- Miss Caffeina cerrará esta noche el ciclo Noches en la Ciudadela, como parada de Unplugged Tour 2020, una gira en formato acústico, adaptada a las circunstancias. “Es interesante, creo que además a la gente le gusta ver el concierto en otro formato, más intimo, mas desnudo… Hay que hacer del defecto una virtud”, asegura el vocalista de la banda, Alberto Jiménez.

Después de unos meses de incertidumbre y de dudas, ¿cómo está siendo su vuelta a los escenarios y a los directos?

-Como un regalo, porque hace unos meses no pensábamos para nada que podríamos tocar: se empezaron a cancelar los festivales, veíamos que todo lo que teníamos agendado se caía, nadie sabía las medidas... Y al final, sobre la marcha, pudimos preparar un concierto semiacústico para este tipo de formato, que la gente está sentada separada, tiene que llevar su mascarilla... Y a pesar de que la situación es extraña, creo que la gente tiene muchísimas ganas de escuchar música en directo y nosotros también de tocar.

Estos conciertos adaptados a la nueva normalidad son el presente, pero, ¿da vértigo mirar al futuro y pensar en cómo va a sobrevivir la cultura a esta crisis a largo plazo?

-Sí, porque esto en realidad es un parche. Es por la ilusión de tocar y de desconectar con la gente, de estar en el mapa musical... Pero siendo claros, económicamente no es muy sostenible. Ni para promotores, ni para nosotros, ni nada. Entonces sí que da un poco de vértigo porque no se sabe cuándo va a ser el momento de poder congregar a la gente como solíamos hacerlo, de que vuelvan los festivales... Da un poco de miedo, pero estamos como todos los sectores, a verlas venir, aunque el nuestro es el más jodido porque nuestro trabajo consiste en congregar a gente.

¿Es frustante encontrarse entonces con imágenes como las actuaciones de Les Castizos y Taburete, en las que no se respetan las medidas de seguridad y que echan por tierra el esfuerzo hecho?

-Si te fijas, pasa siempre en todos los ámbitos. Si se hace una manifestación por algún derecho social y hay tres que la lían, se mancha la imagen de lo que se intenta conseguir… Y en este caso pasa lo mismo. Hay que tener mucho cuidado y tener en cuenta que estamos expuestos a mucha gente, que se está mirando con lupa y que hay cosas que no deberíamos hacer ni decir. Tenemos que jugar todos a una y ver que en cuanto haya un concierto que no se sigue las normas y surjan un par de contagios en un concierto, eso se va a acabar. Hay que ser muy prudente.

De cara a esta nueva normalidad y conciertos con aforo reducido, Miss Caffeina ha presentado la gira Unplugged 2020, en formato acústico. ¿Ha sido bonito revisitar las canciones desde esa perspectiva?

-Sí, una vez supimos que había que hacer otro tipo de show, nos lo tomamos de forma positiva. Teníamos canciones de nuestro último disco, Oh Long Johnson, y de otros que no entraban en el repertorio, a lo mejor por lentas... Pero aquí nos podemos permitir el hacer un concierto más tranquilo y tocar otro tipo de canciones, revisar algunas otras... Es interesante, creo que además a la gente le gusta ver el concierto en otro formato, más intimo, más desnudo… Hay que hacer del defecto una virtud y creo que la gente lo esta disfrutando y nosotros no pensábamos que lo íbamos a disfrutar tanto.

Otra de las novedades de la banda en este año fue la reedición de Reina -canción incluida en su disco Oh Long Johnson- junto a Rozalén. Es un tema personal para usted, en el que habla del acoso escolar que sufrió, del miedo a ser uno mismo y de la intolerancia. Desde esa autobiografía que respira la letra, ¿la música puede ser catártica y ofrecer una sanación emocional?

-Total. Esta canción la compuse con la única intención de hacerla para mí y cuando recopilamos las canciones que iban a formar parte del disco, dudé un tiempo de si me apetecía sacar este tema y exhibirlo tanto… Pero te das cuenta que cuando cuentas algo muy personal, de repente se convierte en algo universal. A todo el mundo le han pasado cosas similares y ninguno somos súper especiales. Eso hace que la gente conecte súper bien con una canción y que la hagan suya, que te cuenten sus experiencias y te digan que parece que lo has escrito para ellos… Y creo que es lo más bonito que te puede pasar en la música.

La música como ese hilo invisible, como defiende Berri Txarrak.

-Sí, eso es. La música es el arte más universal, el más accesible y el más visceral para la gente. ¿Quién no escucha música? Y fíjate en le confinamiento, escuchando música, consumiendo cultura… La música y el arte en general es lo que define una época y un sitio concreto.

En Oh Long Johnson, de hecho, hacen un guiño cultural a Merlí, serie de televisión a la que dedican una canción. ¿Todos necesitamos un Merlí que nos guíe y que nos aconseje en la vida?

-De hecho, seguro que todos tenemos un Merlí en nuestra familia, o en nuestros amigos... Es totalmente necesario. Los cuatro de la banda nos enganchamos a la serie en momentos diferentes y nos gustó tanto... Es una serie que, aparentemente, habla de un instituto y sus clases de filosofía, pero como decía antes, todos hemos pasado por las mismas cosas con lo cual esas lecturas de filosofía se pueden aplicar hoy en día perfectamente. Nos gustó tanto la serie que Sergio decidió hacer una canción y sigue una de las temáticas de la serie, con un personaje que se empieza a dar cuenta que es homosexual y no sabe cómo gestionarlo. Es muy interesante escribir sobre cosas que te inspiran, sea una serie o una experiencia personal.

Este 2020 es especial para Miss Caffeina ya que se cumplen diez años desde que vio la luz vuestro primer disco de larga duración, Imposibilidad del fenómeno. Dentro de lo posible, ¿hay planeada algún tipo de celebración?

-Teníamos un montón de cosas pensadas, pero por la situación al final no vamos a poder hacer todo... Sí que vamos a editar l disco en vinilo, que saldrá el 11 septiembre, ya que es nuestro único disco que no salió en vinilo. Y luego la idea es intentar hacer algún tipo de encuentro con seguidores, tocar esas canciones en acústico, firmar a quien venga... Es lo único que podemos hacer.

Sigamos echando la vista atrás y viajemos al 2005, año en que se formó la banda. ¿Qué le diría a aquellos Miss Caffeina que comenzaban a dar sus primeros pasos?

-Buf… Preparaos que viene curvas (risas). O paciencia, también. Sí, paciencia porque todo es un largo recorrido, vais a tardar en ver los frutos de todo… Pero creo que desde el principio tuvimos claro como hacer las cosas y que todo era una carrera a largo plazo. Me sorprende pensar en la edad que teníamos y lo claro que teníamos todo... Así que tampoco aconsejaría mucho, al final todo es la consecuencia de lo que has hecho en el pasado, con lo cual los errores que hemos cometido, también han hecho que esto haya funcionado.

Su trayectoria se ha basado en el trabajo constante y el disco a disco, pero ahora, con perspectiva, ¿creen que Mira como vuelo, single de Detroit (2016), pudo ser el punto de inflexión para el grupo?

-Nosotros éramos muy reacios a pensar eso, porque nunca fuimos un grupo de pelotazo, de sacar tu primer disco, una canción y petarlo... Lo nuestro era más constante y de poco a poco, la gente nos iba escuchando, se hacía nuestro público más grande… Pero es verdad que cuando sacamos Detroit y salió Mira como vuelo fue un paso agigantado. De repente, la canción se hizo muy popular y hubo mucho apoyo de las radios, de la tele... Y todo se ordenó para que ese fuese el momento de… bueno, es que ese fue el momento en que pudimos dedicarnos a la música al 100% y vivir de ello. Así que sí, sí ese fue el momento.

En este repaso discográfico, ¿qué ha supuesto entonces su cuarto disco, Oh Long Johnson?

-No ha pasado el tiempo necesario para verlo con perspectiva, pero creo que hemos perfeccionado el cambio que hicimos con Detroit. Con ese disco por fin nos atrevimos a jugar con la electrónica y con cosas que habíamos escuchado siempre, pero que por lo que sea, no habíamos experimentado tanto. Así que este último disco ha sido rizar más el rizo sobre esto... De todas maneras, siempre decimos que nos gustaría que todos los discos que saquemos fuesen diferentes. Que no tiene por qué tener una continuidad. A nosotros como banda, eso nos rejuvenece y nos hace sentir que somos un grupo nuevo, con todo el riesgo que eso supone.

Tirando de hemeroteca, el nombre de Miss Caffeina viene del título de una canción de otro grupo, de Buenas Noches Rose. En estos años, ¿no ha habido un grupo que haya tomado el título de una de sus canciones como nombre y se ha seguido así la cadena?

-Pues no lo sé... Sé que hay un grupo que se llama Lecciones de vuelo, que es parte de una letra nuestra -Disfraces-, pero no sé si tienen que ver con nosotros, la verdad (risas). Sería bonito.

“Nunca fuimos un grupo de pelotazo, de sacar una canción y petarlo... lo nuestro ha sido trabajo constante”

“La gente está disfrutando con este formato, más íntimo y desnudo... Hay que hacer del defecto una virtud”

“Como banda, nos rejuvenece sacar discos diferentes entre sí, con todo el riesgo que eso conlleva”