- José Ángel Remírez Arana comenzó en noviembre una nueva legislatura al frente de la Federación Navarra de Caza (FNC), una entidad que preside desde hace 20 años y desde la que pretende seguir demostrando a la ciudadanía y al Gobierno foral la buena disposición que tienen los cazadores y la utilidad que aportan al medio ambiente. Potenciar proyectos como el desarrollado en la Ribera junto a agricultores en favor de las aves esteparias es uno de los puntos de referencia de su programa, en el que también se incluye el crecimiento de la escuela de caza, la lucha contra la burocracia en la Administración y la minimización de la brecha existente con un mundo urbano que, cada vez más, se va alejando de la naturaleza.

El coronavirus y sus restricciones, poblaciones descontroladas, riesgo de llegada de enfermedades, ataques animalistas€ ¿Difícil inicio de legislatura?

-Ahora mismo, al frente de una federación como la nuestra se necesitaba a un candidato con mucha experiencia. La caza tiene amenazas por todos los frentes. Pero creo que uno de los retos más importantes es acabar con todos los disparates que se oyen sobre la caza. En su evolución, hoy en día es una caza deportiva. Y dentro de ese contenedor, caben muchísimas cosas: tradición, oficio, profesionalidad, guardas, clubes sociales€ Aquí en Navarra, lo que prima es la caza social, y no encuentro algo que la ciudadanía entienda más social que el deporte.

¿Combatir el desapego de parte de la sociedad con la caza sería otro de los retos?

-Es evidente que el tratamiento que se le da a la caza y la sensibilidad hacia ella han cambiado muchísimo desde que empecé como presidente. Cada vez somos más de ciudad y entendemos menos la naturaleza. La sentimos menos. Es muy complicado que una persona que no sea cazador entienda y asuma la sensibilidad que tenemos los cazadores con la naturaleza. Y si no entiendes y respetas esas sensaciones y esos sentimientos, cómo vas a comprender la caza. Y si no entiendes la caza, no vas a comprender el equilibrio que ahora mismo estamos obligados a salvaguardar en la naturaleza.

¿Hay mucha gente que no es consciente de las funciones de la caza?

-Pongámosle números. Si ahora mismo no estuviéramos haciendo nuestra labor los 25.000 cazadores que hay en Navarra, esas tareas las tendrían que asumir los 4.000 agentes de policía que habrá en la Comunidad foral. Si multiplicamos ese número por su salario anual, veremos los millones de euros que nos debería pagar la Administración. Nosotros lo hacemos muy gustosos, pero no se puede permitir después que haya personas que viertan comentarios fuera de lugar sobre nuestro trabajo en el campo. Se debería proponer que a los colegios acudieran cazadores, como ya hemos hecho algunas veces, para explicar a los más pequeños las funciones tan importantes que tiene la caza para el correcto equilibrio de los hábitats. Nuestra labor en el monte es ahora más necesaria que nunca.

¿Se debería cazar más?

-La cuestión no es que haya que cazar más, sino que la caza debe evolucionar a través de inversiones. La demostración ya la hemos hecho con, por ejemplo, el proyecto que sacamos adelante en Corella para la recuperación de las poblaciones de aves esteparias, pagando a agricultores para que dejaran determinadas hectáreas sin recoger y que así sirvieran de cobijo y ayudaran a su supervivencia. ¿Qué es lo que hay que hacer? Invertir como lo ha hecho la FNC con los agricultores, porque el plan ha sido un éxito, una demostración de cómo se puede corregir una situación desfavorable. El guante lo tiene que recoger ahora el Gobierno.

¿La relación de los cazadores con los agricultores siempre es muy próxima?

-Así es, aunque en el tema de los daños que debemos abonarles por la acción en los cultivos de especies cinegéticas también está habiendo muchas quejas de los cazadores. Además de esforzarnos por controlar las poblaciones, tenemos después que pagar los daños, y las cuentas muchas veces no salen. La solución pasa por que nosotros no tengamos que asumir esa responsabilidad. Si no, ocurrirá como con los jabalíes, que ya no se cazan por afición, sino por obligación. Si en Navarra hay una cabaña de 40.000 ejemplares, que crece cada año, debiéramos cazar 30.000 y solo abatimos 12.000, la situación se nos va de las manos.

¿Hay más protestas de los cazadores?

-Sí, por la excesiva burocracia. Pedimos un sistema acorde con los tiempos actuales, porque Navarra se está quedando atrás. Habría que darle más autonomía a la FNC para, de ese modo, no duplicar el trabajo. La que debiera gestionar el negociado de caza tendría que ser la federación, porque somos los que sabemos del tema y los que tenemos un interés por mejorar la caza.

¿Las críticas al Gobierno de Navarra han sido constantes desde que comenzó la pandemia?

-Todos los días recibimos protestas de nuestros federados. Lo que no puede ser es que estemos gastando energías desde la FNC realizando estudios y pagando a científicos para desarrollar la caza, con ansias de ayudar y ser útiles, y nos tengan bailando de un sitio para otro. Somos miles de ciudadanos que exigimos respuestas y que se nos permita cruzar entre comunidades para desarrollar nuestra labor. Hemos hablado con Medio Ambiente, la Delegación del Gobierno, Interior, Salud, Deporte y Juventud, y la única respuesta es que la caza no está considerada como una actividad esencial. ¿Que no somos esenciales? Eso es no entender la función de la caza y los objetivos que persigue. Nos sentimos mangoneados.