“La película trata sobre las familias, en especial de la relación entre madre e hijas, y lo que sucede un fin de semana cuando te enfrentas a algo extremo”. El actor Sam Neill resumió con estas palabras Blackbird (la decisión), una cinta cuya esencia va más allá -o no llega- al debate sobre la moralidad de la eutanasia, prohibida en muchos países europeos y bastantes estados de EEUU, donde se sitúa la película. “No es una cuestión de campaña, no alienta a salir a la calle”, dijo el director, Roger Michell, que deseó que tras ver la película -llegará a las salas en 2020-, el público salga del cine “debatiendo o al menos pensando sobre el final de su vida, aunque parezca que queda lejos”.

La parte de la historia que muestra el largometraje que se estrenó en el festival de Toronto arranca al amanecer de un viernes, con el despertar de Susan Sarandon (Lily en la película). A lo largo del día llegan las dos hijas Jennifer y Anna (interpretadas por Kate Winslet y Mia Wasikowska) con sus parejas (Rainn Wilson, en el papel de Michael; y Bex Taylor-Klaus, como Chris) y el hijo de la primera (Anson Boon; Jonathan), y la mejor amiga de Lily, Lindsay Duncan, como Elizabeth.

El pretexto para la reunión lo aporta el personaje de Sarandon, que padece esclerosis lateral amiotrófica: decide suicidarse antes de que no pueda valerse por sí misma, y sus allegados se posicionan ante la decisión.

La película. sin ningún halo religioso, no es un compendio de argumentos éticos a favor o en contra de la decisión de la madre. Más aún, la principal oposición a la decisión es de una de las hijas por motivos más personales que éticos e incluso los diálogos de mayor carga filosófica llegan de la mano de un personaje secundario como el racional de Wilson.

“Hay algo acerca de esta película que casi todo el mundo entiende. Las familias pueden ser difíciles, divertidas, te puedes avergonzar de ellas? pero todas tienen cierto nivel de disfuncionalidad”, justificó ante la prensa en el Kursaal Neill, que puso el foco en cómo “se ve cuán honesto tienes que ser con las personas que quieres. Cómo quieres ver a esas personas frente a lo que realmente son”.

“Las personas mayores quieren tener las riendas de su vida y de su muerte”, resumió el director, que tras hacer una alusión a la cada vez más envejecida pirámide poblacional de Occidente -lo que hará más presente estos dilemas-, Neill siguió con un ejemplo como el de su madre: “Mi madre, que fue muy alegre e inteligente, murió con demencia, y fue una humillación. Mi madre lo hubiese preferido en lugar de esa miseria”.

Neill aglutina a la familia ese fin de semana. “El personaje fue un ejercicio de contención, porque suprime mucha culpabilidad y pena, y porque si se derrumba, cae la familia”, resumió una decisión que toma en un momento anterior a lo que se ve en la película: “Ha de afrontarlo con tranquilidad, porque tiene una familia volátil, con dos hijas locas, cada una a su manera”.

¿‘Remake’? Sobre la sala de prensa sobrevoló en varias preguntas la comparación de Blackbird con Stille hjert (Corazón silencioso), cinta danesa de Bille August que hace cinco años se llevó la Concha de Plata a la mejor actriz (Paprika Steen) en el certamen donostiarra.

“Éramos muy conscientes de ello, pero no la he visto”, despejó Michell en el mismo argumento que seguiría después Neill: “Nadie (del equipo) la ha visto no por falta de respeto, sino porque queríamos hacer algo diferente”. En su caso, él no quería verla porque no quería ver a otro actor hacer el papel que a él le correspondía interpretar: “Cada actor toma decisiones de cómo va a interpretar el papel y no quería verme influido. No soy tan valiente por si ese actor ha hecho mejor el papel que yo”.

Hoy, día 21, 23.00 horas. Principe, 7. V.O. (inglés) subtítulos en español.

Mañana, día 22, 18.30 horas. Antiguo Berri, 2. V.O. (inglés) subtítulos en español