n 1994, José Ángel Mañas quedó finalista del Premio Nadal con su primera novela, Historias del Kronen. Tenía 23 años. En 1995, el director navarro Montxo Armendáriz llevó al cine esta historia en el que fue su cuarto largometraje. Detrás quedaban Tasio, 27 horas y Las cartas de Alou. El público respondió de manera masiva y el filme no solo se convirtió en un taquillazo -166.000 espectadores la vieron en los primeros 12 días- y acudió a Cannes, sino que dio a conocer a una generación de actores y actrices que llegaron para quedarse: Juan Diego Botto, Jordi Mollà, Aitor Merino, Armando del Río, Núria Prims, Eduardo Noriega, Pilar Castro, Cayetana Guillén Cuervo... Produjo Elías Querejeta.

La película celebrará sus 25 años mañana, día 12, a partir de las 22.00 horas, en el patio central del Conde Duque de Madrid dentro del programa Veranos de la Villa. Asistirán y participarán en el coloquio Montxo Armendáriz, Juan Diego Botto y Aitor Merino. Una buena ocasión para comprobar cómo ha cambiado, si lo ha hecho, la sociedad española en todo este tiempo. También será un momento para recordar a la malograda actriz Diana Gálvez, que falleció en accidente de tráfico unos días antes del estreno.

Tanto Armendáriz como Mañas insistieron en cada entrevista en que este no era un retrato generacional. Pero lo fue. O así es como muchos de los jóvenes nacidos en los años 70 -los hijos del desarrollismo, dijeron algunos- y sus padres se tomaron este retrato descarnado, a ratos desolador y oculto de las noches de juerga, drogas, sexo, violencia y abusos sin más propósito que pasarlo bien y sin más futuro que la resaca del día siguiente. Sin consecuencias, pensaban estos personajes más centrados en el rock and roll, las road movies y la literatura norteamericana que en la política. Kronen es el nombre de la cervecería en la que se reúnen Carlos (Botto) y sus amigos. Al estudiante de 21 años lo que más le gusta es provocar y transgredir. Todas las noches acude a este bar en el que el alcohol corre al mismo ritmo que las drogas. El joven cada día hace lo mismo: sale, bebe, se droga, liga y vuelve a su casa a altas horas de la madrugada. Duerme de día y vive de noche. Y no le importa cómo conseguir lo que sea, liarse con la novia de algún amigo o robarle a su madre para poder colocarse. Todo ello durante un verano que no acabará tan bien como empezó por una mezcla explosiva de apatía, nihilismo y cinismo.

"Los jóvenes de Historias del Kronen no son toda la juventud, es un sector que aparentemente lo tiene todo y que vive al límite, buscando desesperadamente cualquier situación que le haga sentirse vivo o persona", dijo en 1995 Armendáriz, para quien la película "consiguió identificar a muchísimos jóvenes e interesar a los no tan jóvenes quizá porque hasta ese momento no era habitual tratar este tema en nuestras pantallas".

La película obtuvo el Goya al mejor guión adaptado, aunque el propio José Ángel Mañas declaró que no se había sentido identificado del todo con el enfoque. "Él (por Armendáriz) ha preferido hacer una crítica social, y yo lo respeto", dijo el generador del fenómeno que se dio en llamar Generación Kronen, en lugar de Generación X, más usado entonces en EEUU. Y también apuntó que, aunque aprendió mucho trabajando con el director, le costó mucho "mutilar mis diálogos para meterlos en su película. Eso fue de las cosas más complicadas". El propio realizador contó que, en un principio, todo surgió porque quería "hacer algo sobre una generación concreta y Elías Querejeta me propuso un proyecto que no me interesó". Posteriormente, en una comida con el productor "salió la idea de adaptar esta novela y le dije que lo pensaría". "Leí la obra y ví que tenía una adaptación fácil porque está escrita con muchos diálogos y tiene mucha acción", comentó. 25 años después, Armendáriz opina -en declaraciones al Diario de Madrid- que la ciudad y la sociedad han cambiado mucho, aunque en cierto modo somos herederos de aquellos años. "La transformación tanto arquitectónica como social ha sido enorme, pero creo que aquellas características que tenía la juventud de los 90, donde el individualismo y el hedonismo empezaban a convertirse en sus objetivos, se han multiplicado y disparado a través de la redes sociales y del desarrollo tecnológico".

La banda sonora se convirtió también un fenómeno en sí misma. Del Chup Chup de Australian Blonde al Jartos de aguantar de Reincidentes o al ¿Qué voy a hacer? de Hamlet, sin olvidar a M.C.D. o a El Inquilino Comunista, la elección de la música fue considerada todo un acierto por los espectadores, que entonces estaban en los 20 y hoy rozan o pasan los 50.

"Me costó

mucho mutilar

mis diálogos para meterlos en su película; fue lo más complicado "

Autor de 'Historias del Kronen'

"La película interesó tanto porque entonces no era habitual tratar ese tema en las pantallas"

Director de 'Historias del Kronen'