pamplona. Vive a 4 kilómetros del mar, en la costa levantina. Y no imagina un lugar mejor para desarrollar su arte. Las playas, las marinas, las siegas y demás escenas rurales, por las que siente predilección, componen el arte de Eustaquio Segrelles. Se ha recorrido España buscando motivos para sus cuadros, que pueden disfrutarse hasta el 1 de mayo en San Antón, 61. El valenciano es, con Fuentetaja, el pintor más cotizado que ha expuesto en esta sala, con obras que van de los 2.700 a los 21.000 euros, que gustan y se venden.

¿Qué le atrae de esa vida rural que inmortaliza en sus pinturas?

Me atrae todo lo que ya no está, todo lo que se está perdiendo. Porque están reparando y rehabilitando cosas que ya no tienen la gracia que tenían antes. Por ejemplo, hay un pueblo de Salamanca, La Alberca, que yo conocí hace 45 años, y no tiene nada que ver ahora con lo que era antes. A pesar de que ahora está muy bonito, con muchas flores, muchas macetas, pero no tiene nada que ver.

Habrá visto cambiar la costa levantina... ¿A mejor o a peor?

Hombre, para nosotros los artistas, a peor. Porque todo se mecaniza. Antes sacaban las barcas con cuerdas, o los pescadores lo hacían con bueyes, y todo esto ya no está; ahora hay tractores, las barcas son de plástico y no de madera... para nosotros los pintores ya tiene todo menos encanto. Ahora, no me cabe la menor duda de que es más práctico esto que hay ahora, está claro.

Entonces, ¿a la hora de pintar cuesta cada vez más encontrar escenas que le cautiven?

Bueno, lo que ocurre es que yo tengo documentación como para pintar 150 años más (ríe). Donde yo he ido ha ido siempre mi máquina de fotografiar. Hace muchos años que voy por esas playas, por Cádiz, por Zahara de los Atunes, por Barbate, por Portugal... Todavía en Portugal sacan los toros las barcas, hay un pueblo en Setúbal y creo que también otro en Faro; hay pueblos en los que aún se vive a la antigua usanza.

Sus cuadros hablan de otra época.

Sí, es una especie de recuerdo. Una crónica pasada. Pero muy bonita, aquello era precioso.

¿Sorolla es su gran referente?

No, yo he seguido siempre la Escuela Valenciana. Y ahí no está sólo Sorolla; está Sorolla, está Benlliure, está Grasot, está Navarro... hay una serie de pintores magníficos. Lo que pasa es que el más internacional sí que es posible que sea Sorolla. Pero sigo la Escuela Valenciana. Yo me parezco más a Navarro y a Benlliure que a Sorolla, por ejemplo.

La claridad y la luminosidad son el sello de la Escuela Valenciana...

Estamos en el Mediterráneo... Usted ve a un pintor del norte y lo ve más opaco, más como si le doliera algo (ríe), porque pintan con menos luz. No por eso es mejor ni peor, ¿eh?, cuidado. Simplemente tienen otra clase de luz, otra manera de ser. Aquí (en el Mediterráneo) somos más dicharacheros, vivimos junto al mar, tenemos mucho sol durante el año... eso influye mucho en el ser de cada uno.

¿Pintar es una necesidad?

Sí. A estas alturas, después de cincuenta y tantos años de profesión, yo ya no necesitaría pintar, gracias a Dios me ha ido muy bien en la vida. Sin embargo, sigo pintando todos los días. Es una necesidad. Si no pintara, sí que me sacarían en cuatro días por los pies por delante (ríe).

Es uno de los pintores más cotizados, al menos de los que solemos ver en las galerías de Pamplona.

Bueno, más cotizados... No sé, vas trabajando y la gente te va valorando poco a poco, esto no es cosa de un día para otro. La gente te va viendo que estás siempre al pie del cañón, que vas mejorando, y esto te hace que llegues a ser cotizado. Pero no soy de los más cotizados. Hay mucha gente por ahí que hace cuatro rayas y se cotiza mucho mejor que yo.

¿Y eso qué le parece?

Pues mire, yo creo que esto tiene que pasar. Yo respeto a todo el mundo, pero siempre digo una cosa: primero pinta como Velázquez, y después haz lo que quieras. Estos jóvenes que salen ahora pintando cuatro rayas, no sabrán dibujar nunca en la vida, porque no les enseñan. Y las casas empiezan por la base, no por el tejado. Si le digo la verdad, nunca he entrado a una galería moderna, porque no me interesa nada.

¿Cómo ve la situación en España para un pintor que quiere abrirse camino?

Después de ver estos dos años de crisis, no le inculcaría a nadie que pintara, porque no ayudan a la gente joven. Los que ya estamos un poquito arriba, aún seguimos viviendo de esto, pero la gente que sale ahora joven, lo tiene muy mal. Yo les diría que se buscaran otra profesión.

Aunque nunca dejen de pintar...

Claro, si tienen algo dentro que pinten para ellos, que maten el gusanillo, pero como profesión... tiene que pasar mucho tiempo para que esto cambie un poquito, y además nunca será como hace cinco o seis años, cuando realmente se vendía todo. Y tampoco es bueno que se venda todo. Tiene que haber un respeto para determinada pintura.