Tras las huellas de los canteros
Simeón Hidalgo Valencia ha peregrinado durante quince años por tierras navarras siguiendo las marcas que los canteros románicos dejaron en sus construcciones. ¿Firmas de artista o algo más? El trabajo lo ha recogido en una publicación autoeditada.
EnTRE los siglos XI y XIII, la mayoría de la gente, desde el rey al campesino, no sabía leer ni escribir. La comunicación se producía muchas veces a través de imágenes, símbolos, signos, marcas. Como las que dejaron los canteros románicos en las construcciones, la mayoría religiosas, de la época. El investigador Simeón Hidalgo Valencia ha seguido esas huellas que todavía hoy podemos admirar en Navarra y las ha analizado en una investigación pionera. El resultado lo ha plasmado en una publicación autoeditada en dos tomos que presentó ayer en Pamplona. Bajo el título Canteros románicos por los caminos de Navarra, el trabajo recoge 1.489 marcas o signos recopilados, analizados y comparados a lo largo de 15 años de peregrinaje por la Comunidad Foral.
"En 1994, cuando trabajaba en la Escuela-Taller del Ayuntamiento de Pamplona, empecé a acercarme al oficio de cantero y a interesarme por esta tradición. Leyendo, vi que había un campo abierto de investigación en el tema de las marcas de canteros en Navarra, y me lancé a trabajarlo, tomándomelo como mi propia tesis doctoral pero sin exámenes, a mi ritmo", cuenta Simeón Hidalgo, nacido en un pueblo de Valladolid pero afincado en Navarra desde hace 33 años. Para su investigación ha visitado más de 150 lugares de la comunidad, entre ermitas, iglesias y castillos de la época románica (siglos XI y XII y la transición al gótico en el s. XIII), y en 73 de ellos ha hallado marcas de cantero, cuya riqueza nos ofrece.
letras, símbolos, escritos...
¿Las firmas de los canteros?
Las marcas de los canteros románicos se corresponden en muchas ocasiones con letras, de nuestro alfabeto o de otros como el fenicio, etrusco, brahmí, arameo, alfabetos itálicos, norteafricanos, rúnicos... En otros casos son símbolos como una estrella o representan las herramientas propias de los canteros románicos (pico, escuadra, hacha, etc). ¿Pero qué significan estas marcas? "En el libro no entro a analizar las teorías al respecto, pero según la más tradicional y la más asumida, son las firmas de los canteros. Hay otra teoría que dice que las hacían para cobrar el sueldo correspondiente al trabajo que realizaban a destajo, pero yo ahí dudo, porque en un edificio hay más piedras que no tienen marca que las que la tienen", cuenta Hidalgo, quien sí sostiene que "cuando una persona graba algo en una piedra es porque piensa que va a perdurar, y eso lleva a pensar que muchas de las marcas pueden tener un significado más allá de la simple huella en la piedra". De las 1.489 marcas que recoge el libro, hay 125 que se repiten a lo largo de varios edificios de Navarra. Entre las más presentes se encuentran la cruz, que aparece en 34 de los lugares analizados; la escuadra, la X, el ángulo, la pajarita o el reloj de arena (según cómo se mire), la Tau (T), la N o Z, la M (letra griega, la sigma) o la letra S.
Simeón Hidalgo interpreta en el libro significados de varias marcas, como "una muy bonita que hay en Roncesvalles, que es una pisada hundida y delante de ella un círculo. Para mí la pisada es el caminar; y el círculo la totalidad, que en el simbolismo cristiano de la época significa Dios. Yo lo veo claro, que al comienzo del Camino de Santiago, un cantero determinado quiso decir con este signo: caminemos hacia Dios". Otro signo, en San Martín de Unx, representa una mano abierta con los cinco dedos, que apunta a una puerta de estilo románico. "Estudiando, he llegado a la conclusión de que en este edificio posiblemente hubiera canteros moriscos, trabajando en tierra cristiana pero que mantenían su religión, el islam. Y así como los cristianos en época de persecuciones tenían como signo secreto el pez, que simbolizaba a Cristo en griego, en esta ocasión los moriscos utilizan este signo y dicen a través de él: si quieres cruzar la puerta del paraíso, de nuestro cielo, tienes que cumplir los cinco preceptos del islam. Ésa es mi interpretación", relata Hidalgo.
los canteros
Artistas anónimos la mayoría
Quizá estos signos era la manera que muchos canteros románicos tenían de dejar constancia de su obra, ya que la mayoría permanece en el anonimato. "Eran artistas porque dominaban la piedra, pero así como ahora la autoría de una escultura o de un edificio es de quien la lleva a cabo, entonces la autoría correspondía al patrocinador, al mentor, al que ponía el dinero, que podía ser el rey o el obispo", relata Hidalgo. Y añade: "El reconocimiento de su trabajo les llega a estos canteros ahora, cuando nosotros reconocemos que lo que hicieron son obras de arte".
Pero sí hubo canteros que no quisieron pasar por la vida anónimamente y que firmaron sus obras con su nombre, y en algunos casos reivindicando además la autoría con la expresión "me fecit" detrás de su nombre. Como Belenceres, que hizo la lápida de la iglesia de Villatuerta que hoy se conserva en el Museo de Navarra; Aldebertus (Estella), Fulcherius (Leyre), Sancius (capitel del Monasterio de Azuelo) o Leodegarius (portada de la iglesia de Santa María la Real de Sangüesa).
enclaves significativos
Mº de la Oliva, Mº de Fitero, iglesias de Estella y Sangüesa...
Los edificios más grandes, los que atraían a los canteros de la época, son los enclaves más significativos en cuanto a hallazgos de marcas: los monasterios de la Oliva y de Fitero, las construcciones de Estella (iglesia de San Miguel, San Pedro de la Rúa, Santa Mª Jus del Castillo) y de Sangüesa, especialmente la iglesia de Santa María la Real. "Pero también hay muchas ermitas e iglesias pequeñas, que hoy decimos del románico rural, muy interesantes en este sentido", dice el autor. Y precisamente las pequeñas son las que salen peor paradas si hablamos de rehabilitación del arte románico. "Hay iglesias como la de Guerguitiáin o la de Vesolla que se están cayendo, literalmente. Y son bienes culturales e históricos que hay que conservar. Pero para lograr esa rehabilitación, primero la gente de los pueblos debe concienciarse del valor de estas construcciones", dice Simeón Hidalgo.
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