Un estudio del Instituto Navarro de la Juventud (INJ) concluye que, frente a la idea de un progresivo descenso en la participación de la juventud en la comunidad, existe "un profundo proceso de transformación en la participación social y activa de las personas jóvenes hacia modelos de organización menos formalizados y de carácter más coyuntural".

El informe, que servirá al Gobierno como herramienta para el diseño futuro de las políticas juveniles de participación, ha trabajado con 252 entidades juveniles.

Sus objetivos eran identificar cómo percibe la población joven la participación, qué motivaciones les conducen a desarrollar prácticas participativas, qué canales y herramientas se utilizan, y qué expectativas tienen.

La investigación, conocida este miércoles por el Gobierno en su sesión semanal, muestra que las asociaciones juveniles, tal y como han sido consideradas de forma tradicional, han dejado de ser el ámbito preferente de participación y sustituidas por un concepto más amplio, el de entidad de interés juvenil, que engloba las nuevas formas y movimientos participativos de organización de la población joven.

De hecho la tasa de participación de las personas jóvenes en estas entidades de interés juvenil (20,51%) casi triplica la de las asociaciones juveniles (7,49%).

Del estudio se desprende la necesidad de asumir una nueva descripción más práctica de la participación juvenil real, en torno a la que las personas jóvenes se organizan para dar una respuesta colectiva a las necesidades, inquietudes y problemas de la juventud navarra.

Y refleja también un descenso en el registro de nuevas asociaciones juveniles en Navarra, de 209 en el periodo 2000-2009 a 90 en 2010-2019, y en el porcentaje de personas jóvenes que participan en asociaciones juveniles, de 11.814 en 2013 (el 9,80% de personas de 14 a 30 años) a 8.571 en 2020 (el 7,49%).

El informe identifica la figura del emprendedor social juvenil como origen y estructura de la mayoría de las entidades juveniles no formalizadas, que surgen de forma espontánea, y son personas de entre 14 y 25 años, lideran grupos de iguales y desean mantener su independencia en la búsqueda del objetivo propuesto.

Para el vicepresidente Javier Remírez, el enfoque de las políticas públicas y la labor de los organismos que pretenden fomentar y facilitar la participación juvenil debe centrarse en detectar jóvenes con iniciativa emprendedora en el ámbito social y de la participación, que canalicen las demandas e inquietudes de la población joven.

Asimismo, las políticas de juventud deben involucrar a los jóvenes en el ámbito de la participación, formarlos y apoyarlos con total autonomía para que desarrollen sus potencialidades y puedan llevar a cabo su proyecto de asociacionismo o agrupamiento juvenil, otorgándoles el protagonismo.

El estudio también confirma que, en las poblaciones pequeñas, la tendencia a la participación es más elevada que en las grandes y así en los municipios de menos de 500 habitantes, la tasa de participación juvenil supera al 57%.

Por otra parte se ha constatado que en los municipios cuya población empadronada no supera los 1.000 habitantes se concentra un 12,4% de las entidades juveniles y solo el 7% de la población joven de Navarra, mientras que en los municipios de 1.000 a 3.000 habitantes, donde se encuentran empadronados el 8% de los jóvenes, están 13,3% de las entidades de interés juvenil.