El Prado libera la energía de la pintura de Cai Guo-Qiang
Es el primer artista que concibe obra inédita para el museo y en ella reivindica la pólvora como “creadora de belleza”
madrid - En la sala C del edificio de los Jerónimos del Museo del Prado aún huele a pólvora. Sólo unas horas antes de la presentación de la exposición El espíritu de la pintura, de Cai Guo-Qiang, se había producido la deflagración con que el artista chino culminó la pieza central de la muestra. Se trata de un lienzo de 18 metros de largo, compuesto por varios paneles, en el que Cai Guo-Qiang, el primer artista que concibe obra inédita para el Prado, rinde un homenaje sensual y espiritual a sus maestros: el Greco, Tiziano, Rubens, Goya o Velázquez.
Cai utiliza plantillas de papel y pinta con la pólvora mezclada con pigmentos de colores. Al final del proceso prende la mecha y, con la explosión, la pintura se difumina a la vez que se libera la energía que contiene, según explica el propio artista.
“La pólvora se asocia a los atentados y a las guerras, pero también puede producir belleza y esperanza”, dijo en la presentación. El método le proporciona además la dosis de riesgo e imprevisión que Cai ve indisociable de la tarea artística.
Aunque no es el primer artista contemporáneo que entra en el Prado -antes que él estuvieron Cy Twombly, Francis Bacon o Miquel Barceló, entre otros-, sí es el primero que ha desarrollado su trabajo en sus instalaciones, durante una residencia artística de un mes.
“El Prado siempre ha servido de inspiración a artistas, desde Manet, Renoir o Bacon. Es nuestra obligación estar abiertos a los creadores y alentar el diálogo entre los nuevos y los viejos artistas”, señaló el director del museo, Miguel Falomir, para explicar el por qué de esta iniciativa pionera.
Alejandro Vergara, comisario de la exposición, ha precisado que, si el Prado se ha fijado en él, ha sido por su trayectoria y ha destacado entre sus obras Head on, un asombroso conjunto de estructuras metálicas recubiertas de piel de lobo que expuso en el Guggenheim, o el espectáculo pirotécnico con el que inauguró los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.
Pese a que Cai Guo-Qiang es una estrella internacional del arte, Falomir ha negado que la muestra tenga ningún interés comercial. “No ignoramos las leyes del mercado pero hemos firmado un convenio por el que queda prohibida la comercialización de las obras mientras estén aquí”, aseguró. Otra cosa es lo que pase después, y eso no ha quedado claro. Falomir ha subrayado que el Prado no es el propietario de las obras, por lo que en, cuanto a la institución le concierne, su destino es “incierto”.
Poco antes, el propio artista explicaba que no tiene galería y que trabaja directamente con los museos: “Estos pueden comprar mis trabajos para su colección, aunque con el Prado es diferente; no se sabe si decidirán incluirlo”.
La exposición El espíritu de la pintura se compone de 27 pinturas hechas con pólvora, ocho de las cuales se han realizado en el Salón de Reinos, y se estructura en cuatro secciones según una progresión rítmica que refleja una fórmula compositiva china: inicio, desarrollo, giro y unificación.