- Una de las medidas que más se respetó en las terrazas fue la de la distancia de seguridad, por supuesto entre mesas, pero también entre las personas que ocupaban cada una. Respecto a las mascarillas, aunque hubo quienes se la pusieron, buena parte de las personas no las llevaban, y lo mismo ocurrió con los guantes. Algo que preocupó a Eduardo Lizarraga, encargado del bar Windsor, situado en la Plaza del Castillo. "Tengo más miedo a los contagios que a otra cosa. A pesar de la distancia, hay mucha gente que no es consciente. El virus realmente está ahí y me preocupa porque a mí me obligan a ponérmela, pero la gente no la lleva", lamentó. En cuanto a trabajar con esa protección en la cara y las manos, Lizarraga afirmó que "es bastante incómodo, pero el trabajo es realizable".