madrid - La luz blanca y mística que baña La Anunciación de Fra Angélico, desconocida hasta el momento, vuelve a lucir, tal y como la pintó el maestro florentino, gracias a un exhaustivo proceso de restauración que ha revelado su luminosidad original y otros elementos ocultos.

El cuadro, uno de los títulos más importantes del catálogo del Museo del Prado, había acumulado con el tiempo una capa de suciedad que lo ensombrecía, se había partido en dos, una ala había sido repintada y modificada, y varias restauraciones anteriores habían modificado los vivos colores y elementos de la imagen. Ahora, las manos de Almudena Sánchez, una de las restauradoras de la pinacoteca madrileña, han sido las responsables del devolverles su resplandor original en un proceso que ha durado casi un año y que ha sido “emocionante de principio a fin”, según señaló ayer durante la presentación de la obra restaurada. “La obra ha recuperado su luminosidad y misticismo. Es una luz que nos introduce en la escena y nos invita a la meditación”, subrayó delante del cuadro.

La parte más difícil del proceso ha sido quitar la capa de suciedad acumulada por el paso del tiempo, que cubría toda la imagen con un velo grisáceo. El cuadro está pintado al temple, con una base de huevo, lo que lo hace especialmente “frágil”, según la restauradora. Tras eliminar esta suciedad, se eliminaron los numerosos “repintes” que ha sufrido la obra a lo largo de la historia. El más importante fue el que se acometió después de que el cuadro se partiera en dos, hubo que volver a pintar varios elementos, entre ellos el ala derecha del ángel, que perdió su forma original y que ahora se ha recuperado. Varios restos de oro marcaban la forma original del ala, pero las plumas -cada una de un tamaño- se habían perdido. Para dibujarlas se calculó una secuencia estudiando el resto de plumas y para pintarlas, con la técnica de dorado, se “diseñó un punzón especial”. El público también podrá apreciar los colores originales del cuadro tal y como los pintó Fra Angélico. El manto de la virgen luce ahora con intensos tonos azul ultramar y verde malaquita, y los ropajes lucen con un precioso tono de laca roja. Aunque lo verdaderamente sobrecogedor es el intenso dorado del oro que integra las coronas de los personajes principales y los rayos del cielo. La restauración también ha conseguido revelar detalles desconocidos en la cara de los personajes: las pestañas y los labios de la virgen o la barba de Adán son casi imperceptibles al ojo humano, y revelan el pasado de Fra Angélico como miniaturista. La anunciación podrá ser vista una muestra dedicada a Fra Angélico que se inaugurará el 28 de mayo.