El VIII Festival de Cine Africano de Tarifa (Cádiz) comenzó ayer con La puerta de no retorno, de Santiago Zannou, en la que narra el regreso de su padre a Benin, país del que emigró hace 40 años. Zannou, hijo de un africano y una aragonesa y criado en Carabanchel, explicó que se siente como un "puente entre dos culturas" y enfatizó la "calidad" de los 140 filmes que podrán verse hasta el 19 de junio. La primera jornada del festival ha incluido también talleres al aire libre y varias exposiciones. Además, se exponen por las calles las 27 fotografías seleccionadas entre las enviadas desde países africanos que participan en el cuarto certamen Photoafrica. Considerado el festival más importante de Europa sobre cine africano, su directora, Mane Cisneros, resaltó las jornadas dedicadas a las revoluciones de Egipto y Túnez, con la proyección de películas y de una mesa redonda. El festival "es una ocasión única para descubrir África y para romper estereotipos y clichés", según Cisneros.
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