Lleva casi dos años y medio fuera de las pistas, pero Ander Torriko no pierde la sonrisa. Ni la ilusión por volver a jugar al balonmano. Cuándo llegue ese día es lo de menos. Porque quiere ir sobreseguro. La vida ya se ha encargado de darle demasiados reveses.

El 27 de marzo de 2021, el central del Helvetia Anaitasuna se rompía el ligamento cruzado de su rodilla derecha en un partido en Puente Genil. Fintando, en un gesto clásico repetido mil veces por él y que en aquella ocasión resultó fatal. En diciembre de ese mismo año, cuando se vislumbraba su regreso al parqué, recaía de su lesión en un entrenamiento. De nuevo, a parar. Y apenas unos días antes de iniciarse la competición en 2022, con el visto bueno médico ya en la mano, el jugador de 26 años se rompía por tercera vez en otra sesión preparatoria. Otra bofetada.

A lo largo de este tiempo, Torriko ha pasado cuatro veces por el quirófano y se ha enfrentado a una rehabilitación muy dura, tanto física como psicológicamente. “Si vuelvo, que es mi objetivo principal, voy a ser un jugador diferente. Mentalmente cambias”, constata el jugador de Zumaia (Gipuzkoa), quien se ha aferrado a su optimismo, a su alegría innata, a sus compañeros y en especial a su familia –sus padres Andrés y Marian y su hermana Sara– para sobrellevar este arduo proceso de recuperación de la mejor forma posible.

¿Qué tal está? ¿Cómo se encuentra?

–Ahora mismo me encuentro contento por ver que mi rodilla responde bien, después de todo lo que he ido pasando estos dos años y medio. Estoy viendo que la rehabilitación marcha correctamente, que estoy en muy buenas manos, y tengo muchas ganas de meterme ya pronto con el equipo.

Creo que algo ya ha empezado a entrenar...

–Sí. Antes de comenzar la pretemporada hablé con Quique (Domínguez) para ver cuándo me podría incorporar al equipo y empezar a entrenar con ellos. El viernes tengo consulta con Jurdan Mendigutxia, que es mi rehabilitador en Zentrum, y la idea es que la progresión sea como hasta ahora, así que el objetivo es ir metiéndome con el equipo las primeras partes de los entrenamientos. Sin mirar mucho más allá. Viendo cada semana cuáles son las sensaciones.

Las dos recaídas que ha sufrido se han producido entrenando. No sé si uno se mete a la pista con más cautela, después de todo.

–Con mucha cautela. Al final, las experiencias negativas marcan mucho y se quedan grabadas en tu mente. Las dos últimas veces me he roto cuando estaba a las puertas de volver a jugar con el equipo y por esa misma razón quiero hacer las cosas aún mejor. No hay ninguna prisa para nada. Quiero ir avanzando y metiéndome poco a poco en el grupo, sintiéndome cada semana más jugador.

Por lo tanto, no hay fecha prevista para su regreso y ni se la plantea.

–No, no la hay. Sobre todo para que mi cabeza esté tranquila. Quiero basarme más en cómo me voy sintiendo cada semana, en cada entrenamiento y en cada minuto que vaya acumulando con el equipo. En función de todo ello, de cómo vaya con la rehabilitación y demás, iremos viendo el regreso.

¿Qué le dicen los médicos, su rehabilitador, los fisios también del equipo? ¿Cómo le ven?

–Los fisios del equipo siempre están pendientes de mí, me preguntan y son muy buenos profesionales, pero las rehabilitaciones las estoy haciendo con Jurdan. Me ven bien y animado, lo cual es positivo porque es un proceso muy largo.

Habla del aspecto anímico. No se le ha visto perder la sonrisa en estos dos años y medio, pero imagino que la procesión irá por dentro.

–Si vuelvo, que es mi objetivo principal, voy a ser un jugador totalmente diferente. Todas estas experiencias te hacen ser otro jugador, mentalmente cambias. Pasas muchas horas solo y te ves fuera de la dinámica del equipo. Los primeros meses son duros, porque no puedes ni apoyar la pierna. Por desgracia, y no sé si decir incluso que por suerte de cara a un futuro, me ha pasado tres veces y me he tenido que someter a cuatro operaciones seguidas en menos de dos años. Tres de la plastia del ligamento cruzado anterior y una de injerto. Todas han ido bien y es cierto que hay complicaciones, que cada cuerpo responde de una manera o de otra, cada rehabilitación es un mundo... Pero vas cogiendo experiencias que te sirven de cara al futuro, valoras todo y aprendes de lo que te ha ido ocurriendo.

¿Y de dónde saca las fuerzas? ¿A qué se agarra para sobrellevar todo lo que le ha pasado?

–Me considero una persona positiva. Todos tenemos días mejores y peores, eso es así, aunque intento estar siempre feliz, valorando cada cosa de la vida, puesto que no todo es balonmano. Tengo una actitud alegre y eso creo que me ayuda inconscientemente a sacar el lado positivo a todo esto, aunque no la hubiera. Ese ha sido un punto importante en mi recuperación mental. 

¿Y en todo este proceso no se ha planteado recurrir a un psicólogo que le ayudase en ese aspecto mental?

–No he tenido que recurrir. No he sentido esa necesidad. En general, he sabido sobrellevar bien todo el proceso. He aprendido mucho de la primera operación y de las recaídas. Sé muy bien, por desgracia, cuál es el proceso del ligamento cruzado anterior. ¿Me hubiese venido bien? Quizás. Pero a día de hoy me encuentro bien y capacitado para seguir con todo lo que me ha pasado. 

También su entorno le habrá ayudado mucho. Desde su familia, habitual en los partidos en La Catedral, a sus propios compañeros, aunque no haya estado día a día en el trabajo con ellos.

–Aquí sí que quiero hacer alguna mención especial, sobre todo a mis padres, que me han acompañado en todo. Por suerte soy de Zumaia, a una hora de Pamplona, y eso ha sido importante para mí. No me costaba trasladarme con ellos de un sitio para otro. En las operaciones han estado ahí, al igual que mi hermana, que tiene mucho tacto y una empatía terrible. Un apoyo así se agradece mucho, al igual que el de compañeros y gente que ha pasado por lo mismo que tú como Carlos Chocarro, que en su día pasó por una operación de ligamento cruzado anterior, o Juan del Arco, que tuvo que pasar por el quirófano dos veces. Con sus experiencias te ayudan. Y no me quiero olvidar tampoco de alguien que ha sido compañero mío de piso durante dos años, el gran Héctor González (exjugador del Helvetia, ahora en el Billère), que me ha apoyado mucho en el proceso, sobre todo a nivel psicológico. Siempre intentaba que yo estuviera bien. Si me veía algo más bajo, trataba de sacarme una sonrisa. Hay mucha gente que se ha preocupado y aunque estés fuera en lo deportivo, en lo personal sigo siendo parte del equipo.

Su propio entrenador, en muchas comparecencias, se ha acordado de usted.

–Quique también se merece otra mención especial. El aprecio que nos tenemos es mutuo. Es un entrenador que me ha sorprendido en muchos aspectos, tanto fuera como dentro de lo deportivo. Me he reunido con él más de una vez para hablar de mi situación y es una persona que, en este proceso largo, me ha ayudado mucho.

Habla bastante de aprendizaje. Sólo tiene 26 años y desde luego el aprendizaje que está teniendo con todo esto es demasiado, más que el que le gustaría.

–Yo nunca había tenido nada en la rodilla. La única lesión grave que había sufrido era en el hombro, cuando jugaba en Benidorm. Escuchaba casos, que eran duros, complicados... Pero nunca me había parado a pensar lo qué suponía para un deportista. Con todo esto, acabas valorando otras cosas más pequeñas. Por ejemplo, lo qué sientes cuando acabas un entrenamiento y sudas. Somos muy propensos a sufrir una lesión así en el mundo en el que estamos. El balonmano es un deporte muy bruto y nos exponemos a ello. Pero hay que aceptarlo y convivir con ello.

Torriko, cuando se lesionó en Puente Genil, ayudado por Javi García (i) y por Juan del Arco. Estefanía Hernández

Cuando se lesionó la primera vez fue fintando, en un movimiento muy característico suyo. Y las recaídas han sido parecidas, realizando un movimiento similar. ¿Cree que cuando vuelva a la pista va a tener más respeto a hacer alguna jugada?

–Cuando comentaba que sería otro jugador diferente, en parte era por esto. Las tres veces que me he roto han sido más o menos con el mismo gesto. Es la rodilla derecha la que sufre. En Puente Genil, me rompí con la finta al débil, apoyando todo mi peso corporal en la rodilla derecha. En una finta clásica mía, por así decirlo, que la he hecho millones de veces hasta que me pasó. Pero un día te falla y te preguntas qué ha pasado. Seré un jugador diferente cuando vuelva seguro, tanto física como mentalmente. Estas experiencias te sirven para conocerte mucho mejor. Cuando regrese, seré más consciente de cómo apoyo, de cuándo debo correr más o menos... Hasta que me encuentre con más confianza, seguro que es así.

¿En algún momento se ha planteado dejar el balonmano?

–No, nunca me he planteado la posibilidad de tirar la toalla, algo que por otro lado es completamente respetable. Hay gente que lo ha hecho y lo comprendo, porque es una lesión muy dura. Pero, impulsado por la actitud que tengo y por mi edad también, nunca me he planteado dejar el balonmano. Sé lo que tengo que hacer, por tercera vez lo sé, y de momento están yendo muy bien las cosas. Sí que me he planteado el hecho de que me quede bien la rodilla para futuros trabajos que pueda tener. He estudiado INEF y me gustaría enfocar mi vida hacia la readaptación de lesiones o hacia la preparación física, y eso sí implica estar bien. El deporte me encanta, me gusta ir a correr al monte, hacer pala o bodyboard. Me quiero recuperar bien no sólo para el balonmano, sino para la calidad de vida que pueda tener en un futuro.

Por cierto, ¿cómo ve al equipo de cara a la próxima temporada, con todos los cambios que ha habido?

–En general se respira un ambiente con muchas ganas. Quizás con menos experiencia que otros años, pero para nada es un impedimento. Esas ganas hay que trasladarlas a la pista también. Y para eso está la pretemporada. Hay motivación de sobra y el equipo, aunque sea diferente a otros años, tiene a gente ilusionada por hacer las cosas bien en la máxima categoría.

Esto no es una pregunta, es una afirmación, pero creo que Torriko va a ser el gran fichaje del Helvetia esta temporada, sea cuando sea.

–La fecha no la quiero poner, eso es... A ver. Yo tengo muchas ganas de sentirme jugador de nuevo y de ayudar al equipo. En este sentido, quiero hacer otra mención especial, en este caso al club. A gente como Carlos García, Quique Domínguez, Pablo Galech, Mintxo Ibarrola, Fito Gastón... A todos. Es un club muy serio, pero a la vez te da mucha confianza. Desde el primer día en que llegué me sentí como en casa. Después de todo lo que me ha pasado con la rodilla, estar dos años y medio en el dique seco, que sigan confiando y sigan apostando por mí dice mucho de Anaitasuna. Más que lo del fichaje, yo lo que quiero es devolver esa confianza al club con minutos de juego y tardes de disfrute y de victorias.

Mucha suerte y que esta vez sea la definitiva.

–Eso es, que sea la definitiva. Muchas gracias.