pamplona. Dos maestros que abrieron camino en la danza española y que, lejos de rivalizar, se admiraban mutuamente, Antonio Gades y Rafael Aguilar, reviven, dialogan y funden sus lenguajes en el ballet Rango, una mítica pieza de danza-teatro inspirada en la tragedia de Lorca La Casa de Bernarda Alba, que llega hoy al Teatro Gayarre. Se podrá disfrutar a partir de las 20 horas y con entradas a 22 euros en sala, 18 en palco y 8 en anfiteatro.
Los bailarines de la Compañía Antonio Gades -16 en escena- darán vida a esta obra maestra y harán sentir al público "la represión, el encorsetamiento y la autoridad que existían en la época", así como la sensualidad y la ensoñación, a través de las coreografías de Rafael Aguilar tamizadas por el sello Gades. "Son dos escuelas diferentes, pero al mismo tiempo hay mucha similitud entre ambas. Las dos dan mucha importancia al silencio en el escenario. Tal y como lo entendieron los dos maestros, un silencio puede ser más evocador que 36 pasos. También la forma de coger un mantón, la manera de caminar... Hay un lenguaje estético y depurado, hay tradición pero también vanguardia en la expresión, y los pequeños detalles cobran gran importancia", explicaron ayer Stella Arauzo, directora artística de la Compañía Antonio Gades, y Carmen Salinas, directora de la Fundación Aguilar, quienes presentaron el espectáculo en compañía de Eugenia Eiriz, directora de la Fundación Gades y viuda del bailarín y coreógrafo, de cuya muerte se cumplen diez años en 2014. El ballet Rango, que tiene una duración estimada de 33 minutos, se estrenó en París en 1963, pero es una obra "muy actual". Gades lo consideraba obra maestra, y lo incorporó al repertorio del Ballet Nacional y, más tarde, al de su propia compañía, interpretando en ocasiones, él mismo, el papel de la madre, Bernarda. En el espectáculo de esta tarde, Rango se complementará con la obra Suite Flamenca nº 2, que llevará a las tablas algunas de las piezas de referencia histórica en el género del flamenco coreografiadas por Antonio Gades, añadiendo en esta ocasión la mítica Soleá de Eduardo Serrano el Güito, montada especialmente para la Compañía por el propio maestro.
Eugenia Eiriz recalcó la "importancia de mantener en el escenario a nuestros clásicos de la danza", como son Gades y Aguilar, y animó a la gente a acudir al espectáculo de hoy, que, dijo, "pasa del drama y la hondura a la alegría, a una auténtica fiesta flamenca. La gente va a salir del teatro cargada de emociones".