Dolores Martín, Dolo, ha decidido dar un giro a su trayectoria profesional y coger las riendas del KH-7 BM Granollers, uno de los equipos con mayor potencial de la Liga Guerreras Iberdrola. La entrenadora navarra llega al conjunto vallesano después de una etapa de seis años en el Handbol Sant Quirze, club al que logró subir a la máxima categoría, pero que acabó descendiendo a Oro tras sólo un año de andadura. Ahora, la técnica y exjugadora internacional, de 39 años, asume un proyecto en el que se ha decidido apostar aún más si cabe por el balonmano femenino y ahí Martín espera aportar toda su experiencia, que es mucha.

¿Cómo están siendo las primeras sesiones con el equipo? ¿Los primeros contactos con la plantilla?

–Todo muy bien, la verdad. Estoy muy contenta. Para mí es un cambio importante. Granollers es un club que, históricamente, tiene una gran estructura a nivel de España y de Europa. Ahora estoy adaptándome y conociendo a las jugadoras, aunque con algunas ya había tenido contacto en la base y en las selecciones catalanas. Creo que la gente está con ganas e ilusión, así que de momento todo bien.

Da un salto importante asumiendo un banquillo como el del KH-7 BM Granollers. ¿Qué objetivo se ha marcado con el equipo?

–Hace ya unos años que el Granollers está estabilizado en la categoría. Hace un tiempo, incluso, jugó competición europea. Este año ha entrado una nueva junta directiva que quiere dar un paso más en cuanto a la estructura femenina. En eso estamos. En un proceso en el que cambiar muchas cosas. Funcionamientos, dinámicas y sobre todo profesionalización de la parte femenina, que en comparación con la masculina había diferencias. Ahí entro yo también. Para mí también es un salto. En el Sant Quirze, dentro de lo que era la máxima categoría, era todo más amateur. Yo era entrenadora y profesional del equipo, pero la estructura no era la misma. Aquí puedo decir que soy profesional de lo que me gusta, puedo dedicarme cien por cien a entrenar, a dirigir al equipo y competir en la máxima categoría. El club ha hecho un esfuerzo por tener la estructura del equipo femenino profesional, aunque obviamente, si hablamos de las condiciones económicas que pueden tener las jugadoras, no tiene nada que ver a cualquier equipo de la Liga Asobal. Pero sé que todas las jugadoras están contratadas, el cuerpo técnico también y en unas condiciones bastante buenas además.

Aún habrá pasos que dar, sin duda, ¿pero poco a poco se está avanzando en igualar el balonmano femenino al masculino?

–Yo ya lo digo, estoy muy contenta de haber formado el staff que tengo. Somos tres mujeres. Conmigo están Vero Cuadrado como segunda entrenadora y María Cadens como preparadora física. También tenemos a Vicente Álamo con las porteras. Pero al final estar tres mujeres dirigiendo a un equipo de la Liga Guerreras Iberdrola, en un club como Granollers, es un paso muy importante. Poco a poco creo que se está avanzando hacia la igualdad y a tener unas condiciones lo más parecidas al balonmano masculino. Queda mucho por hacer, pero me siento muy afortunada y orgullosa de formar parte de este proyecto, de que el club haya hecho esta apuesta y quiera dar esos pasos adelante en busca de la igualdad.

Cuando le plantearon entonces entrenar al Granollers, ¿se lo pensó mucho?

–Tenía claro que mi etapa como entrenadora en el Sant Quirze había concluido. Al final han sido seis años con el primer equipo y prácticamente las mismas jugadoras. Las cogí siendo juveniles y subimos dos categorías en esos seis años. Creo que en la vida todo son ciclos y mi ciclo como entrenadora estaba cubierto. Es cierto que para mí Sant Quirze era mi casa y de entrada no tenía intención de marcharme. Pero al principio de año me llegaron diferentes ofertas para entrenar fuera y, valorando las propuestas que tenía, vi que clubes como Granollers en España hay muy pocos. En balonmano femenino es muy difícil que alguien te ofrezca un proyecto de estas características como entrenadora. El resto de opciones que tenía pasaban por irme fuera de Catalunya, así que encajó todo bien. Estoy muy contenta con esta oportunidad.

Coge un equipo que va a sufrir muchos cambios y va a poder imprimir su propio sello. Para una entrenadora debe de ser un reto bonito.

–Sí. Obviamente queremos tener buenos resultados y estar lo más arriba posible esta temporada, pero el proyecto del club es dar un paso adelante con el tema del balonmano femenino. Ahora estamos arrancando. Yo tenía que terminar mi etapa con el Sant Quirze el 30 de mayo y había temas de planificación que eran complejos. Me incorporé el 1 de julio al Granollers y no ha sido fácil, más con la vinculación personal que tenía con mi anterior club. El proyecto está hecho a corto-medio plazo, tirando a medio plazo, y se ha hecho una gran renovación en el equipo, pero teníamos claro que la base del equipo es la que tiene el talento y las condiciones, las ganas de dar ese paso adelante, y eso hemos querido mantener. A partir de ahí, hemos ido a buscar un plus que quizás el equipo no tenía en cuanto a juego, veteranía o profesionalidad para arrancar esta primera temporada y mirar al futuro con proyección y ambición. Esperemos estar arriba esta temporada y hacer un buen papel en la Copa de la Reina. Con paciencia y dando pasos poco a poco.

Así es como se construyen las cosas. Muchas veces se buscan resultados inmediatos, pero los proyectos necesitan su tiempo.

–Así es. Tenemos una plantilla donde la más veterana tiene 25-26 años. Creo que tenemos jugadoras con calidad, talento, ambición e ilusión, que tenían ganas de dar ese paso. Pero ahora nos toca trabajar y tener paciencia. Esperemos que poco a poco lleguen los resultados y el equipo crezca.

¿Tiene ya marcado en el calendario el 28 de diciembre, la visita del Granollers a Villava-Atarrabia?

–Sí, la verdad. Creo que era necesario que por fin hubiese de nuevo un equipo navarro en División de Honor. Yo he jugado en el Beti Onak, salí de ahí, y cuando subió me alegré muchísimo por el club, por la gente que trabaja ahí y por el pueblo en sí, que respira balonmano. Es cierto que es una fecha un poco mala, en Navidad, pero ya la tengo más que marcada en el calendario y me hace muchísima ilusión poder volver a casa. La última vez que estuve fue en la fase de ascenso con el Sant Quirze, en Loyola, donde subimos a Plata. Pero la pista del Beti no la he vuelto a pisar desde que me marché de allí, así que me hace ilusión volver. Obviamente intentaremos ganar y disfrutar del partido.

No sé si sigue de cerca o no el proyecto que está armando el Beti Onak para su asalto a la elite.

-Sí, lo he seguido. Me parece que tiene un bloque, con el que subió, muy consolidado. Prácticamente ha mantenido toda la plantilla y, a partir de ahí, se ha ido reforzando con jugadoras con experiencia en la División de Honor. Les va a venir bien, porque esa veteranía y ese poso en la categoría es lo que te falta cuando asciendes. Luego está la incógnita de algunas jugadoras como la angoleña –Kassia César–, aunque yo he tenido una de esa nacionalidad en el equipo y es gente muy competitiva y físicamente un portento. Seguro que les dará un plus. Me parece una plantilla para conseguir el objetivo que se ha marcado, que es asentarse, salvar la categoría e ir creciendo. Algo que, por experiencia, sé que es muy difícil. Por mucho que tengas el grupo consolidado, no tiene nada que ver la Plata con la División de Honor en cuanto a ritmo de juego o calidad de las jugadoras. Cuanto antes se puedan adaptar, mejor. Espero, obviamente, que se puedan salvar y logren sus metas lo antes posible.

Desde la distancia, ¿cómo está viendo el momento que atraviesa el balonmano navarro? ¿En especial el éxito del femenino?

–Creo que la Federación está haciendo un trabajo espectacular y obviamente los clubes también, porque son quienes las entrenan día a día. Visto desde fuera, la Federación está ayudando mucho a la formación de las jugadoras. Destacaría los resultados de Anaitasuna a nivel de base femenina la pasada temporada. Como club está trabajando muy bien. No es fácil ser dos años campeonas de España en infantil y tampoco es fácil meter a todos los equipos femeninos en fases finales. Esperemos que el Beti se pueda consolidar en la máxima categoría y además creo que en breve habrá un equipo en Oro. Todo el trabajo en la base, además, se verá recompensado en las máximas categorías. No tengo duda. l

La protagonista

Sus orígenes, en Burlada. Dolores Martín comenzó a jugar en el BM Burlada. Posteriormente vistió la camiseta del Malkaitz Eskubaloia, club que acaba de cumplir 25 años y que fue fundado, entre otros, por sus padres José Luis Martín y Juani Hernández. También defendió los colores del Beti Onak. Además, ha sido jugadora de la selección española absoluta.

Experiencia en la elite. Martín ha entrenado a tres equipos en la máxima categoría: el Castelldefels, donde también jugó; el Handbol Sant Quirze, donde ha estado seis años; y ahora el Granollers.