tres escaladores de máximo nivel y en frente las rutas emblemáticas del Himalaya. Ésas son las bases sobre las que apostaron hace cerca de un año Naturgas y BAT Basque Team cuando decidieron unir en la misma cordada a Mikel Zabalza, Juan Vallejo y Alberto Iñurrategi. El primer destino fue el Pilar Oeste del Makalu, la pasada primavera, y después, en el postmonzón, ha sido el Corredor Hornbein del Everest. Las dos lucen en la lista de las vías más míticas del himalayismo y en ambas se ha cruzado el viento para no dar prácticamente opción a una de las cordada más potentes del momento.
Si se tratase de hacer cumbre como se meten goles o se ganan etapas, los alpinistas podían haber acudido a las llamadas rutas normales. Pero la cordada ha apostado fuerte por vías de renombre y estilo ligero. Y de paso por hacer historia. De haber culminado con éxito su ascensión al Makalu por su Pilar Oeste en estilo ligero habrían sido los primeros en rubricar esta hazaña, y de haber superado el Corredor Hornbein se habrían unido a dos ilustres como Erhard Loretan y Jean Troillet (únicos en ascenderlo en estilo alpino).
Y es que Zabalza, Vallejo e Iñurrategi están en el vértice de la pirámide en lo que a capacidad física y técnica se refiere. Pertenecen al reducido grupo de alpinistas que se pueden permitir retos de esta magnitud. Aunque algunos de ellos habían coincidido en expediciones anteriores, la primera vez que los tres formaron parte de una misma expedición fue hace algo más de un año.
Entonces ascendieron -junto a Ferrán Latorre y José Carlos Tamayo- la norte del Gasherburm IV (7.925 metros), una montaña que, pese a no ser un ochomil, presenta una extrema dificultad y les valió el premio de la FEDME a la mejor actividad de 2008 en la categoría de himalayismo. No obstante, Mikel Zabalza, Juan Vallejo y Alberto Iñurrategi estuvieron a punto de compartir expedición un par de años antes, en 2006. El objetivo era, también entonces, el Corredor Hornbein del Everest. Finalmente Mikel Zabalza fue sustituido por el catalán Ferrán Latorre. Iñurrategi y Vallejo se dieron la vuelta a 400 metros de desnivel de la cima, mientras que Latorre cedió algo antes. El veterano montañero bilbaíno Juanjo San Sebastián siguió de cerca aquella ascensión, en la que colaboró desarrollando labores de apoyo. Para él se trata de "un equipo perfecto".
"Son una cordada muy fuerte, muy experta y muy conjuntada. Un equipo perfecto. Me gusta mucho su manera de escalar, su filosofía, su coraje y la importancia que le dan a la forma en la que se escala. Para mí, además de su aptitud, su actitud es modélica. Si mi hijo escalase me gustaría que lo hiciese así, aunque yo en casa me muriese de miedo", subraya San Sebastián.
En este sentido, el priorizar el estilo acarrea no alcanzar siempre los objetivos, algo que San Sebastián compara con el mundo del arte. "Siempre que se busca la pureza de estilo las posibilidades de éxito disminuyen mucho. Ocurre como con los grandes artistas que puede que sólo logren tres obras geniales en su vida", explica.
"Al que menos conozco es a Mikel -continúa Juanjo-, sobre todo lo he conocido fuera de las alturas. Me consta que es un alpinista especialista en terrenos de gran dificultad técnica. Un montañero de una gran calidad técnica y una gran fortaleza. En realidad los tres son unas maquinas a nivel cardiovascular, unos portentos físicos. Vallejo, además de por su poderío físico, destaca por tener una cabeza muy fría y una medida muy justa de sus posibilidades, lo demostró en 2006. Y Alberto, más allá del poderío que comparte con los otros dos, es la tenacidad. Es un tipo excepcionalmente tenaz, ambicioso en el mejor de los sentidos y lo más alejado de la autocomplacencia. Un montañero que nunca se rinde".
Otro que conoce de cerca a los tres miembros de esta cordada es Carlos Pauner. El aragonés ha escalado decenas de veces junto a su amigo Mikel Zabalza y ha compartido varias ascensiones con Iñurrategi y Vallejo. Pauner no resta un ápice de valor a la cordada, pese a volver sin hacer cumbre. "El Himalaya es así, a veces sale cara y otras cruz. Es un equipo impresionante, sin duda uno de las más potentes. Para mí el hecho de atreverse tiene muchísimo valor, es el 90%; hacer cumbre es el 10%. Deberían estar orgullosos. Yo lo estoy de ser su amigo".
En esta línea, Pauner también destaca la perfecta compenetración de los tres alpinistas. "Son personas diferentes, pero tienen en común la filosofía a la hora de escalar. Todo el mundo sabe que Alberto es una auténtica maquina. Juan es un tipo muy duro y poderoso. Y Mikel es un escalador muy técnico. Van todos con un mismo objetivo y cada uno aporta lo suyo. Eso les hace muy potentes".
Anteponer el cómo se asciende y hacerlo en vías de esta dificultad conlleva, a menudo, volver sin haber alzado el piolet en la cima. Sin embargo, priorizar el estilo es también lo que da lustre a este dream team que espera su golpe de suerte. Como comentaba el periodista y escritor Ramón Olasagasti, que ha acompañado a la expedición, los sueños incumplidos tienen la ventaja de que no se desvanecen al llegar a la cima, puede uno seguir soñando con ellos.
Aún no se sabe cuál será su próximo destino -en primavera hablaban de enlazar las tres cumbres del Broad Peak-, de hecho, ni siquiera se sabe si lo habrá. Dependerá de su voluntad y, también, de sus posibilidades. Y si fuese por posibles y de él dependiese Juanjo San Sebastián lo tiene claro. "Si el soporte de esta cordada dependiese de mí, lo tendría clarísimo. Los valores que transmiten son escasos y nobles".