "asegura haber desvelado los secretos del Apocalipsis de San Juan y ser el único medio para la salvación eterna", cuenta Peter Daley, académico australiano residente en Corea del Sur que ha investigado exhaustivamente a las llamadas "nuevas religiones" del país asiático. Daley subraya que la captación de nuevos devotos, algo característico en las sectas, cobra aún más importancia en este grupo, conocido por establecer organizaciones tapadera dentro y fuera del país (se han denunciado muchos casos en sitios como Reino Unido o Nueva Zelanda) para atraer nuevos fieles.

Otra de sus operaciones de captación ha consistido en invitar con gastos pagados a cientos de extranjeros -que desconocen que la organización que les invita está ligada al culto- al Festival de la paz, evento en el que unas 100.000 personas escenifican en el estadio Olímpico de Seúl un evento que recuerda a la gimnasia masiva norcoreana.

mala imagen pública La mayoría de surcoreanos califica, como poco, a Shincheonji de "controvertido", mientras que los que lo conocen bien lo tachan directamente de "secta tremendamente destructiva". Entre estos últimos se cuenta un hombre de 35 años que también pidió estricto anonimato al relatar como su exnovia se convirtió en seguidora en torno a 2007.

Se inició, como muchos, al unirse a un grupo de estudio sobre la Biblia que le recomendó una compañera de la universidad que ya era miembro. A los meses empezó acudir a un "centro" para profundizar sus estudios. "Uno nunca encuentra esos centros. Pueden ser una librería o un café e incluso una empresa de aspecto ordinario, que nunca despierta sospechas", cuenta el hombre.

De ahí la chica pasó a la siguiente fase, la de tratar de convertir gente incansablemente, muchas veces en el seno de iglesias cristianas, tal y como describe también Haley. "Practicamente cualquiera es su objetivo. Mi novia intentó incluso convertir a su madre", rememora el hombre, que es miembro de una iglesia cristiana y que rompió la relación cuando ella trató de captarlo también.

"Se deshacen de todo lo que consideran un obstáculo para el reclutamiento, marchándose de sus casas o abandonando sus empleos remunerados, y mi exnovia no fue una excepción", concluye.

los bulos

Orina. La orina no mata los virus ni las bacterias, más bien al contrario, ya que puede contener pequeñas cantidades de material vírico o bacteriano. Por ello, lavarse las manos o limpiar superficies con orina no protege frente al virus. Mejor usar un desinfectante o con agua y jabón.

Cocaína. No hay pruebas que respalden que la cocaína inmunice. La cocaína es simplemente una droga estimulante y adictiva.

Alcohol y lejía. Estos productos no sirven para matar los virus que ya han entrado en el organismo. De hecho, pulverizar estas sustancias puede dañar la ropa, las mucosas y la piel.

Enjuagarse la nariz. Aunque enjuagarse la nariz regularmente con solución salina puede acelerar la recuperación tras un resfriado común, no se ha demostrado que prevenga las infecciones respiratorias.

Ajo. El ajo es un alimento saludable que puede tener propiedades antimicrobianas, pero no se ha demostrado que comerlo proteja contra el virus.