El maquillaje forma parte de la rutina diaria de belleza de muchas mujeres y entre los instrumentos que no pueden faltar para su aplicación se encuentran las brochas y los pinceles.

Muchas veces no les prestamos toda la atención necesaria y descuidamos su limpieza y su mantenimiento, pese a ser fundamental para la higiene, la salud y el cuidado del rostro. Si no los mantenemos en perfecto estado pueden acabar convirtiéndose en un nido de bacterias que frotaremos sin saberlo por todos los rincones de nuestra cara, incluyendo partes tan delicadas como los ojos.

Tener las brochas y los pinceles en un estado óptimo hará que estos útiles te duren más tiempo, que tu maquillaje quede perfecto al no arrastrar otros restos de producto y que este no se dañe al aplicarlo. Y lo más importante, protegerás tu piel y tu rostro de posibles infecciones o irritaciones.

Si las cuidas bien te pueden durar años, pero si observas que tus brochas empiezan a perder cerdas, están debilitadas o presentan mal aspecto, ha llegado el momento de renovarlas. 

Dependiendo del tipo de brocha y del uso que le demos, la frecuencia con la que la tenemos que lavar será una u otra. Las brochas para aplicar productos líquidos, como bases de maquillaje, deberíamos limpiarlas una vez por semana; las que usamos para polvos, una vez cada quince días, y las empleadas para la sombra de ojos, bastaría con una vez al mes

Brochas de maquillaje teñidas de colores vivos. Freepik

Agua y jabón

Aunque mantener las brochas impecables parezca en principio una labor tediosa, se trata de un proceso muy sencillo. La forma más cómoda, rápida, fácil y económica es coger un pequeño recipiente, por ejemplo un bol, y echar en él agua tibia. A continuación, verter sobre ella un chorrito de jabón, a poder ser neutro, y limpiar dentro la brocha haciendo movimientos ciurculares. En poco tiempo verás cómo va saliendo buena parte del producto atrapado en la brocha. Si está muy sucia, cambia el agua varias veces y repite el proceso hasta que veas que queda impecable.

Las brochas de fibra natural son más delicadas y requieren un cuidado especial; puedes utilizar para su limpieza un champú para el cabello. Las de pelo sintético admiten hasta jabón para lavavajillas, que elimina la suciedad de forma más rápida y efectiva.  

Una vez que la brocha está limpia es fundamental secarla bien. Para ello puedes tumbarla en el borde de una encimera o de una mesa de forma que las cerdas no toquen nada. Así también evitarás que estas acumulen humedad y acabe formándose moho. También puedes colgarla boca abajo, pero nunca colocarlas boca arriba, ya que el agua se puede acumular en la base y los pelitos se irán pudriendo poco a poco.

Cuando ya tenemos las brochas limpias y secas lo mejor es guardarlas en un estuche específico, alineadas y sin que las cerdas choquen entre si para que no se despeinen ni se deformen ya que, de lo contrario, al aplicar el maquillaje podríamos no obtener un resultado totalmente preciso.

Una brocha y un pincel con maquillaje en crema y en polvo. Freepik

Otras formas de limpieza

Como ya hemos dicho, puedes obtener un buen resultado limpiando tus brochas y pinceles con tan solo agua y jabón. Sin embargo, si lo que buscas es una limpieza más a fondo tienes también otras opciones: 

- Con aceite de oliva o con algún aceite esencial. Echa unas gotas de aceite en un papel absorbente y frótalo contra la brocha hasta que toda la suciedad quede adherida a él. Después quita el exceso de aceite con agua y jabón y déjala secar.

- Con agua micelar. Es el mismo proceso que con el aceite, solo que el agua micelar es más fácil de retirar una vez que la brocha está limpia.

- Con productos específicos. Existen productos específicos de limpieza que deberás utilizar siguiendo las instrucciones del fabricante.

Ya lo ves, no es tan complicado tener tus utensilios de maquillaje en perfecto estado y, sin embargo, los beneficios de hacerlo son numerosos. Tanto tu piel como el aspecto general de tu rostro te lo agradecerán.