madrid - “Muchos políticos actuales, sobre todo los de la derecha, son a la política lo que los hooligans al fútbol”, aseguró el escritor vasco Bernardo Atxaga, para quien el comportamiento “histriónico” y la “bulla” que hacen solo es un gesto para conseguir un “primer plano”.

Joseba Irazu Garmendia (Asteasu, Gipuzkoa, 1951), conocido como Bernardo Atxaga, Premio Nacional de las Letras Españolas 2019, se presentó ayer en Madrid Casas y tumbas (Alfaguara), la traducción al castellano de Etxeak eta hilobiak (Pamiela), la novela con la que dice que se despide del género para explorar nuevas formas. Y entre sus proyectos futuros le gustaría escribir sobre el caso Alsasua, en torno a los sucesos de 2016 en un bar de la localidad navarra y por la que fueron condenados ocho jóvenes. “Quiero contar lo que pasó como si fuera una novela del Oeste, que empezaría con una pelea en el salón, aunque creo que Kafka lo haría estupendamente”, explicó. Sobre la acogida de este relato, el autor dice que la “gente normal y seria recibe los mensajes perfectamente” mientras que “los ofendidos profesionales tienen de profesión estar ofendidos. Son como actores de teatro que alguien ha contratado para armar bulla”.

poesía El autor de Obabakoak, que fue llevada al cine por Montxo Armendáriz como Obaba, publicó Casas y tumbas primero en euskera. Dos idiomas que son extensiones de “un universo”, el suyo, señaló Atxaga, que sostiene que “hablar, escribir y pensar es lo mismo”, que explica que los protagonistas de su novela recorren varias décadas de la historia de España entre Madrid, la CAV y el sur de Francia desde 1973 a 2016. En Casas y tumbas recorre el período de años que mejor conoce y analiza la vida y la muerte, esta última con más humor, dice Atxaga. Amigos de infancia en un pueblo vasco, compañeros de la mili en El Pardo en la pretransición y adultos en la época actual protagonizan esta novela en la que a veces aparecen formas tanto de un relato de Agatha Christie como de una película del Oeste, señaló. Atxaga intenta que sus páginas tengan poesía aunque sea de forma invisible: “la poesía debe estar en los textos como un nutriente en la fruta, de tal forma que el lector tiene que percibirla pero no verla”. - Efe