Fecha y lugar: Sábado, 1 de enero. Sala Luyber de San Adrián. Incidencias: Excelente asistencia para comenzar el año, más de 400 personas.

LA primer jornada del XVI Certamen de San Adrián no pudo empezar mejor, en todos los sentidos, tanto por el público asistente, que acudió en buen número a pesar de ser día 1, como por la calidad exhibida por los grupos finalistas y el invitado.

El Mono Pintor fue el grupo encargado de abrir la velada. Los de Pamplona demuestran que con cada concierto dan un paso adelante, siempre innovando, siempre sumando. Contundentes, afinados y sin dejar de moverse y bailar, los cuatro vientos del Mono fueron un auténtico huracán en Adrián. La base de un espectáculo funk que desde el primer minuto (¡qué difícil es tocar en primer lugar el día 1!) contagió al público cierto cosquilleo en los pies que fue in crescendo a lo largo de toda su actuación. Actuación que contó con performance incluida gracias a la colaboración de una alegre azafata (encargada a su vez de señalar al respetable, cartel en mano, cuáles eran los temazos del grupo), y una alborotada cucaracha gigante.

En segundo lugar saltaron al escenario Limboteque, espectacularmente liderados por Carol, cantante de voz sobresaliente aderezada por una estética pin-up a la que saca un rendimiento abrumador. El grupo valenciano presentó en San Adrián las canciones de su primer trabajo discográfico The way, the wind, the van? A caballo entre el pop, el cabaret, el swing, el country y muchas cosas más, ofrecieron un repertorio marcado por la ya citada voz y presencia de Carol pero que se sustenta en un formación clavada, sin fisuras y con algunos apuntes más que notables. Y para cerrar la noche, Cycle. En más de una ocasión nos hemos topado con el típico grupo madrileño que, por el hecho de tocar en un pueblo, sale a cumplir el expediente, sin más, y volverse cuanto antes a su nido de modernidad. David Kano y compañía fueron el ejemplo de todo lo contrario. Con La China lesionada en un rodilla y Matthias aquejado de un potente catarro, el combo dio un auténtico recital sobre las tablas de la Luyber. Derrocharon fuerza, ganas, provocación, calidad y conexión con un público que se vio absolutamente atrapado por un concierto que subía y subía. Además de las demoledoras bases de Kano tras los platos y ordenadores, Juanjo (también integrante de Krakovia) pone al servicio del grupo su febril guitarra, terminando así de conformar una apisonadora imparable. El bis terminó por poner a botar al respetable, y es que, además, la banda sigue teniendo en cartera hits como Confusion!!! Teniendo en cuenta las previsiones de asistencia, en cierta manera pesimistas y marcadas por el peor calendario de fechas posible, el arranque del festival no ha podido ser mejor. Y esta noche, más.