madrid - “Yo es que he nacido artista, como el que nace guapo, como el que nace cojo... Si me devolvéis a Granada, me ahogo”. Esto les escribió Federico García Lorca a sus padres en una carta, en 1922, para que le dejasen permanecer en la Residencia de Estudiantes, donde ahora se inaugura una exposición sobre su paso por esta institución.

Una habitación propia. Federico Gracia Lorca en la Residencia de Estudiantes, 1919-1936 es el título de la muestra, que hace un guiño al texto que escribió Virginia Woolf sobre la necesidad de tener una habitación propia para escribir, con motivo del próximo traslado, aún sin fecha, de los archivos y el legado del poeta de la Residencia de Estudiantes de Madrid, que custodia este legado desde 1986, al Centro de Federico García Lorca de Granada. Así lo puso de manifiesto ayer la sobrina del poeta, Laura García Lorca de los Ríos, presidenta de la Fundación, quien dio las gracias a la Residencia, “un lugar tan importante para todos y para mi tío, no solo en su vida de estudiante sino también como escritor adulto ya reconocido”. En la muestra se exhiben dos cartas inéditas, las que escribió Lorca al musicólogo Adolfo Salazar, de 1922, en la que el poeta le pide que haga una gestión para que pueda volver a la Residencia de Estudiantes, donde había estado el año anterior, ya que tenía miedo de quedarse sin plaza.

La familia de Lorca no quería que volviera, porque el escritor deseaba dejar la carrera de Derecho y había fracasado con su obra El maleficio de la mariposa, explica el comisario de la muestra, Andrés Soria.

En un apartado de la muestra titulado No es ninguna fonda se exhibe una carta en la que el poeta le dice a sus padres que la Residencia no es ninguna fonda, “es una casa de estudios”, “por favor, dejadme estar”, y les reclama que es “una necesidad artística”. “Yo tengo alas; por favor, no me las cortéis”, añade.

encuentros capitales La Residencia de Estudiantes fue capital para Lorca. Allí conoció a Dalí, Buñuel y Pepín Bello, personas fundamentales en su inspiración en la vida y en su creación. “Esta pasión por la Residencia también la muestra en otra carta -recalca el comisario-. En ella, Lorca asegura que le espanta salir de la Residencia y volver al mundo de Baroja, de Galdós, de Zamacois, un novelista bronco tardonaturalista, de sal gorda. Ese ambiente no iba con él y seguro que se hubiera vuelto a Granada”, subraya.

La exposición reúne manuscritos, cartas, fotos, dibujos y pinturas pertenecientes a la Fundación Federico García Lorca, la Residencia de Estudiantes y el Reina Sofía, que ha prestado tres cuadros que Dalí regaló al poeta y que la familia del autor del Romancero gitano vendió al museo para poder pagar la Fundación.