pamplona. Al final del túnel. Bakerantza refleja el convencimiento de todas las partes del conflicto vasco de que "ya no hay vuelta atrás", respecto al final de ETA aunque "aún haga falta mucho tiempo" para que llegue el perdón y la reconciliación. Así se expresó ayer Eterio Ortega, director de este documental que llega hoy a las salas de Vitoria, Bilbao y San Sebastián.

En declaraciones a los medios, Ortega manifestó su satisfacción "por la dimensión histórica" que ha adquirido esta película que reflexiona sobre el final del terrorismo y que terminó de grabarse semanas antes de que ETA anunciara el cese de su actividad. Aquel comunicado del 20 de octubre de 2011 fue "un premio para esta película" y para quienes han participado en ella, seis personas que han vivido en primera persona las "consecuencias del conflicto". Al final del túnel. Bakerantza es la tercera película que hace Ortega junto al productor Elías Querejeta sobre el terrorismo en Euskadi después de Asesinato en febrero y Perseguidos. Este nuevo filme "refleja un ambiente nacionalista e independentista", en el que se reivindica el euskera y la cultura vasca como hecho diferenciador, para que el espectador pueda "entender un contexto social", en el que "una persona puede pasar a convertirse en un terrorista", indicó. Los protagonistas explican su "dolor" y expresan la "tragedia" que han vivido la viuda de un ertzaina asesinado por ETA, un profesor de universidad que ha vivido amenazado, la hija de un dirigente de HB, la mujer de un preso de la banda y dos exmiembros de la banda. Entre ellos, el navarro Kepa Pikabea, encarcelado en Nanclares de la Oca. El otro es Juan Carlos Ioldi, que estuvo 16 años en prisión. Los dos relatan "los ideales" que les llevaron a convertirse en activistas "por la libertad de Euskal Herria", si bien luego ponen de manifiesto que han realizado "un recorrido personal diferente", según señala Ortega. De hecho, Pikabea ha realizado "una larga reflexión" que le ha hecho sentir "culpa" y arrepentimiento. Con él aparece su mujer, y ambos se muestran dispuestos a "colaborar" para que no vuelva la violencia y "a hacer mucha pedagogía" del sinsentido de la lucha armada para que los niños vascos, como el de ambos, de 11 años, "no tengan que volver a pasar por ello". Todos los testimonios presentados "reflejan esperanza" y han sido también "como una liberación" para muchos de ellos, sobre todo ahora que sin la actividad de ETA, reflexionan sobre "la necesidad del perdón para avanzar hacia la reconciliación".