Después de una larga carrera en el ámbito del periodismo, empezó a escribir novelas en 2018. ¿Qué le llevó a ello?

Yo soy hija de escritor y toda la vida mi padre me decía “tienes que escribir, tienes que escribir”. Yo de profesión soy periodista y nunca le hacía caso, hasta que él enfermó, dejó una novela inacabada y yo la terminé. Él falleció, yo terminé esa novela y ahí empecé a cumplir el deseo que él tenía y yo nunca le había hecho caso. Después de eso, mi siguiente proyecto fue hacer una precuela de un personaje suyo, el inspector Méndez, cerrar el círculo de su obra haciendo esa novela, respetando su estilo. La diferencia entre mi anterior novela Llámame Méndez, en la que intenté contentar al lector de mi padre y esta, Buenos tiempos, es que es enteramente mi estilo.

¿Ha sido difícil encontrar su propio estilo?

Sí, mucho. La principal dificultad es que, como toda la vida he desarrollado mi carrera escribiendo para diferentes medios, acostumbras la voz al medio para el que escribes, a ceñirte a unas normas. En mi primera novela, intenté respetar el estilo de Francisco González Ledesma. Entonces, lo que me encontré es que la libertad, en lugar de ser un camino fácil, descubrí de pronto que no sabía por dónde tirar. Todo me parecía bien y a la vez me parecía mal. Tienes todas las opciones de equivocarte y todas las opciones de acertar. 

¿Cómo llegó a encontrar su camino?

El secreto fue ponerme en la piel de una lectora. Como escritora una tiende mucho a cuestionarse continuamente, en cambio, si te sitúas como lector, te fijas más en el disfrute de ese trabajo y me concentré en hacer la novela que a mí me gustaría leer.

¿Y qué tipo de novela le gusta leer?

En realidad yo soy una lectora bastante variada, no me ciño solo a la novela negra. Intento alternar un poco todos los estilos, todos los géneros. Lo que sí que me gusta son dos elementos claves, uno es que la novela me mantenga interesada todo el tiempo y otro es que ese interés no sea a costa de quitar calidad al lenguaje o contar una historia insustancial. Entonces, lo que busco es cierta sustancia y que mantenga despierto mi interés como lectora. 

En concreto, ¿qué ingredientes considera que tiene que tener una buena novela negra?

Estos que te he señalado. La novela negra es un género que cada vez se amplía más y cada vez es más difícil marcar los límites de dónde empieza y dónde acaba. A mí, personalmente, me gusta que la historia me sorprenda, pero no a costa de crear unas grandes expectativas al principio y que en la segunda parte la novela decaiga. Como lectora, me gusta que la novela negra juegue con todos los ingredientes que quiera, me da igual si es rural, urbana, si es más dura, si es menos... pero que los personajes sean atractivos y la historia esté bien construida.

Usted lee libros de géneros muy variados, ¿por qué se ha decantado por escribir sus propias novelas dentro del género noir?

Un poco por casualidad. Como he comentado, la primera novela que terminé, la que mi padre dejó inacabada, era género negro. La segunda era una precuela del inspector Méndez, evidentemente también, y yo ya me vi en este género. Cuando escribí Buenos tiempos, es la historia que me salió y cuando la escribía yo no tenía claro si la iba a publicar en una colección de novela negra porque conjuga varios elementos. Es una novela de iniciación, de aventura... Fue una cosa no programada.

La protagonista de su novela es una chica muy joven. En un género literario en el que la mayoría de los protagonistas han sido hombres, ¿qué la lleva a elegir a Laura?

El primer personaje que a mí me nació fue Juan Sil, que es un personaje importante de la novela y es masculino. Pero sí que es verdad que el peso de la historia y el tono de toda la novela es claramente femenino. Tampoco fue una cosa premeditada. Hay escritores de mapa y escritores de brújula, yo soy de brújula, muchas veces no sé cuál va a ser el paso siguiente. A mí me parecía muy atractivo un personaje que se desarrollara a lo largo de la narración y que se fuera transformando. Entonces, me gustaba esa idea de la juventud, ese punto de inflexión en el que la vida puede ir para un lado o para otro. También pienso que esa edad es cuando estamos más despiertos que nunca.

Juan Sil está inspirado en John Silver, de La isla del tesoro. ¿Quienes son sus mayores referentes?

Esta pregunta me cuesta mucho responderla porque tengo muchos escritores que me gustan. Las lecturas de adolescencia creo que te marcan mucho como lector y es una época en la que todo se imprime con más fuerza, porque a medida que vas leyendo más, te vas resabiando un poco y es más difícil que te sorprendan cosas. Entonces, yo voy cambiando mucho de un escritor a otro, a cada uno le veo su gracia, no me gustar leer siempre el mismo tipo de cosas. 

¿Cómo es su proceso creativo? ¿Sigue algún tipo de rutina al ponerse a escribir, se deja llevar...?

Soy más de dejarme llevar. Sí que intento llevar una disciplina porque escribir es un oficio, te tienes que sentar y hay días en los que parece que te va a salir todo y hay días en los que parece que no te va a salir nada pero te tienes que sentar a ver qué pasa. Sí que me documento e intento pensar mucho los personajes, pero cuando me siento a escribir, no tengo ni idea de lo que va a ocurrir. Hay veces en las que te sale de una manera muy natural y ese día de trabajo es perfecto y hay otros en los que no sabes por donde tirar. Pero hay que intentar tener una rutina porque escribir es un oficio, no es un ejercicio de inspiración.

En relación a esto de que escribir es un oficio, ¿se puede vivir de la escritura o hay que compaginarlo con otro trabajo?

Conozco muy poca gente que se ha lanzado a escribir dejándolo todo y dedicándose solo a ello porque es muy difícil vivir de ello aunque te vaya bien. Cuesta mucho publicar, cuesta mucho labrarse una carrera y cuando es así, no es un oficio muy buen pagado. En general, cuando hablamos de cultura, ocurre más o menos lo mismo. Yo hasta ahora lo he ido compaginando con mi labor de periodista.

¿Tiene algún plan a futuro? ¿Está ya pensando en su siguiente novela?

Sí, estoy ya trabajando en la siguiente y espero no tardar tanto como tardé en las otras dos. Siempre comparo escribir con un proceso en la cocina, si algo necesita un tiempo para hacerse, necesita ese tiempo. Con el proceso creativo, cada novela te exige un tiempo.

Al final, todo ese tiempo y trabajo que ha dedicado a Buenos tiempos ha sido recompensado con el Premio Paco Camarasa 2023 para escritores noveles, ¿cómo se sintió cuando le dieron la noticia?

Muy, muy, muy contenta y además fue una sensación un poco mágica. Paco Camarasa fue una persona a la que quería mucho y que te den un premio con su nombre para mí es como una medalla clavada en las entretelas. Me sentí muy contenta también por las valoraciones del jurado, es un premio que dan los principales festivales y eso significa que tu novela ha gustado, que ha llegado y eso te da mucha seguridad como escritora.

Hablando de festivales, ¿qué le trae a Pamplona Negra?

Yo a Pamplona vengo encantada. Es uno de los festivales que votó en este premio aunque me invitaron antes, y yo estoy encantada de acudir a esta cita porque no conozco Pamplona y por poder participar en un festival que ahora cumple su décimo aniversario y eso es todo un mérito. Hay muchos festivales de novela negra pero hay que labrarse un prestigio, un reconocimiento, y yo creo que Pamplona Negra es ahora mismo uno de los festivales más potentes.