La alimentación es un pilar clave en la salud de la piel, "aunque a menudo no le damos la importancia que merece. Lo que comes día tras día influye en su hidratación, su capacidad de regeneración y su resistencia ante agresiones externas. Una dieta pobre en nutrientes puede debilitar su barrera natural, aumentar el estrés oxidativo y acelerar los signos del envejecimiento", señalan desde ISDIN, referencia internacional en dermatología.

Y es que, "cada cosa que comes deja una huella. Algunos alimentos la nutren, la hidratan y la protegen, dándole fuerza para resistir el sol, la contaminación y más factores del exposoma. Otros, en cambio, pueden restarle brillo y hacer que se vea apagada y cansada. La mejor parte es que tienes el control. Con los nutrientes adecuados, puedes darle a tu piel todo lo que necesita para regenerarse, protegerse y resplandecer desde adentro", añaden.

Los tres enemigos blancos de la piel, según la dermatóloga Ana Molina

Quien tampoco ha querido dejar pasar la oportunidad de cómo afecta alimentación a la piel ha sido la dermatóloga Ana Molina, quien cuenta con más de 372.000 seguidores en Instagram. En ella, la especialista habla de "los tres enemigos blancos de la piel".

"Los tres enemigos blancos de la piel, ¿tú sabrías decirme cuáles son?", comienza planteando la dermatóloga.

"Hoy en día sabemos que la sal tiene un impacto en cómo envejecemos. El pasarnos de sal, pero sobre todo, sobre todo, sabemos que el azúcar nos envejece muchísimo. Destruye colágeno, por medio de ese famoso mecanismo llamado glicación, y eso hace que se comporte al final como el sol. No es tan potente, pero, efectivamente, ingerir mucho azúcar libre, no azúcar natural, el azúcar natural de fruta y verdura ya sabemos que no hay problema. Evitar los enemigos blancos y luego tomar, pues ya sabes, proteínas de alto valor biológico, grasas saludables, vitaminas, y minerales", explica de manera detallada Ana Molina.

Pero su explicación no se queda ahí. "El azúcar acelera el envejecimiento porque rompe el colágeno y la elastina, que son como el sostén natural de tu piel. Las harinas refinadas se convierten rápidamente en glucosa, lo que genera inflamación y puede empeorar condiciones como acné y rosácea. Además, ¡también afectan tu colágeno! Sal en exceso: El exceso de sodio retiene líquidos, hincha tu rostro y puede dar un aspecto cansado y apagado. Y si ya hay líneas finas… ¡se marcan más ¿La solución? Más comida real, menos procesados. Tu piel te lo va a agradecer con brillo natural, firmeza y vitalidad", añade la experta.