- Málaga ultima los preparativos para inaugurar hoy su 23 Festival de Cine en Español, que, después de ser aplazado en marzo por el coronavirus, acapara ahora todas las miradas de la industria cinematográfica al convertirse en el primer gran reencuentro del sector tras el confinamiento.

Ese “enorme interés” lo percibe el director del Festival, Juan Antonio Vigar, que afirma que siente que “todo el mundo está muy deseoso de que Málaga se celebre, de que se reencuentre todo el sector y de empezar a caminar en un sendero que lleve a una situación de mayor normalidad y de reactivación económica”. “Vamos a ser un banco de experiencias, pero estoy convencido de que serán positivas y servirán de referencia para el futuro”, resalta Vigar, que añade que “esos ojos están puestos en Málaga de la manera más positiva y constructiva, y todo el mundo desea que las cosas salgan bien, porque será fundamental para empezar a caminar en el sentido de ganar el futuro”. Desde el deseo permanente de ser un festival “útil al sector y a la ciudad”, cuando en marzo, a solo tres días de inaugurar, decidieron no celebrarlo, sus responsables hablaron siempre “de un aplazamiento”. “No podíamos pasar esta edición. El festival es un enorme amplificador de lo que ocurre en el sector del cine en español, y para la difusión de las películas era necesario en marzo o en cualquier momento del año”, apunta.

Por ello, empezaron a “analizar las fechas y la situación y a trabajar con unos protocolos de seguridad enormemente exhaustivos para demostrar que la cultura es segura, y el festival va a ser tan amable como siempre, pero además seguro” y, por lo tanto, “compatible” con la situación que se está viviendo. Vigar se confiesa “muy contento” con la sección oficial y, si ya en marzo se congratulaba de una edición “bastante redonda en contenidos”, desde entonces “el sector ha sido muy solidario con el festival, ha mostrado su apoyo y ha hecho llegar que, si encontraba acomodo en otra fecha del año, ellos estarían aquí”. “Algunas películas no han podido continuar con nosotros, porque sus planes de estreno estaban marcados de antemano, pero han sido sustituidas por otras, de las que estamos muy orgullosos”, señala.

Se refiere a las películas de directores “muy reconocidos” como Daniel Calparsoro, Esteban Crespo o Víctor García León, que se unen a David Trueba, Achero Mañas, Icíar Bollaín o Arturo Ripstein, de quien apunta que supone “hablar del cine mexicano en mayúsculas”. También recuerda que el festival “siempre se ha caracterizado por poner en valor nombres interesantes que se han ido consolidando y convirtiendo en nombres de referencia”, y cita el ejemplo de Carlos Marqués-Marcet, que este año recibe el premio Málaga Talent, que tuvo aquí su “eclosión” con 10.000 km y que ahora es, junto a Gracia Querejeta, el único ganador de dos Biznagas de Oro al mejor largometraje en este certamen. Entre estos nombres también presentes en la sección oficial apunta los de Pilar Palomero, que ha despertado “mucho interés” con Las niñas; Bernabé Rico, con El inconveniente; el mexicano Rodrigo Ruiz Patterson o los argentinos Martín Desalvo y Ariel Winograd.