Cuando la covid está en el camino de convertirse en una enfermedad más que se pasa mayoritariamente como un catarro, Cristina lleva dos años batallando para recuperar su vida anterior a la pandemia, aquejada de múltiples afectaciones de la covid persistente, una enfermedad que afecta como mínimo al 10 % de los infectados y que no parece mermar con la ómicron.

Cuando los síntomas se alargan más allá de los tres meses, se considera que la persona está sufriendo covid persistente y a partir de ahí la duración de la enfermedad puede ser variable, aunque son pocos los que hoy en día están plenamente recuperados.

Algunos sufren incluso las consecuencias de la covid desde la primera ola, como es el caso de Cristina Pérez, empleada de la banca de 42 años, que a día de hoy sigue de baja. "Fui de las primeras, en marzo del 2020, cuando nos confinaron a todos", rememora.

Pasó la infección de la covid en casa, encontrándose mal pero no tan grave como para ser ingresada, y cuando ya parecía que había terminado la enfermedad empezaron a aparecer síntomas nuevos, que al principio despistaban mucho a los doctores: problemas respiratorios, taquicardias, falta de memoria y atención, visión borrosa, problemas musculares, dolor articular o fatiga.

En covid persistente no todos los síntomas actúan a la vez, pues algunos son cíclicos y estallan como un brote, mientras otros son permanentes, lo que supone un cuadro complejo que requiere de una atención multidisciplinar y personalizada, para ir controlando la evolución de la enfermedad y tratar de revertir las afectaciones.

La unidad de covid persistente del Hospital Germans Trias de Badalona (Barcelona) y sesiones de rehabilitación en el Instituto Guttman han ayudado a Cristina a recuperarse de una auténtica "guerra dentro del cuerpo" y ahora cree que ya le falta menos en este largo camino.

"Tengo más fuerza que antes, pero sigo teniendo un límite que no debo superar porque, si no, rebrotan todos los síntomas y no levantas cabeza", destaca la paciente, que reivindica así la necesidad de que los afectados tengan el tiempo de baja suficiente para culminar la recuperación, "sin forzar".

"Tengo dos hijas pequeñas que me veían como una madre superactiva que dejó de serlo de repente y ahora lo que quiero es recuperar mi vida", destaca la paciente.

El caso de Cristina sigue el patrón habitual de las personas que sufren covid persistente: mujer, que pasó inicialmente la covid de forma leve y que tiene entre 30 y 50 años, por lo tanto, en plena edad laboral, de manera que esta enfermedad es un lastre personal, familiar y profesional.

"La incidencia es suficientemente grande como para que se aborde bien", señala por su parte la portavoz del Colectivo de Afectados y Afectadas por la Covid Persistente, Lara Toro.

Toro, que también está afectada por la enfermedad desde la primera ola, se queja de que no se esté trabajando para corregir el infradiagnóstico de casos de covid y que tampoco se esté dotando a los servicios asistenciales, sobre todo en la primaria, de los recursos y la formación para detectar y atender los casos de covid persistente.

El doctor Francisco Mera Cordero, que coordina la unidad de covid persistente del Hospital de Bellvitge de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) junto con la dirección de atención primaria Costa Ponent, admite que es pronto para saber hasta cuándo pueden durar las afectaciones de estos casos más longevos.

Estudios en Francia hechos a 600 días (2 años) indican que en el 80 % de los casos aún persisten los problemas neurológicos, los más duraderos y entre los cuales el más frecuente es la "niebla mental" -desorientación, confusión y dificultad para concentrarse-, detalla el especialista.

La vacunación y una variante ómicron más leve tampoco parece que haya disminuido la tasa de casos de covid persisnte por cada contagio, que Mera considera que sigue estando "como mínimo en el 10 %".

Tras la quinta y sexta ola, con cifras récord de contagios, "estamos viendo más persistentes ahora que hace meses, y esta enfermedad no depende de la gravedad", enfatiza el especialista, que colabora con el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol).

Todo indica pues que la covid acabará desapareciendo como pandemia pero la persistente seguirá ahí, de manera que, según Mera, el sistema sanitario tendrá que ofrecer más formación continuada a los doctores de primaria y más recursos para ofrecer una atención multidisciplinar y personalizada.