¿Cómo está yendo esta vuelta a los escenarios, después del parón, cancelación tras cancelación y todavía en medio de la incertidumbre?

El adjetivo sería caótica. Porque son conciertos cancelados desde octubre. Este concierto se iba a llevar también a Bilbao y de momento no se ha podido hacer... En principio está caótico. Nosotros, a la espera, con ganas, preparados, muy a gusto con este formato nuevo, en acústico, porque está muy trabajado. A la gente le va a encantar, tiene que estar sentada, pero hay que contar con eso.

Un concierto acústico, a mediodía, con aforo reducido, público sentado, mascarillas, distancia...

Sin poder celebrar nada con los amigos...

¡Cómo ha cambiado el punk rock!

Ha cambiado la vida. Y esperemos que esta vida vuelva a su sitio, adonde estaba. Tarde o temprano volverá, no creo que esto vaya a ser eterno, y tampoco soy de los que piensa que van a quedar restos de esto para siempre, y que la mascarilla es para siempre... No, hombre, no creo... Yo creo que volverá a haber festivales, volverá a haber de todo. Tenemos conciertos por ejemplo con la vuelta de La Polla Records, y yo confío en que se harán, están programados para el otoño de este año, y espero y deseo que la situación epidemiológica sea la correcta para poder hacerlos. Vamos a ser optimistas, ¿no?

El escrito con el que Reincidentes invita a su público a disfrutar de esta gira, que puede leerse en la web de la sala Tótem, lo deja bien claro: "Ya no aguantamos". "Lo necesitamos". La vuelta al escenario y a la carretera imagino que es como un alimento básico para un músico. Como el respirar.

Sí. Yo no pensaba que iba a sentir muchas cosas que estoy sintiendo, entre ellas el sentirte artista, el sentirte músico. Es que necesitas sentirte músico, y eso te lo da el subirte a un escenario. No puedes estar solo en tu local de ensayo, que lo hacemos, claro, pero estar en contacto con la gente, compartiendo lo que hacemos con el público, eso es lo que te hace sentir músico. Eso es lo importante. Sin eso, ¿qué nos queda?

Sigue sin valorarse la música como una profesión.

Sí, es cierto que desde los poderes públicos falta esa consideración... y yo personalmente soy de la opinión de que menos mal que nos ha tocado este Gobierno y no otro, menos mal... Desde este planteamiento, aun así sigo pensando que lo de ser músico parece ser que... no sé si es que ellos interpretan que es meterse mucha droga, ligar mucho, trasnochar, beber... Y no, esto es una profesión. Somos trabajadores. Y no solo los músicos, ojo, hablo también por los técnicos, los montadores, los dueños de las salas... todo lo que conlleva esto. Es una ruina importante. Y aun así, considero que si la gestión de la pandemia la hubiera hecho la derecha, esto habría sido criminal.

También ha habido un gran cambio en el consumo de la música. Como una vez dijo en una entrevista, ahora la gente consume música como quien consume una bolsa de patatas fritas a 1 euro y no la acaba del todo, y enseguida la tira... Eso ha influido en una devaluación de la música.

Sí, eso es independiente de la pandemia, y es así. Ha cambiado y yo creo que el problema es que la gente no es consciente del esfuerzo que hay detrás de todo esto. El componer una canción, ensayar todos los días, darle forma, darle letra, grabar un disco... todo el proceso que conlleva ser músico y transmitírselo luego a la gente, se ha convertido en un objeto de usar y tirar, ya sea por las redes o por la nueva manera de consumo.

Al menos durante el confinamiento se volvieron a escuchar discos enteros en las casas.

Sí, yo creo que sí. Hay gente que me habló de ello, gente que conozco de Perú, Argentina, Chile, México, también gente del Estado español, que le dio un repaso a los discos que tenía en casa, a los CDs o vinilos. Yo mismo me tuve que comprar un reproductor de cassettes en el confinamiento, porque me dije: ya que estoy voy a oír las cintas también (ríe). Tenía pequeñas joyas ahí que no tenía en otro formato... es lo que tiene lo de estar en casa tanto rato, podemos dar una revisión a todo lo que tenemos. Y la gente que es muy de la música, yo entiendo que lo ha hecho. Lo sé por los millones de whattsapps y de tuits que nos han puesto.

Esta gira en acústico y para un aforo reducido, ¿qué está aportando a la manera de concebir la música en vivo de Reincidentes?

Musicalmente, lo que te decía antes, nos está aportando el poder sentirnos músicos. El salir a la carretera. Ahora mismo me pillas en un autobús de línea, voy de Málaga a Sevilla, y en Sevilla voy a pegarme el último ensayo y salimos para Vitoria. Ya simplemente salir a Vitoria, y llegar y hacer la prueba de sonido en la Jimmy Jazz, el contacto con la sala, con el dueño de la sala, con los técnicos... eso ya es... Buff, qué hermoso es. Parece mentira que tengamos que estar hablando así, pero es que significa mucho para nosotros. Mucho, mucho. Porque en otros casos, ¿qué haces? Te comes los mocos.

Reincidentes siempre ha sido un grupo combativo, crítico, comprometido con su tiempo. ¿Cómo ve este tiempo, más propicio que otros para la crítica social?

Yo lo veo más propicio para las mentiras. Está claro que las redes sociales han ayudado en algunos casos, y a la vez también han ensuciado, es lo que tienen, y eso está aceptado. Quiero decir, tú tienes las news y las fake news. Y eso lo sabíamos. Pero en la pandemia sí es verdad que se está multiplicando mucho la exasperación, el odio, el ataque gratuito, quizá por la desesperación... Pero que a una persona que es profesor de ciencias políticas casado con una psicóloga se le echen encima porque se compra una casa y se hipoteca... Pero vamos a ver, ¿y tú? ¿Y tu padre? ¿Y tu abuelo? ¿Y el del Corte Inglés? ¿Y el de Zara? ¿Qué está pasando?... Creo que tenemos demasiado tiempo para hacer el inútil. Y eso es lo que me toca a mí los cojones. Demasiado tiempo para hacer el inútil. Y eso no vale.

Se pierde tiempo en cosas que no aportan nada.

Cosas que, al contrario, solo generan odios. Yo soy padre de dos hijos, uno de 28 años que vive en Alemania y afortunadamente ya está de vuelta de todo, pero la que tiene 13, al final se empapa de la mierda, al final se la come también. Y luego me pregunta, y cuando ves determinadas redes sociales o noticias en Internet o en la misma televisión, dices, ¡madre mía, pero si es que esto es un desastre!.

Casi es mejor distanciarse un poco de esa actualidad tóxica.

Yo estoy intentándolo ahora. No puedo del todo, porque nunca pude. Pero lo estoy intentando.

Repasando el disco 'Vergüenza', hay títulos de temas de Reincidentes que parecen pensados para este momento, o que parecían augurar lo que se nos venía encima: 'Vuelve la esclavitud', 'Se acabó la fiesta', 'Planeta Muerto'....

Yo creo que no solo de Vergüenza, por desgracia de discos anteriores también. Nosotros siempre hemos dicho que somos entre comillas fotógrafos de una realiad. Eso sí, la lente es mi ojo, mi oído y mi mente. Es un foco que no es imparcial del todo, yo soy licenciado en Historia y sé que la imparcialidad jamás ha existido en la historiografía. Pero sí es verdad que hemos hablado de muchas cosas, y lo que más me jode no es que en Vergüenza haya cosas que ahora tomen consistencia en la vida, lo que más me fastidia es que en nuestros discos del 89 al 94, que son los primeros, y esto en Euskadi lo saben bien porque hay mucha gente que nos sigue desde aquella época, haya canciones que no han pasado de moda. El problema sigue, está ahí. Eso es lo que me jode.

No avanzamos.

El problema de Palestina, el problema del Sahara, ¿pero qué pasa? Y otras tantas cosas. ¿Cuántas mujeres mueren a manos de su exmarido o marido? Ya está bien.

Por otro lado, ahora más que nunca hay que 'Agarrar la vida', como dice otro de sus temas.

Sí. La letra de esa canción concretamente es de mi hijo Jon, que tiene 28 años, y es transexual y ahora se opera. Justo después de Atarrabia me voy para Alemania para estar junto a él en este proceso, y esa letra es de las mejorcitas que tenemos, es suya pero la sentimos como nuestra. Y justo me pillas que al día siguiente de actuar en Villava me tengo que hacer un test de antígenos en el Hospital de Navarra y me voy para Colonia para estar con él porque se opera, y él sí que va a agarrar la vida, ahí sí que va a empezar a ser físicamente lo que él quiere ser, que es un chico.

A la ruina que está siendo para la música esta pandemia se han sumado recientemente varios golpes para Reincidentes. Las pérdidas del saxofonista José Luis Nieto 'Selu', del productor Juanjo Pizarro...

De verdad que aguantar esto es... No sé, a nosotros todavía se nos saltan las lágrimas, del tema de Juanjo yo es que todavía no soy capaz de hablar. Es un golpe tras otro. Está claro que volvemos con gente de menos.

Y aquí hemos perdido recientemente a Boni.

Otro palo. A los tres días de Juanjo. Recuerdo la última vez que estuvo con Boni, en Madrid, para un disco de La Fuga que tocaba en directo en la Sala La Riviera, y me tiré con él toda la tarde hablando, unas risas, antes de que perdiese la voz... Ya después no le vi, pero Boni... en fin, joder, Reincidentes ha tocado con Barricada... es tan tan duro todo esto... quizá es que nos toca por edad, no lo sé. Pero a veces en la vida te viene todo junto.

Pese a todo Reincidentes resiste, y con proyectos nuevos, con colaboraciones con otros artistas...

Sí, el proyecto de singles colaborativos sigue adelante. Cuando vuelva de Alemania el 15 de febrero, entonces llegará el artista o la artista, porque no puedo decir su nombre, para grabar las voces de lo que va a ser el próximo single como el que hemos hecho con Capitán Cobarde. Cuando anunciemos quién es esta vez, la gente no se lo va a esperar. Grabaremos el single en febrero y para marzo o abril estará en las redes. Y luego hay más cosas pero no queremos desvelar nada, no vaya a ser que a última hora algo se tuerza...