pamplona - Reivindican que no se cierran a nada y con su tercer disco, Render Me Numb, Trivial Violence, Belako dan buena cuenta de ello. Y cómo. Josu Ximun Billelabeitia, guitarra y voz de la banda, desgrana esta última colección de canciones.

El pasado mes triunfaron en los premios MIN, conquistando los galardones de mejor artista, directo y videoclip. ¿Belako hace tiempo que dejó de ser “la revelación de...”, como les etiquetan muchos medios?

-Nos consideramos un grupo consolidado, llevamos ya siete años tocando juntos. Lo que sí que estamos intentado es dedicarnos a ello, todavía malvivimos de la música, pero nuestro objetivo es llegar a vivir tranquilamente de esto. Los premios nos hacen mucha ilusión, es muy bonito que se fijen en ti. Por ejemplo, el premio del directo nos ilusiona ya que para nosotros son muy importantes los conciertos, siempre intentamos que sean diferentes, enérgicos...

Desde esta reivindicación de los conciertos puede entenderse la elección de grabar Render Me Numb, Trivial Violence en directo y analógico, en Estudios Atala. ¿Buscaban ese acercamiento?

-Hemos grabado en analógico y también hemos trabajado con nuestro técnico de directo, Iñigo Irazoki, en sus estudios. Se parece más al directo, es más crudo todo... sí que ahí nos despegamos del disco anterior, que estaba más procesado y trabajado en posproducción. Aquí ha habido un trabajo más de preproducción, porque sabíamos que íbamos a grabarlo en cinta y en analógico, que había pocas tomas... Como excepción, ha habido un par de temas que se han grabado en nuestra casa, de forma digital, y hemos hecho algún experimento...

Experimentos curiosos como el de registrar algunas pistas con la grabadora de un teléfono móvil...

-Fue para darle un toque súper comprimido y medio lo-fi, nos parecía que iba en consonancia con el sonido analógico de la cinta. La idea surgió años atrás: Cris vivía en Madrid, así que yo le mandaba una base instrumental y ella la reproducía y se grababa su voz junto a la base con el móvil. En temas como Strangers in a Box nos gustó tanto esa primera toma que la hemos mantenido así. El móvil da esa suciedad y comprensión incontrolada que hace que salgan cosas que no se percibían, las pone en primer plano y son errores sonoros que enriquecen.

Postpunk, rock y electrónica son los ejes de Belako, pero, ¿es precisamente la indefinición musical su mejor definición y etiqueta?

-Hace dos discos sí pensábamos que estábamos buscando nuestro sonido, tocábamos bastantes palos... Pero hoy día hemos llegado a la conclusión de que no nos cerramos a nada. Ese es más o menos nuestro estilo, algo tan poliédrico y el poder experimentar. La clave de nuestra zona de confort es poder hacer lo que queramos en el momento en que queramos. Si nos apetece ir hacia sonidos un poco más caribeños como en Strangers in a Box, lo hacemos, y si nos apetece volver a los orígenes más postpunkeros a lo Joy Division, lo hacemos también.

Ha sido el primer LP en el que las letras tienen un mensaje más social, con referencias a la violencia de género, la crisis de refugiados o la corrupción política. ¿Fue premeditado o surgió de forma natural?

-Al principio íbamos a sacar un EP de cuatro o cinco canciones y coincidía que entre una letra que hice yo y las de Cris, todas tenían en común eso, que señalaban ciertas injusticias. Luego fuimos añadiendo canciones y de forma natural sentimos que teníamos que hablar de estos temas y estamos muy orgullosos de la dirección que hemos tomado en cuanto a letras. Sentíamos una responsabilidad ya que cada vez nos ve más gente, tenemos un micro delante... y aunque no vayamos a cambiar nada, señalar los problemas nos parece lo mínimo.

Sorprende que se planteasen editar un EP, cuando este último disco recoge 14 temas, desde un sentido del orden, con un principio y final.

-Somos partidarios de las historias, de que un trabajo se escuche de principio a fin... Un poco románticos hacia el concepto del álbum entero. Sí que la primera idea era hacer algo más corto, como un EP, pero se nos quedaba a medio gas y como teníamos canciones tan diferentes, queríamos que tuvieran un hilo conductor... y en este caso han sido el sonido y la letra los que unen todo. Siempre nos preocupa mucho el orden de las canciones. Por ejemplo, en el vinilo tienen un orden diferente, porque hay que darle la vuelta en ciertos puntos y no queríamos que perdiesen sentido.

Al hilo del título, Render Me Numb, Trivial Violence (cuya traducción podría acercarse a “insensible a la violencia trivial”), ¿realmente somos ya insensibles a esa violencia hacia la que apuntan?

-Sí, en Occidente somos inmunes a muchas de las cosas. Nos pasan una serie de imágenes en la televisión, que están ahí, y ya convivimos con ellas. En el momento te chocan, pero luego te ponen el fútbol, pasas la página y ya está. Son problemas que la gente, si no le toca de cerca, no hace nada. Es injusto y difícil porque parece que todo va en esa dirección, hacia la alienación y el individualismo, pero hay que intentar mirar hacia el de al lado.

Llegan a Zentral tras varios conciertos de presentación a las espaldas. ¿Qué tal está funcionando este tercer trabajo en directo?

-Estamos muy cómodos. Con el anterior trabajo nos pasó que igual había canciones que eran nuestras favoritas, pero que en directo nos frenaban. En este disco nos hemos preocupado también de mirar de cara al directo, de que los temas vayan bien con el resto de repertorio y de que tengamos ganas de tocarlos. Ahí también hemos ganado, al final es experiencia: este es ya el tercer largo y hemos visto cómo funcionan las cosas en directo.