Posiblemente la reseña más absurda publicada sobre un restaurante

Las reseñas se han convertido en un elemento fundamental para los propietarios de los negocios de hostelería y para los posibles clientes. A los primeros les sirven para detectar cuáles son sus principales carencias y para potenciar sus virtudes, mientras que a los segundos les son de gran utilidad para saber qué se pueden encontrar si acuden a ese bar o restaurante: la calidad de la comida, el servicio, el ambiente, la limpieza, el precio…

El poder de las reseñas

De hecho hoy en día muchísimas personas toman la decisión de acudir o no a un local dependiendo de lo que lean en las reseñas, de lo que los clientes que ya han estado hayan escrito y de la notaque le hayan puesto. Esto es especialmente importante y útil cuando se viaja a una ciudad en la que no se sabe a dónde ir para comer o cenar.

Pero es cierto que es más habitual acordarse de redactar una reseña cuando se ha vivido una experiencia desagradable que cuando todo ha ido bien, porque la rabia impulsa a quejarse. Ahí, en su respuesta (si la hay) es cuando se puede comprobar si el hostelero acepta sus errores, se disculpa y tiene propósito de enmienda, lo que le puede resultar a la larga beneficioso, o si sale al ataque de mala manera, lo que no da buena imagen.

Críticas surrealistas

Luego están los que por una mala experiencia puntual atacan al local puntuándolo con la peor nota posible, conscientes del daño que le pueden hacer, y los que critican cosas inverosímiles que poco o nada tienen que ver con el servicio. Y entre estos últimos se encuentra una reseña que ha subido a sus redes la popular cuenta Soy Camarero, que lleva el profesional de la hostelería Jesús Soriano y que se dedica a compartir todo tipo de cosas, buenas y malas, que suceden en su sector.

En esta ocasión ha colgado una foto de una corta reseña, de apenas diez palabras, con las que un cliente expresa la razón de que le haya quitado al restaurante dos de las cinco estrellas, que es la puntuación máxima en las valoraciones de Google. “Fui al sitio con sol. Fue sentarme y nublarse. Lamentable”, aparece (mal) escrito. A lo que Soriano ha reaccionado publicando con ironía en el post lo siguiente: “¿Cómo se les ocurre a los camareros poner ahí esas nubes?”. Como si la meteorología dependiera de los bares o de los camareros.