Contundencia, magia, virtuosismo
Concierto de Apocalyptica
Fecha: domingo, 1 de noviembre. Lugar: Café Zentral Teatro, Iruñea. Intérpretes: Apocalyptica, formación integrada en directo por Eicca Toppinen, Paavo Lötjönen y Pertu Kivilaakso, a los chelos; Franky Pérez a la voz; y Mikko Sirén, a la batería. Como teloneros se contó con Tracer. Incidencias: presentación de Shadowmaker, 8º disco de la banda. Lleno, público participativo, de toda edad y condición. Hora y 1/2 de duración, bises incluidos.
En un día tan atípico como un domingo, Apocalyptica arrasaron en Zentral, dejando claro el porqué de la expectación suscitada en Iruñea por el presente concierto; ¿cómo? Aunando a la perfección magia, contundencia y virtuosismo. Demostrando ser uno de los actuales nexos de unión entre el heavy metal y, si no con la música clásica directamente, sí con una de su más electrizante concepción. Y es que el medio, esto es, el uso de unos instrumentos determinados (los chelos en este caso), no tiene por qué condicionar el fin, tocar música metálica. Y todo ello sin perder las canciones energía ni sonoridad en directo. Sin que nada chirriase. Dando a entender Apocalyptica, en resumidas cuentas, que es posible tocar incluso thrashmetal con instrumentos propios de la música clásica -más bien-, si es que en los presentes tiempos puede hablarse en dichos términos: dando a entender qué instrumentos son los más apropiados (o propiedad) de cada estilo, algo que, perdonen los puristas, creemos trasnochado.
La velada arrancó de manos de Tracer, impulsivo power trío al que casi no vimos, toda vez que comenzaron antes de lo inicialmente previsto; eso sí, su manera de plasmar el hard rock convenció, a tenor de cómo quedó la sala: convertida en una incandescente caldera. A punto de caramelo para los cabezas de cartel, quienes, en medio de un ambiente propio de las grandes citas; bajo una cuidada puesta en escena y un espectacular despliegue luminotécnico, ofrecieron un show para no olvidar.
El concierto de Apocalyptica alternó temas cantados (qué voz la del cubano Franky) y otros de naturaleza instrumental, así como señeras -y esperadas- versiones con composiciones propias. Sobre la totalidad de los temas ofrecidos diremos que las interpretaciones, estando de por medio dos maneras de entender la música como estas, el heavy metal y la música clásica (tan próximas en lo relativo a perfeccionismo y virtuosismo), hicieron gala de generosa duración y desarrollo, demostrando los chelistas ser apasionados, consumados y avezados maestros de sus instrumentos. De unos chelos a cuyas cuerdas sacaron fuego con sus arcos -más que chispas solamente-, consiguiendo lo que los más reconocidos guitarristas con sus púas: dar vida a incendiarios e increíbles punteos. Y, evidentemente, con sus ribetes ya clásico-sinfónicos, ya metaleros y thrash-metaleros, los temas convencieron a los presentes, a un público que dio palmas, bramó de satisfacción en los momentos álgidos, inmortalizó con sus móviles los mismos y coreó los estribillos más conocidos de cuantas versiones sonaron; de temas como Nothing else matters o Seek & Destroy, de Metallica; Refuse/Resiste, de Sepultura o, ya en los bises, del One, de Metallica, materializadas mediante pasajes sonoros de increíble regusto y factura. Grandes, a la altura de la expectación creada, triunfaron Apocalyptica en Zentral.