Reciclante no hay basura , se hace basura al tirar. Esta máxima resume la filosofía del reciclaje artístico. Una práctica que a través de la creatividad fomenta la imaginación, el ingenio, la poesía, la belleza, la sorpresa, el pensamiento, la acción, todo ello de una manera respetuosa con el medio ambiente y acorde a los tiempos de crisis que vivimos: con materiales que están al alcance de todos y no cuestan dinero.
Donde la mayoría ve desecho, despojo, basura, los artistas del reciclaje ven posibilidades maravillosas e infinitas de creación. Una botella de plástico, tubos de obra, briks, lonas publicitarias, corchos de botellas, recortes de periódicos o revistas activan de inmediato la imaginación, el pensamiento y las ganas de crear de estos artesanos de la basura cotidiana. En Navarra, el colectivo Reciclantes divulga esta práctica desde que en 2007 decidió dar rienda suelta a su pasión, compartirla entre quienes así la sienten y con el resto de los ciudadanos. Entonces eran tres personas, y hoy son ya trece (sin contar a los colaboradores que se suman en actuaciones puntuales) las que conforman este grupo abierto a cualquier interesado en el reciclaje artístico.
Tres kilómetros de despojo, 5 gigas de Arte, 3 kilos de entusiasmo, 1 imaginación infinita, 1 chispa de ingenio y 1 plus de humor son, según Reciclantes, los ingredientes necesarios para esta práctica. Un juego "interactivo e integrativo" basado en el trabajo en común, los trueques, el intercambio de ideas y materiales, según recogen los Reciclantes en su blog, http://reciclantes.blogspot.com. Un juego en el que los ganadores somos todos/as, y sobre todo, un juego en el que no está permitido el elitismo, porque la filosofía de la que parte es que "todo el mundo puede hacer reciclaje artístico". Así lo aseguran Isabel Herrero y Kitxu Sánchez, del colectivo Reciclantes. "Todas las personas tenemos imaginación y sentido artístico. Nuestro concepto del arte no es el de los museos. No se trata de ir un día a ver obras, sino de que el arte entre en tu vida". En este sentido, dicen, "todo el mundo tiene su capacidad de reciclante. Hay mucha gente que hace reciclaje artístico por libre, igual muchas veces ni siquiera lo consideran como tal, ni se dan cuenta de que están haciendo reciclaje. Se empieza por guardar cosas aparentemente inservibles porque sí, porque por algún motivo nos gustan. Quien tiene esa manía es un reciclante en potencia".
"¿Que me vas a coger la basura?". Con esta pregunta, formulada en tono de asombro y extrañeza, se topan muchas veces los reciclantes cuando se disponen a buscar materiales para su práctica artística. Muchos se sorprenden de que quieran coger lo que ellos tiran; de que le hayan encontrado una utilidad a lo que consideran desecho o despojo. "Buscamos en la basura directamente. Y también nos suelen guardar cosas en Traperos de Emaús. Es muy raro que compremos algo, salvo algún tornillo quizá, pero nunca el material básico", cuenta Isabel Herrero. Una vez encontrado el material, comienza un proceso lento y laborioso. "La basura hay que limpiarla y eso requiere su tiempo. Luego, de la nada, pensar la pieza, elaborarla... te lleva muchas horas", dice Kitxu Sánchez. Últimamente el material que más le atrae son las lonas publicitarias. "Tienen unos colores increíbles, y al mes de estar colocadas las tiran. Aunque no se pueden coger así como así, hay que pedir el permiso a los publicitarios", cuenta. A Herrero le llama especialmente la atención el PET, tipo de plástico con el que están hechas, por ejemplo, las botellas de agua. "Sobre todo me gusta el que es de color azul. Es un material que tiene muchas ventajas, se puede cortar, manipular, es muy flexible y reistente, el color no cambia con el paso del tiempo...", cuenta.
El reciclaje artístico se concreta en un trabajo manual en el que el contacto físico con la materia es importante, y que se basa en la sorpresa y la magia. "Somos un poco magos, en el sentido de que creamos cosas ingeniosas combinando materiales que nunca habían estado juntos", cuentan los miembros de Reciclantes. Aunque forman parte de un grupo y trabajan de manera colectiva, cada uno tiene su personal manera de hacer reciclaje artístico y sus preferencias dentro de esta filosofía. Unos se centran en el reciclaje doméstico, en transformar en otra cosa los residuos que todos tenemos en nuestra basura; otros consideran lo más importante la reducción, es decir, evitar que haya residuos para ni siquiera tener que reciclar; algunos ponen su mirada de artista en todo lo que transforman, y no falta quien emplea el reciclaje artístico de la manera más práctica y económica, para crear objetos con los que amueblar y vestir el hogar, como lámparas, sillas o marcos de fotos, entre otros. Cada reciclante escoge sus materiales y propone su creación, pero la obra nunca es resultado de un trabajo individual. "Compartimos una forma de funcionar en la que el grupo es el protagonista. Somos personas individuales, pero cuando trabajamos el reciclaje artístico nos covertimos en Reciclantes", dicen. Cuando hace buen tiempo, se reúnen al aire libre, en la calle, en plazas de Pamplona. Y actualmente suelen juntarse en la Asociación de Vecinos del Casco Viejo. El intercambio de sugerencias y propuestas entre unos y otros va enriqueciendo la idea inicial de cada pieza y estimulando la idea final. "Por eso, la propiedad intelectual de las obras es difusa", apuntan. Eso sí, no pueden faltar el sentido lúdico y el buen humor. "Somos muy juguetones, nos lo tenemos que pasar bien con esto. Si no, no lo haríamos", aseguran.