- Las casas rurales y alojamientos de los valles de Salazar y de Roncal han vivido la semana a golpe de cancelaciones. Con la práctica totalidad de sus reservas anuladas, afrontan noviembre en blanco y se despiden de su temporada alta “sin demasiada esperanza” en los puentes de diciembre. “Salvamos octubre, a pesar del confinamiento de Madrid, fiel clientela de la Selva de Irati , pero ahora está todo anulado. Tenemos la mirada puesta en los puentes de diciembre y Navidad, pero tampoco sabemos qué va a pasar. Pendientes también de la Semana Blanca, damos prácticamente el año por perdido”, expresa María Adot Esarte, Presidenta de la Asociación Turística del Pirineo Navarro, Iratialdea, y lamenta la pérdida de la que consideran su temporada alta que “representa en torno al 70% de los ingresos anuales”.

Asegura Adot que el sector vive estos días “un nuevo batacazo. Nos hemos formado y hemos cumplido con los protocolos. Hemos sido responsables y también lo ha sido el turismo recibido que ha venido a coger aire y a respirar. Entendemos que hay que tomar medidas para frenar los contagios, pero tampoco sabemos si estas son las más justas”, plantea.

A su vez, como sanitaria en activo, pone María Adot la salud en primer lugar. “Es lo más importante, pero habrá que compensar de alguna manera este año complicado también para el turismo rural; buscar un equilibrio entre salud y trabajo: suspender un tiempo impuestos o la cuota de autónomos, crear nuevas líneas de ayuda; buscar medidas intermedias, porque el trabajo también es vida y esto va para largo”, advierte.

El turismo rural se resiente asimismo en el vecino Valle de Roncal. “Cerrojazo y vacío”, son las palabras repetidas en los alojamientos que sufren también anulaciones de todas las reservas de los fines de semana del próximo noviembre.

“Las medidas de seguridad en cuanto a número dificultan y echan para atrás a la clientela”, apunta María Ángeles Ezquer en Isaba, a la vez que añade que desde mediados de septiembre las anulaciones son un goteo. “El confinamiento de la primavera, el mal tiempo que se adelantó en septiembre, y ahora otra vez las nuevas medidas restrictivas por la pandemia son un nuevo sopapo”, expresa la presidenta de la Federación de Casas Rurales de Navarra.

Asegura Ezquer que la situación se repite en el turismo rural de norte a sur, ya que le constan las anulaciones desde la Ribera a la Montaña. “Somos autónomas y aceptamos las medidas, pero el bolsillo se resiente. Damos el otoño por perdido, y estos días nos estamos jugando el invierno, porque se toman las decisiones sobre la campaña escolar de esquí. Si se suspende, será la puntilla”, vaticina.

En Isaba, siempre con algún turista de paso, Jesús Mari Barace, presidente de la Asociación de Servicios y Actividades de Turismo Rural del Valle de Roncal, mantiene que “todo está cerrado” , y acusa el vacío “que nos hace ver la realidad de lo que hay y del tiempo que vivimos”.-