La Universidad de Navarra, Foro Qpea y ASBAR-IDEA presentaron ayer las conclusiones de un estudio que analizaba en qué medida los factores arquitectónicos y ambientales en los centros gerontológicos han influido en el número de fallecidos y a nivel físico y psicológico durante la pandemia de covid-19. Este proyecto ha sido realizado por un equipo multidisciplinar formado por profesionales de estas tres entidades.

Primero habló Rafael Sánchez-Ostiz, doctor en Medicina y especialista en Geriatría y gerontología, quien desveló que la investigación del que ha formado parte “tiene el propósito de proporcionar conocimiento práctico orientado a mejorar la calidad de vida de las personas que viven en las residencias de mayores”. Insistió en que quería “incidir en lo que se ha hecho bien: el compromiso de los profesionales, de las entidades o la coordinación entre ellos”, y añadió que “este trabajo quiere ayudar a corregir lo que se pudo hacer mejor”.

objetivos y conclusiones El encuentro prosiguió con Ana Sánchez-Ostiz, doctora Arquitecta de la UN, la cual explicó que “los objetivos específicos” eran: “analizar los factores arquitectónicos y ambientales que pueden influir en el riesgo de contagio, correlacionar la tipología de centros con los contagios por covid y proponer parámetros para disminuir el impacto de los residentes”. Entre las conclusiones obtenidas del estudio, destacó que “las residencias construidas antes de 1980 han sido más problemáticas”, y que “las más grandes también parecían más vulnerables”.

Añadió que “los factores arquitectónicos clave que más han podido aumentar los contagios son los ascensores (uso intensivo y falta de ventilación), recorridos (no separación entre recorridos covid/no-covid) y habitaciones dobles y baños compartidos (mayor exposición y riesgo)”. A estos se suman “el comedor (mayor riesgo al quitarse la mascarilla), la sala de estar (espacio de uso prolongado y alta concentración de personas) y la falta de ventilación (ya que la covid se transmite mayoritariamente por saliva y respiración)”.

propuestas Sánchez-Ostiz planteó en nombre de su equipo “un Plan de Adaptación para prevenir la propagación del virus”, que incluye varios criterios. Entre ellos está “modificar la residencia para tener al menos dos ascensores, dos escaleras y dos recorridos, de manera que cada una pueda ser usada por residentes con y sin covid, respectivamente”. Propuso asimismo “aumentar el porcentaje de habitaciones individuales con baño individual por lo menos en un 80%”, así como “posibilitar la flexibilidad de espacios grandes y residuales para tener más comedores y salas de estar si es necesario” y “dotar de espacios suficientes de vestuarios y zonas de descanso para profesionales”.

En relación al diseño ambiental, planteó “dotar de ventilación natural del exterior todos los espacios habitables”. A su vez, apuntó la necesidad de “incorporar sistemas de ventilación mecánica con recuperadores de calor y sin recirculación del aire”.

Multidisciplinar. Entre los integrantes de este trabajo ha habido varios profesores e investigadores de la Universidad de Navarra: Ana Sánchez-Ostiz, de la Escuela de Arquitectura y del Grupo SAVIArquitectura e IP del proyecto; Menchu Larráyoz, investigadora principal de la Escuela de Arquitectura; Dolores López, doctora del Departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía; Aurora Monge; Ana Isabel Vitas, doctora en Biología y miembro del Departamento de Microbiología y Parasitología; Purificación González, arquitecta; y el también arquitecto Juan Echeverría. Por su parte, Foro Qpea y ASBAR-IDEA han contribuido aportando los siguientes profesionales: Pilar Suárez, doctora en Gerontología e IP del proyecto, Inés Aztarain, psicóloga sanitaria; Nuria Garro, doctora en Educación, y el médico Rafael Sánchez-Ostiz.