pamplona - El escritor navarro Juan Retana presentó ayer su nueva novela, 22 de septiembre, San Fermín, en la que relata, de forma novela pero rigurosa, los trágicos sucesos de los Sanfermines del 78. El acto contó con el apoyo de la plataforma Sanfermines 78 gogoan!, personificada en esta ocasión en Begoña Zabala, que se encargó de glosar la figura del escritor y apuntalar los objetivos de la citada iniciativa ciudadana, que no son otros que esclarecer la verdad, reclamar justicia y pedir la más que correspondiente reparación a las víctimas.

Según explicó Juan Retana, “la idea de este libro surgió cuando estaba corrigiendo las galeradas de Cuentos del siglo corto, una compilación de historias personales que estaban influenciadas por acontecimientos de ese siglo corto. Algo que también sucede en esta novela, ya que se trata de historias personales, de ficción o de realidad, truncadas por un hecho concreto: los Sanfermines del 78”. En este sentido, el autor no dudó en definir su obra como “una novela de ficción, y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, pero, claro, relata unos hechos verídicos que ocurrieron y de los que yo fui testigo, ya que, en aquel año, estaba trabajando en la cafetería Roma, en Paulino Caballero, a 100 metros del Gobierno Civil. Y aquello, el 8 de julio, a partir de las diez de la noche, se convirtió en zona de guerra, en la zona cero; es decir, el Roma se convirtió en un hospital de campaña y nosotros en camilleros, sin que supiéramos exactamente qué pasaba”. De esta forma, rememora Retana, “la no ficción se me cuela en la novela de una manera descarada. Es decir, se da un concubinato entre ficción y no ficción que me condiciona a la hora de escribir. De hecho, la no ficción imposibilita el suspense en la novela, ya que todo el mundo que se acuerda o le han contado los Sanfermines del 78 sabe cómo van a acabar y que solo duran tres días. Como decía mi hijo, es imposible hacer un spoiler porque el spoiler ya está hecho al elegir la fecha. Pero es una novela de ficción porque la inmensa mayoría de los personajes que he elegido para protagonizar esta trama son ficticios... aunque no todos. Es evidente que al contar hechos de no ficción aparecen personas que vivieron y murieron de verdad, como Germán”.

Un estilo propio y peculiar Todas estas premisas han provocado que, para esta novela, Retana desarrollará un particular estilo literario. “Hay mucho condicional, mucho quizá, muchos es posible que hiciera... Porque, evidentemente, yo no le he podido preguntar a Germán, por ejemplo, cómo vivió esos días. Es una forma de respetar la presunción de que yo estoy creando lo que él vivió en aquellos días previos a su muerte. Pero también hay otros personajes reales, como el comandante Ávila, de la Policía Armada, o un personaje muy querido, que no es de ficción, aunque en la novela así figura, que es Mario... Un sociólogo navarro que en el libro hace de cicerone de su maestro Henri Lefebvre y su novio. Este Mario es, evidentemente, Mario Gaviria, aunque no ponga su apellido en ningún momento. La pena es que se me ha muerto antes de publicar el libro. Su personaje me ha servido para encauzar todo lo que yo quería contar al lector de lo que ocurrió en los Sanfermines del 78 y, también, de los Sanfermines como fiesta”.

Una novela, dos ‘historias’ En 22 de septiembre, San Fermín se cruzan dos historias, dos vidas paralelas. “Yo lo defino como una soga de dos cuerdas con muchos hilos. La primera cuerda son los Sanfermines como fiesta, y la segunda, los Sanfermines del 78, que están condicionados por una situación política concreta. Una época, la de la transición navarra, que fue muy peculiar, ya que pasó de ser una provincia leal al franquismo a una provincia traidora y roja”.

Todos esos hilos, además, provocan, lógicamente, que estemos hablando de una “novela coral, con 30 o 40 personajes que me permiten explicar las distintas maneras de vivir los Sanfermines: unos los detestan, otros los disfrutan, unos vienen de fuera y los viven, y otros vienen de fuera y nos lo viven. Esos personajes, a su vez, me permiten también explicar cómo se vivía aquella época desde diferentes puntos de vista: desde el del militante de LKI, que podía ser yo, hasta el militante ultraderechista que meses antes de San Fermín asaltó la sede del LKI. Todos tienen sus historias y secretos que me permiten hilvanar pequeños suspenses encadenados que contrarrestan la falta de suspense final. Además, he intentado que cada personaje tenga un estilo propio que lo diferencia del resto. Solo dos están escritos en presente de indicativo: el comandante Ávila y un jipi que intenta pasar unos tripis. Por otra parte, a partir de los sucesos del día 8 en la plaza, toda la novela vuelve a ser un presente de indicativo”.

Estructura Aunque Retana es un escritor complejo, en esta ocasión, y por primera vez, ha creado “una estructura lineal, que empieza por el principio y acaba por el final, con historias entrelazadas que son sincrónicas y diacrónicas al mismo tiempo. Es decir, todos los personajes viven los mismos acontecimientos, como el encierro (al que dedica 22 páginas) o la noche. Eso sí, el libro transcurre principalmente del 6 al 8; aunque los Sanfermines, oficialmente, no se suspendieran hasta el día 11, a partir del 9 era evidente que no hubo fiestas. Y a eso se le suma la coda de septiembre, que es la que da título al libro, porque Pamplona se dotó de unas fiestas impostadas que acabaron convirtiéndose en unas fiestas reales. De esta forma, 22 de septiembre, San Fermín, no solo es el título sino el resumen”. Un resumen, que, en lo que a la novela se refiere, arranca con mucha tensión, la correspondiente a aquellos días, “hasta que la fiesta parece imponerse. Yo lo viví así y así lo intento transmitir, porque el día 8 daba la sensación de que todo había pasado y los Sanfermines se habían vuelto a imponer. De hecho, yo estructuré la novela entre capítulos en negro, muy cortos (tensión), y en blanco (fiesta). Así el esquema marcaba que íbamos del negro al gris y se imponía el blanco, hasta la tarde del día 8... En la novela dedico 55 páginas a describir desde que entra la Policía en la plaza de toros hasta que amanece el día 9, una de sus partes más importantes”.

un trabajo de siete años Juan Retana comenzó a trabajar y documentarse para este libro hace siete años, recopilando material y entrevistando a diferentes personas que vivieron aquellos Sanfermines. “He tardado mucho en escribirla ya que fui padre, por una parte, y por otra aconteció la muerte de mi propio padre. Eso que me retardó me ha permitido la feliz coincidencia de que la novela se edite la novela en el marco de los actos de San Fermín 78 Gogoan”.

Sinopsis. El 6 de julio de 1978, en el ecuador de la convulsa transición de la dictadura franquista a la democracia, comienzan los Sanfermines más cortos de la historia reciente. Asediadas por la tensión política y social vivida en los meses anteriores, las fiestas de Pamplona durarán tan solo tres días. Y en esos tres días, en los que la presión política impuesta por los últimos coletazos de la dictadura echará un pulso a la juerga, a las ansias de libertad expresadas en la calle, toda una galería de personajes, todo un fresco social irá trenzando sus historias en la parte vieja pamplonesa, esa a la que el sociólogo Mario Gaviria -otro más de los muchos personajes reales y de ficción de esta novela coral, que junto con el también sociólogo Henri Lefebvre trata de teorizar a pie de calle sobre una explosión festiva que le desborda- llamaría por entonces “el espacio de la fi esta y la subversión”. Sus vidas tomarán otros derroteros cuando el día ocho los antidisturbios irrumpan a tiros en el corazón de la juerga y se revelen los secretos que algunos ocultan. En septiembre, en unos Sanfermines extraños que la ciudad vivirá como revancha de lo que le habían arrebatado en julio, acabarán de cerrarse las historias cruzadas que quedaron abiertas tras la brutal interrupción de las fiestas.