La consejera de Derechos Sociales, Mari Carmen Maeztu, anunció este lunes que la teleasistencia ampliará los servicios que ofrece y llegará hasta 11.000 personas usuarias, casi 4.000 más que las que tiene en la actualidad, con una inversión de 9,1 millones de euros en cinco años procedentes de fondos europeos. El programa está destinado a todas las personas dependientes que lo deseen y especialmente a personas mayores de 65 años o mayores de 18 años con al menos un 33% de discapacidad reconocida.

Cada nueva persona usuaria será evaluada inicialmente para conocer sus hábitos, capacidades y necesidades, algo que también se hará en los próximos meses con quienes ya disponen del servicio. De esta manera, se habilitará en cada caso el nivel de asistencia y los recursos precisos y al mismo tiempo se liberará al 112 de unas 40.000 llamadas que recibe anualmente por este motivo.

Se trata, dijo Maeztu en conferencia de prensa, de un servicio fundamental para que personas que sean o no dependientes puedan seguir viviendo en sus domicilios, una "calidad de vida y autonomía e independencia" que es voluntad del Gobierno apoyar. Para ello se ha diseñado un nuevo servicio de teleasistencia "preventivo" que operará las 24 horas todos los días del año con personas "específicamente preparadas", equipos tecnológicamente modernos, con una centralita propia para el cribado de las llamadas, y con cinco unidades móviles, tres en Pamplona y dos en Tudela, para llegar a toda Navarra, incluidas zonas en despoblación y viviendas o caseríos aislados. "Se pretende una atención mucho más personalizada en función de las necesidades que se detecten en la elaboración de un plan", comentó la consejera, y añadió que el seguimiento que se llevará a cabo tanto con comunicación telefónica periódica como con visitas al domicilio.

En este sentido Inés Francés, directora gerente de la Agencia para la Autonomía, subrayó que será "un servicio de proximidad y preventivo para seguir en el domicilio con los apoyos necesarios más allá de la atención a situaciones de emergencia", como se ha hecho hasta ahora. Para ello estará "interconectado con los servicios de atención primaria sociales y de salud" para ofrecer un servicio "sociosanitario" que aborde de forma "integral" las necesidades.

Mayores solos, 15% de los dependientes

Con ese fin, explicó Pilar Ferrero, jefa de la sección de programas de la Agencia, se ha creado este nuevo modelo "que pone a las personas en el centro de la atención", es decir, "que estas personas sigan teniendo control sobre su entorno, sus cuidados y su vida cotidiana y puedan seguir desarrollando sus capacidades", permitiéndoles "permanecer más tiempo en su domicilio" y así dándoles a ellas "más autonomía y seguridad" y a sus familias "el saber que sus familiares están seguros, atendidos y pueden gestionar su vida diaria". Por este motivo la evaluación tendrá en cuenta elementos como edad, si vive solo, redes de apoyo, nivel de autonomía o dependencia, riesgos por problemas de salud, la accesibilidad de la vivienda y el entorno, o las rutinas de ocio. Derechos Sociales estima que las personas mayores que viven solas con un alto grado de dependencia conforman aproximadamente el 15% de la población dependiente, aunque este número probablemente sea menor una vez que esté mejor cuantificada.

Con estos datos se diseñará un plan de atención "global" con la teleasisencia en sí pero también como otros recursos si son necesarios ya que habrá tres niveles de atención: la básica para personas autónomas o con alto nivel de autonomía aun con discapacidad, con las que se mantendrá contacto cada 45 días; un nivel medio para personas con algún tipo de fragilidad, con comunicación cada 30 días, y un nivel alto de asistencia para personas con dependencia, con seguimiento cada 15 días. Los tres niveles llevan además programa de envejecimiento activo y el de asistencia alta también de apoya a las familias o a los cuidadores.

Equipamiento y personal

Habrá además distintos dispositivos, como detectores de gas, humo o fuego para personas que cocinan pero tienen problemas de memoria u olfato; detectores de caídas para personas con problemas de movilidad; de pasividad para detectar si se ha alterado su rutina diaria; de aperturas de puertas de neveras, microondas u otros elementos; o para personas con discapacidad "Lo importante es que será un sistema preventivo gracias a la valoración previa que permitirá saber qué detectores es preciso instalar en cada vivienda", aseveró Ferrero, que también valoró que se dispondrá de teleasistencia móvil para personas con problemas iniciales de deterioro cognitivo para que en sus salidas diarias no se pierdan.

El servicio no tendrá coste alguno para las personas dependientes, puesto que está garantizado en la cartera de Servicios Sociales, mientras que en el caso de las no dependientes su coste oscilará entre los 0 y 7 euros al mes, en función de la renta. Estará atendido por un equipo de 42 personas: una responsable del servicio, una responsable del Centro de Atención, 2 supervisoras, 5 coordinadoras, 19 teleoperadoras, 12 oficiales de unidad móvil y dos técnicas instaladoras.