El inmigrante es la historia de cualquier persona que migra en cualquier época y a cualquier lugar, y de las dificultades que debe atravesar en su periplo. Valiéndose de títeres y objetos, con una música especialmente creada para esta obra, la compañía Teatro Firulete presenta una historia de amor que, a fin de cuentas, es el sentimiento que, más allá de las fronteras, une a todo ser humano. Este montaje, cuyo estreno tendrá lugar en la ENT mañana y el domingo, ambos días a las 19.00 horas, surge de la segunda residencia que la escuela ha acogido este año, en las modalidades de Creación, que tiene que ver con la configuración del espectáculo y de Técnica, que se refiere a lo relacionado con la puesta en escena del montaje.

Tras una larga trayectora dirigiéndose al público familiar, esta es la primera vez que Teatro Firulete, compuesto por Nerea Oreja y Marcos Vilela, lleva a cabo un montaje para el público general. “Este paso hacia el público más general ha venido propiciado por un interés nuestro en tratar temas que no excluyan al público adulto ni tampoco al infantil”, destacó Nerea Oreja.

Según Marcos Vilela, El inmigrante es una historia sencilla pero muy emotiva, que cree que gustará tanto al público que ya está acostumbrado a los títeres como al que no. “Se tiene esa idea de títeres para niños, para que el niño grite”, comentó. Sin embargo, cree que el montaje sorprenderá a todos los espectadores. “La intención es emocionar con la sencillez. No es una historia feliciana pero la gente va a salir llena de la sala”, añadió. 

Se trata de una historia atemporal que no está ligada a ningún lugar, aunque la estética portuaria remite a los movimientos migratorios de principios del siglo XX. La historia es el relato de las dificultades y las alegrías que el protagonista encuentra en este nuevo destino al que ha llegado, un lugar que toda persona que emigra puede encontrar, que puede llegar a ser hostil sin saber por qué. “No hemos querido unirlo ni a una época ni un lugar para que no se hagan conexiones directas con realidades concretas. Creemos que esa atemporalidad permite que cada uno de los espectadores haga propia la historia”, manifestó Oreja. Otra manera de universalizar la historia ha sido hacerla casi muda y emplear palabras en un lenguaje inventado. 

Debido a esto, la expresividad de la obra radica en sus elementos, en la escenografía, creada en colaboración con la ENT y en la música, compuesta por Vilela específicamente para esta obra. “Es un lenguaje que va acompañando cada una de las acciones”, explicó Nerea Oreja. Para los integrantes de Firulete, la esencia del teatro radica no tanto en lo intelectual sino en generar una emoción en alguien. “Son las emociones directas y los golpes en el pecho lo que hace del teatro una forma diferente de narrar”, expresó Vilela. “Nosotros creemos que en la sencillez, en la simpleza, en la pureza de los elementos está ese enriquecimiento”, añadió.

El inmigrante es un homenaje a hombres y mujeres que tuvieron que partir en un viaje que fue solo de ida, una historia que puede tocar a cualquiera y una reivindicación del impacto que todas las personas tienen en los demás. Las entradas para el espectáculo, que tiene una duración de unos 50 minutos, están ya disponibles en la web de ENTNAE o en taquilla una hora antes de la función.