Teresa Espejo (Benamejí, Córdoba, 1966) es, desde su puesto de responsable del Secretariado de Conservación y Restauración de la Universidad de Granada (UGR), la directora del proyecto de restauración del cuadro de Vicente Poveda y Juan La muerte del Príncipe de Viana, pintado en 1887 y que preside el Salón de Rectores o Salón Rojo de la institución educativa. Además es una gran conocedora, después de los muchos estudios que se han realizado sobre la obra y del proceso de intervención directa sobre ella, que aún continúa, de todos sus secretos, tanto los que están a la vista como los que no. En el momento en el que se decidió restaurarlo presentaba un desconchado en la parte inferior que había provocado una bolsa, con lo que lienzo y bastidor habían perdido contacto y el daño amenazaba con ir a mayores, además de levantamientos puntuales, rotura de la tela las esquinas, pequeños desgarros, arañazos, repintes, barniz oxidado y suciedad en general.

¿Cómo ha sido el proceso de restauración, en el que aún continúan?

-Se ha hecho un proyecto global que comprende dos partes. La primera fue un estudio científico en el que han participado distintos departamentos de la Universidad de Granada, como Pintura, Conservación y Restauración, Óptica, Química, Historia del Arte, etc., liderados por el Secretariado de Conservación y Restauración. Se ha hecho un estudio muy completo del cuadro: dibujo subyacente, estudio de materiales, técnica polícroma, grado de conservación, etc., para conocer cómo están los distintos estratos y materiales. Y la segunda parte, en la que estamos ahora mismo, es el proceso en sí de restauración, la intervención propiamente dicha.

¿Qué papel juega el Museo del Prado, propietario de la obra?

-Toda la actuación está siendo coordinada por el Secretariado junto con el Museo del Prado, que está trabajando directamente con nosotros, aunque a distancia, en la fijación de criterios y técnicas de ejecución, y aprobando lo que proponemos.

Porque los trabajos los está llevando adelante la Universidad de Granada.

La personas que están en ello son de la universidad y también de empresas de restauración. Nosotros elaboramos el proyecto, planteando lo que queríamos hacer, cómo y con quien, el Prado lo estudió, le pareció perfecto y ya estamos con los trabajos bien avanzados.

Y no habrá muchas universidades capaces de hacerse directamente de un trabajo así...

-No, porque el grado de Conservación y Restauración es de reciente implantación, de 2010, con el Plan Bolonia, y actualmente en España solo hay siete universidades que lo tienen. Además, el caso de Granada es particular porque el actual equipo rectoral ha apostado fuertementente por la recuperación del patrimonio histórico y cultural de la Universidad. Se ha invertido mucho en todos los sentidos para mantener y enseñar el patrimonio que tenemos.

¿Eran graves los años que presentaba el cuadro?

-De cara a afuera pueden no parecer tan importantes, pero sí que iban originando un deterioro progresivamente mayor, por lo que podía llegar el caso de que tuviésemos que intervenir mucho más en profundidad, cuando en restauración lo que siempre se pretende es evitar las grandes intervenciones. Digamos que mejor una curativa que lo que sería una gran intervención. La propuesta es frenar el deterioro interviniendo lo menos posible. Tras los estudios técnicos, en la restauración en sí lo primero que se hizo fue limpiar el cuadro por el reverso con unas brochas suaves para eliminar pequeños desechos superficiales que tenía, polvo, partículas encajadas entre el bastidor y la tela, etc. Lo siguiente ha sido proteger las zonas de policromía que podían ser susceptibles o bien de desprendimiento o bien que estaban más débiles, mediante un empapelado con papel japonés localmente, aplicando una cola animal según los criterios establecidos. Y como queda dicho, criterios, tratamientos y materiales están consensuados con el Museo del Prado. Ahora vamos a reforzar las esquinas y las zonas del lienzo que están desgarradas. Estamos utilizando para ello lino belga, el lino de mejor calidad que hay ahora mismo en el mercado. Se están haciendo bordes para las esquinas y parches para reforzar por detrás las zonas de rotura, además de cosidos con hilo. El cuadro tiene también en su parte baja una costura de lado a lado, con la que se le añadió tela, que se va a reparar en toda la línea.

¿Cuánto tiempo llevan trabajando?

-La restauración propiamente dicha empezó a mediados de marzo, pero con los estudios previos estuvimos los dos meses anteriores, haciendo análisis químicos, documentación fotográfica, estudios científicos€ Y está previsto que terminemos en un plazo de entre dos y tres meses.

Y lo hacen en la misma sala en la que está colgado.

-Sí, se está trabajando aquí mismo por la dificultad para sacar el cuadro por la puerta de este salón, porque queríamos que sufriera lo menos posible y porque nos ha parecido muy interesante mostrar cómo es una restauración, y que todo el que venga por aquí pueda ver cómo se está trabajando. La restauración es una materia bastante desconocida, y que se trabaje en cierto modo de cara al público ayuda a saber mejor qué se hace. Cualquier persona que viene a visitar a la rectora, o a ver el Salón Rojo, puede ver cómo se está interviniendo.

¿Y en el futuro?

-Se va a volver a colocar en el mismo sitio, el Salón de Rectores, pero se va a hacer un sistema de montaje diferente. Aunque el que tenía ha cumplido su función de anclar el cuadro al muro, estaba muy en contacto con ese muro, no permitía ningún tipo de movimiento, etc. Ahora vamos a utilizar para su colgado un sistema de exposición y anclaje en muro mucho más moderno, con iluminación que no afecte a la pintura, y se va a dejar en las mejores condiciones de exhibición de cara al público. Porque el cuadro es accesible, siempre lo ha sido y va a seguir siéndolo. El Salón de Rectores está abierto normalmente, y cualquier visita al Hospital Real, sede histórica de la Universidad de Granada, incluye una visita al dicho Salón, en el que se hacen todos los actos protocolarios y más solemnes de la universidad. Tiene una vida académica muy importante, y lo ha presidido durante años, y va a seguir haciéndolo, el cuadro del Príncipe de Viana. Además, a través de la página web de Patrimonio se pueden solicitar visitas de grupo.

¿Qué va a quedar de todo el proceso?

-Pues además de un cuadro en perfectas condiciones, la idea es que surjan artículos científicos, porque las personas que han participado en la investigación hemos utilizado técnicas muy novedosas, por supuesto se hará la publicación de un informe sobre cómo ha sido el proceso y espero que también haya textos más divulgativos.

¿Qué se puede decir del cuadro, de cómo se elaboró?

-Los estudios nos han demostrado que la técnica pictórica del autor es magnífica. Tiene una grisalla maravillosa, empastes y veladuras muy bien hechos, y la ejecución es impecable. De hecho, cuando lo ves de cerca aún te gusta más que cuando lo miras de lejos. También hemos visto que el cuadro apenas tiene preparación. Normalmente, cuando alguien se plantea hacer una pintura solbre lienzo hay varios estratos: el bastidor, aplicar capas aislantes, dar un preparación, una base que suele ser blanca o roja, y luego ya se van dando las capas de color. En este caso no tiene capa de preparación, dato a falta de cotejar definitivamente, porque ahora estamos en ese proceso, pero creemos que Poveda montó el lienzo, le dio una capa de cola y luego empezó a dibujar directamente a pincel, a bocetar la obra mediante manchas y veladuras de color con pintura muy diluida. Fue marcando todas las sombras, señalando las luces, y a partir de ahí completó la composición, con más o menos cantidad de color, de empaste o material según las zonas del cuadro.

El resultado es muy moderno.

-Sí, porque en los fondos se ve una capa de color muy fina o diluida, que parece un boceto inacabado, mientras que los personajes principales tienen mucha cantidad de materia, son como muy impresionistas, con capas de color fuertes y contundentes. El artista resaltó aquellos personajes que le interesaban y fue dejando con diferentes tratos los distintos elementos compositivos del cuadro en función de lo que quería transmitir. Lo que parece inacabado no es tal, sino la técnica que utilizó a propósito el autor. El cuadro tiene también muchos escudos, con los que se va a hacer un estudio de heráldica, y son muy atractivos sus claroscuros, con zonas donde los rostros están muy bien detallados y otras en los que se difuminan.