uando comenzó la crisis de salud del coronavirus, empezó a notarse el descenso de la afluencia de gente a la zona comercial de Ibardin, en la frontera entre Bera y Urruña. Después, vino la orden de cerrar restaurantes, bares y perfumerías, lo que redujo la presencia de clientes al mínimo y a partir de ayer la prohibición de pasar la frontera interestatal por la carretera que une Lapurdi y Navarra, hizo de la boyante zona de comercio un páramo desangelado, sensación acrecentada por la jornada gris, de niebla y langarra.

Vigilando el cumplimiento de esta prohibición, se estableció durante toda la jornada un control del guardia civil en la misma frontera, en la Venta Gorria. Por lo demás, Ibardin ofrecía una imagen nunca conocida: todas las ventas, comercios, restaurantes y alojamientos cerrados, incluida la gasolinera. Mas parecía un barrio-fantasma que el bullicioso centro comercial de todos los días, especialmente fines de semana. Únicamente permanecían abiertas algunos comercios de alimentación, aunque debido al cierre de la frontera, las personas procedentes de Iparralde no podían acceder a los mismos. Por esta razón, el alcalde de Bera, Aitor Elexpuru señalaba que hoy mismo pensaba realizar una petición para que, respetando la restricción de acceso por carretera a Bera, la clientela procedente de Iparralde pudiera tener acceso a los establecimientos de alimentación de Ibardin.

El presidente de la Asociación de Comerciantes de Ibardin, Ignacio Irazoki, señalaba que “todo está cerrado y no sabemos hasta cuando, San José, Semana Santa, ya está perdido y consideramos este año prácticamente como perdido. Aunque se abra de aquí a unas semanas, me imagino que tendrá que ser paulatinamente y a la gente le va a costar recuperar la confianza”. La asociación reúne a 23 ventas y comercios, que emplean a unas 200 personas, cantidad que se incrementa en verano.

El pasado sábado se suspendió el Sagardo Eguna, anunciado en la Sidrería de Mendiko, propiedad del propio Irazoki, y también se ha cancelado el final de etapa de la Vuelta al País Vasco prevista para el mes de abril. “No creo que se celebre este año, dicen que hasta el Tour puede estar en peligro”, comenta. Esta situación ha influido y afectará a la situación de muchas personas trabajadoras que trabajan en la zona comercial. Según señala Irazoki, “cada venta deberá decidir qué solución dar a los trabajadores y trabajadoras, hay ventas pequeñas y otras, como Venta Peio o Biok, que tienen también establecimientos en Valcarlos, Dantxarinea o Behobia. Como Asociación no entramos en las decisiones de cada uno, pero el futuro no pinta nada halagüeño”. Ibardin acoge a 2 millones de visitantes y clientes anuales, pero Irazoki considera que “este año estaremos lejos de esa cifra”. Aunque otras crisis sanitarias como la gripe aviar o la de las vacas locas también han restado afluencia, Ignacio Irazoki, que lleva mas de 40 años trabajando en Ibardin, tan sólo recuerda una ocasión en la que se cerró la zona comercial. “Creo recordad que fue en 1988 -señala-, cayó una gran nevada que cerró la carretera durante 8-10 días. Nevó hasta en la playa. Fuimos los propios comerciantes quienes abrimos la carretera a pala”.

Además del sector comercial, el sector turístico también se está viendo seriamente afectado. La zona de Ibardin, que abrió su Oficina de Turismo en el año 2008, es conocida por sus redes de senderos, la travesía que enlaza con la localidad de Biriatu o por el lago Xoldokagaina, pero durante estas semanas está totalmente prohibido caminar por el monte. La situación no afecta únicamente a la muga. La Asociación Baztan-Bidasoa Turismoa, señala que para el puente de San Jose todo está anulado y los restaurantes y empresas de actividades de la comarca están cerradas.

El presidente de la Asociación, Patxiku Irisarri, señala que “es cierto que zonas como Ibardin o Dantxarinea atraen a 2 millones de visitas anuales, pero son pocas las que aprovechan esa visita para conocer la comarca”. La Semana Santa ya está perdira para el sector, pero Irisarri cree que “la repercusión también se notará a largo plazo. Ya hay casas rurales que están recibiendo cancelaciones para agosto, la gente no sabe como va a salir económicamente de esta crisis sanitaria. Si todos los sectores van a salir perjudicados, el nuestro será el primero: en vez de reservar una semana se reservará, si se puede, un fin de semana, y en lugar de comer en un restaurante, se preparará un picnic o una barbacoa”.