El Museo Oteiza acoge desde hoy una exposición con obra inédita del escultor vasco
'Forma, signo y realidad. Escultura española 1900-1935' mostrará hasta el 19 de septiembre 51 obras, entre las que hay tres piezas inéditas, entre ellas "Jesús en el Jordán" del propio OteizaLa muestra se ha organizado en colaboración con el Museo Reina Sofía y Kutxa
PAMPLONA. El Museo Oteiza, de Alzuza, acoge desde hoy y hasta el próximo 19 de septiembre la exposición "Forma, signo y realidad. Escultura española 1900-1935", en la que se presentan tres piezas inéditas, entre ellas "Jesús en el Jordán", una obra de de Jorge Oteiza que se expone por primera vez.
La revolucionaria transformación de la escultura durante las primeras décadas del siglo XX y la irrupción de la escultura de Oteiza a principios de los años treinta es objeto de análisis y representación en esta exposición, producida por el Museo Oteiza.
La exposición, informa el museo de la localidad de Alzuza en un comuniado, revisa el desarrollo de la escultura desde los inicios del siglo hasta la partida de Jorge Oteiza a Hispanoamérica y analiza los momentos más relevantes de "este periodo de transformación y radical superación de la tradición figurativa".
"Forma, signo y realidad", compuesta por 51 obras, cuenta con la colaboración del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el patrocinio de Kutxa y presenta, de manera excepcional, tres obras inéditas que completan la revisión de este periodo.
Se trata de la obra "Nadadores" (1930), de Pérez Mateo, que fue localizada recientemente, el relieve "Sin título (Eva y las uvas)", realizada por Nemesio Mogrobejo en 1908-1909, y la escultura "Jesús en el Jordán", realizada en 1933 por Jorge Oteiza y que nunca se había expuesto.
La exposición, comisariada por Carmen Fernández Aparicio, conservadora jefa de Escultura del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, se inicia por los autores que trabajaron desde la sugestión de Rodin y Gauguin como Paco Durrio y Nemesio Mogrobejo, y el iniciador del clasicismo escultrico catalán, Josep Clarà, además de Mateo Inurria.
El clasicismo que se abrió terreno desde Madrid al final del primer decenio del siglo está representado por Julio Antonio, Daniel González, Enric Casanovas, o Manolo Hugué, quien logró una obra de síntesis de clasicismo y vanguardia.
Por su parte, los nuevos realismos se encarnan en las piezas de Mateo Hernández, Francisco Pérez Mateo o Ángel Ferrant, la original y depurada escultura de Joan Rebull y la figuración moderna de Pablo Gargallo.
En la exposición puede verse asimismo la obra de Julio González, cuya escultura en hierro soldado superó definitivamente, junto con la de Picasso, la idea del bloque, adelantando los conceptos constructivos de Joaquín Torres García o la invención del objeto surrealista, en el que trabajaron Salvador Dalí, Oscar Domínguez, Antoni García Lamolla, Eudald Serra, Marinello y Cristòfol.
Por último, la exposición concluye en la originalidad de la escultura surrealista de Alberto Sánchez y su profundo vínculo con la naturaleza y el paisaje rural, que se convirtió en lo más avanzado y esperanzador de la escultura de vanguardia realizada en Madrid desde el final de los años veinte y que fue el punto de partida fundamental para dos jóvenes artistas vascos, Nicolás de Lekuona y Jorge Oteiza.
El proyecto incluye la edición de una publicación homónima, que recoge el estudio de Carmen Fernández junto con dos textos de Adelina Moya y de Josefina Alix, en una monografía que incluye un extenso apéndice documental con manuscritos inéditos procedentes del Centro de Documentación del Museo Oteiza.
Este proyecto ha contado con la colaboración del Museo Reina Sofía de Madrid, que ha prestado numerosas obras, además de las procedentes de colecciones privadas y de museos como Bellas Artes de Bilbao, Patio Herreriano de Valladolid, MNAC (Museo Nacional de Arte de Catalunya), IVAM de Valencia, Artium de Alava, Biblioteca Nacional, MACBA de Barcelona, Colecciones ICO, Museo Jaume Morera, Museo de Montserrat y Museo Oteiza.
El Museo Oteiza ha programado un conjunto de actividades pedagógicas como complemento de la exposición, dirigidas a niños con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años.